La verdad es que, por desgracia, parece que ahora ésta es la práctica habitual en los bancos...
Y lo digo porque a mí me pasó algo parecido, sólo que en mi caso no le despidieron sino que simplemente le cambiaron de oficina. No lo entiendo; entra una persona diligente y eficaz en una sucursal bancaria y, cuando han pasado diez meses y ya le ha cogido el tranquillo al asunto y todos los clientes están encantados con él, a la brillante dirección del banco se le ocurre trasladarle y, además, en contra de su voluntad. No, si al final va a resultar que los bancos son como los servicios telefónicos de atención al cliente: cuanto más incompetentes sean sus empleados, mejor. Espero que esta preocupante tendencia cambie por el bien de todos.
