En lo espiritual te entiendo, por la atractivo que supone la observación de la momia resurgida del pasado e invocando su poder de fémina adelantada, etc.. En lo físico no, por aberrante y antinatura, aunque en cuestión de gustos no hay nada escrito.
Referente a la ¡botella!, este país, o muchas gentes de este, hace ya dos siglo que dejo de añorarla (por lo de PEPE BOTELLA), pero he de decirte, que el problema no esta en el objeto, sino en su contenido, el cual produce una disfunción cerebral en función de la cantidad libada o ingerida, eliminando las células de la voluntada, y convirtiendo al ser poseedor de ellas, en algo irracional.
De todas forma, llámese botella, recipiente o botijo, el problema esta en la pócima introducida y en la cantidad de esta, ingerida. Ya que todas esas pócimas milagrosas que nos venden o pretenden que bebamos, tienen un elemento común. Convertir al sujeto en algo manejable, encausable y domable, para beneficio de sus ideologías y que están encaminadas todas al egocentrismo del poder. Todo lo demás, y si no has ingerido, es fácil de analizar en el transcurrir de los días.
Benditos aquellos que mantienen su abstinencia y pueden desde si mismos analizar el enjuague que diario se origina.
Abstención es la palabra