Pocos, muy pocos empresarios son capaces de adoptar una mecánica que facilite la gestión de la asesoría para que a su vez revierta en un buen servicio para su empresa, puntual y serio.
Si bien en nuestro caso intentamos como profesionales ir siempre más allá de la mera mecanización contable y elaboración de impuestos, buscando un análisis personalizado a cada perfil de clientes, a cada sector, nos encontramos amargamente con que muchos de nuestros clientes no quieren venir y sentarse a hablar de números, evolución, perspectivas, etc.... sólo quiere resultados finales.
La inmensa mayoría de las ocasiones nos encontramos con clientes que 1 semana (con suerte) antes del trimestre nos traen unas carpetas sin orden ni concierto. No existe una disciplina del propio empresario de cara a controlar y gestionar ya desde su propio negocio la documentación e información, y eso le perjudica.
Y todos sabemos que las asesorías nos guiamos por esta premisa:
"He hecho un pacto con Dios: yo no hago milagros y él no hace contabilidad"
Y en un acto de autocrítica, también es cierto que en nuestro sector hay mucho "pirata" disfrazado de contable, que cree que sumar 2+2 le convierte en especialista financiero. :)