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Financiación Autonómica – V 
 
       El universo político es en general un mundo aparte, una casta diferenciada y sui géneris con función objetivo cortoplacista y de consecución del poder político institucional y presupuestario,   una constelación experta en buenismo para lo que le favorece, también malismo del opositor o contrario si le favorece.  Por todo ello,  lo que nos encontramos habitualmente es muchas promesas (sin calendarización ni financiación)  incumplidas, todo con tal de seguir mandando y disfrutar de la erótica del poder, de los misterios y magia  de todo lo que conlleva, incluyendo el poder mediático,   por lo que no es de extrañar que tengamos que ver alianzas contra natura y pactos que sólo se explican por la mecánica cortoplacista trufada de electoralismo populista. No parece ya adecuado en los tiempos que corren distinguir entre que la izquierda se mueve por ideas y la derecha por intereses, aquí ya prácticamente todo el personal se mueve por intereses disfrazados de ideas,  y las ideas, como los curricula de la casta política, más bien “brillan”  por adornamiento de marketing político. Similarmente, el debate Monarquía Vs República es irrelevante y más en estos momentos, lo importante de un gato no es que sea blanco o negro, como decía Deng Xiaoping,  sino que atrape ratones, es decir lo importante es la gestión y sus resultados.
       En este contexto, con un exceso de frentes abiertos y cuando se cierran sin consenso interlegislaturas lo que es bomba de relojería y fecha de caducidad para su estabilidad,  y nada menos que dos consejos de ministros al mes, la renovación del modelo de financiación autonómica sigue aparcada e incumpliendo plazos y promesas. Todos quieren más y todos se sienten discriminados, cada una de las 17 Comunidades Autónomas se sienten perjudicadas, lo cual siempre es una lógica estrategia de negociación política, laboral y de todo tipo, pero es una restricción global de tal magnitud que no hace falta pasar por Harvard, por allí estuve, o el  Instituto Tecnológico de Massachusetts para intuir que, tal y como sabemos hace más de dos mil años, cuando enfocas así un problema o no tiene solución o es aberrante. 
       Se dice que el estado autonómico es irreversible, sobre todo para la mayoría de los políticos y especialmente los que tienen puestos e instituciones gracias a dicho enfoque,  y es un dogma de fe política para muchos, pero da toda la impresión que es poco menos que imposible ponerse de acuerdo las 17 Comunidades Autónomas si todas quieren más, me refiero a los porcentajes de reparto del total,  a las cuotas de reparto,  no a las cuantías en términos absolutos. Es imposible que ninguna comunidad esté dispuesta a recibir menos porcentaje que en la situación previa, las que más reciben  no querrán recibir menos y las que menos porcentaje tienen querrán más. A ver quien pone el cascabel al gato y quien sale escaldado porque todas no pueden salir ganando de cuota sobre el total y además siempre que pasa igual sucede lo mismo. 
 
    Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista / 
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