El día 17 de diciembre, la situación técnica del S&P 500 se presentaba como sigue: el precio había encontrado acomodo en el soporte localizado entre 1.780,76 y 1.776,15; mi indicador de momento estaba anticipando el suelo cíclico mediante el dibujo de una divergencia inversa alcista (líneas rojas), el suelo teórico (ST) previsto por la onda sinusoidal se cumplía ese mismo día y al día siguiente figuraba una vibración de Gann capaz de forzar un suelo. Por último, contábamos con la línea horizontal situada en 1.792,22, cuya rotura al alza activaría la señal de posible conclusión de la fase descendente del ciclo de 40 días. Como una imagen vale más que mil palabras, a continuación muestro el gráfico que publiqué el 18 de diciembre por la mañana.
Ese mismo día, el S&P 500 rompió al alza la línea horizontal ubicada en 1.792,22, al tiempo que el oscilador de confirmación certificaba la entrada del ciclo de 40 días en su fase ascendente. No en vano, mi indicador de volumen generó una señal de clímax alcista, propia, entre otros contextos, de los suelos cíclicos. De forma inmediata, calculé los objetivos de subida de la fase ascendente y ofrecí el techo teórico (TT) pronosticado por la onda sinusoidal y las vibraciones de Gann capaces de forzar un techo. El gráfico publicado fue el siguiente.
Dicho lo cual, si nos ubicamos en el pasado viernes, la situación se resume en el gráfico que muestro ahora.
Entre hoy y mañana, el S&P 500 hará frente a una vibración de Gann y al TT. Además, el precio ya ha coronado el segundo objetivo de subida de la fase ascendente.
Sea como fuere, a la vista queda el acierto de mis herramientas de análisis para cazar este último y potente impulso alcista del S&P 500.
Permanezcan atentos.