Cuando te iba a contestar se me ha ido la mano. Cuando pasó lo de Ibercorp era muy pequeño y me he estado informando. Acabo de leer un artículo interesante del tema.
Manteniendo las distancias es como si al fiscal del estado jubilado lo contrata un ladrón de guante blanco.
¿ESTABA LOCO CALÍGULA CUANDO HIZO SENADOR A SU CABALLO?
El nombramiento de Angel Rojo como consejero del Santander es un capítulo más de nuestra democracia, lo mismo que la absolución de Botín, el amparo del Constitucional a 'los Albertos' o la reaparición de Manolo Prado en el 'caso KIO'. En el anestesiado país del «todo por la pasta», nadie será capaz de mover un dedo cuando unos cuantos decidan descuartizar España
Por Jesús Cacho
Luis Ángel Rojo.
Lo estaba Nerón al decir aquello de «arda Roma»? Sin duda, por aquel entonces, Roma ya tenía su Polanco dispuesto, con los medios de comunicación de la época, a transmitir al pueblo llano la especie de que la decisión de Nerón haría posible una futura Roma urbanísticamente perfecta, y que la presencia de Incitatus en el Senado permitiría una mejor comprensión de los impulsos animales que a menudo guiaban las decisiones de los tribunos.Aquel que osara discutir tales dogmas sería acusado de obedecer «intereses espurios», estigma que, traducido al castellano, quiere decir que uno es un vendido de tomo y lomo, lo que acollona tanto que gente hay que prefiere aceptar la falsedad antes que perseguir la verdad.
La mentira oficial y la renuncia colectiva a perseguir la verdad han echado raíces en España. Ejemplos con manzanas. Botín acaba de ser absuelto por la Audiencia Nacional. Para celebrarlo, antes de volver a ser juzgado, ha nombrado a Angel Rojo, 71 años cumplidos el viernes, consejero del Santander. Merece la pena refrescar la memoria. De Rojo, el viejo profesor, se decía que era un intelectual de la economía, respetado por su coherencia científica y su ausencia de ambiciones políticas. Situado en la pura ortodoxia de una izquierda templada, pasó de pronto -tras 17 años en su Servicio de Estudios- a ocupar un puesto tan político como el de subgobernador del Banco de España, año 1988, por debajo del inolvidable Mariano Rubio, el gobernador por antonomasia. El ascenso pareció un exceso a los Boyer, Solchaga y compañía, pero lo explicaron bien: Mariano no era un intelectual, sino un servidor del poder, así que colocar a Rojo por debajo serviría para compensar a aquel hombre que parecía llevar en la sangre la afición a cortar cabezas.
Bonito el diseño, aunque falso. Lo demostró un escándalo de tanto calado como el caso Ibercorp. Resultó que los guardianes de la ortodoxia del sistema, Rubio, el Gobernador, y su amigo Manolo De la Concha, el conseguidor, crearon un banquito que se dedicaba a algo tan poco arriesgado como el tráfico de influencias: sabían de buena tinta lo que iba a suceder en el mundo financiero, incluida la cotización de la peseta, y decidían comprar o vender sin el menor riesgo. Se equivocaron alguna vez, tal que en Sistemas AF. Les pilló este periódico. En plena crisis política, Rubio apareció como dueño de una cuenta corriente en Ibercorp, con 100 millones de las antiguas pesetas. Cuando en el Congreso le preguntaron por esos dineros, contestó con una frase que ha hecho historia: «no soy consciente». Con ello daba razón a Juan Abelló, para quien «un rico de verdad es aquel que no sabe cuánto dinero tiene».
Perdidos como estaban, Rubio celebró en su domicilio de la calle Jovellanos una insólita reunión en Febrero de 1992. Emilio Botín por el Santander, Mario Conde por Banesto, y dos individuos, Jaime Soto y De la Concha, se miraban perplejos mientras la nueva mujer de Rubio, Carmen Posadas, con unos ceñidos pantalones negros y un amplio jersey blanco, servía el té a los invitados de su nuevo marido. Al rato, llegó Rojo con el informe confidencial de Ibercorp debajo del brazo. Rubio, desesperado, pedía ayuda como fuera para salir del atolladero, apelando, incluso, a una fr