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Bagheera 17/03/12 13:25
Ha comentado en el artículo El problema no es el capitalismo, es el "gestorismo"
Te felicito Tomás por tu columna. Resulta una elegante disección anatómica de una realidad que se presenta maliciosamente confusa. Intervengo porque veo que tras el acierto diagnóstico... viene ahora lo más difícil proponer la terapéutica. Los problemas y sus soluciones proceden del mundo de las ideas, sin embargo, cuando se materializan los problemas, es decir cuando pasan del mundo de las ideas al mundo físico, las soluciones resultan mucho más difíciles de abordar. Poniendo una metáfora, si te equivocas en la concepción de un pilar en un plano de un puente, la solución el el campo de las ideas cuesta "tinta y papel... y algo de tiempo", cuando el problema se materializa... y el pilar está fraguado la solución material es mucho más dificil. Habría que volar el pilar, con todo lo que eso conlleva y replantearlo bien a cuenta de la solución correcta en el mundo ideal. Cual es nuestro problema económico "material" lo analizas con lucidez, apuntas a las causas inmateriales... que esencialmente se constituyen en la acumulación de poder sin control en manos de unos pocos. Por qué dejamos que suceda esto, por una paradoja oculta en la mente infantil que anida en nuestro interior.... "el conocimiento es responsabilidad, la responsabilidad es incertidumbre ante el futuro por el miedo a hacerlo mal y sentirse culpable, la incertidumbre es angustia y yo no quiero angustia". Esto es una reformulación de la ambivalencia humana entre los anhelos humanos de libertad y seguridad. Ese es el problema profundo de la humanidad y los conocedores de él con recursos suficientes lo aprovechan en detrimento de ella. Vivimos la cultura social del miedo sutil o expreso... la mayoría del tiempo y de la energía que la vida nos otorga, hacemos cosas por "miedo a" y los poderosos usan sus recursos para administrar el miedo interior que nos corroe, en su beneficio. Cuando leo tus páginas y reflexiono en la parálisis social que experimentamos o en la desorientación programada por los poderosos, para la aniquilación de la fuerza social de oposición a esta crisis, no dejo de pensar que es porque hay algo dentro de nosotros que ellos aprovechan. En primer lugar tenemos la traición a que nos someten sus "sicarios inteligentes", los que ven que está pasando pero prefieren ser leales mientras que el agua no llegue a sus camarotes. Esos son los gestores... que poniendo no una metáfora, sino un ejemplo real hacen como los médicos que recetan un fármaco "nuevo y efectivo", eligiéndolo y proponiendolo al paciente....porque el laboratorio les paga los gastos de asistencia a un congreso. El médico en este caso hace de sicario necesario e inteligente. En él depositas tu confianza y el la traiciona de una forma tan sutil, que a veces es indistinguible discernirlo cuando el fármaco es efectivamente bueno. Cuando no es bueno las cosas son más claras. Tenemos una debilidad humana, el miedo a la libertad, tenemos un grupo de humanos dispuestos a hacer caja con ello y una acumulación de poder material, nunca vista en la historia con una herramienta aterradoramente eficaz, la televisión. Y ahí está la clave del cambio de rumbo, en la tele. Es el enemigo en casa, conforma nuestra mente y la de nuestros hijos, da pautas de comportamiento, relación, deseos socialmente compartibles... Tiene tanto poder, que acalla las conversaciones familiares si está encendida o que atrae magnéticamente la mirada, como el Ojo de Sauron, si pasas por delante de una. Si anulas su poder en tu interior, inicias el camino de vuelta... Por lúcidos que sean tus comentarios, basta una ración de tele, para anestesiar cualquier tipo de respuesta. No voy a hacer propuestas... sólo os diré lo que hice y luego que cada uno siga a su voz interior. 1º Quitar el volumen a la propaganda y no cambiar de canal en los intervalos de espera. Sentir el mono es bueno para conocer la dependencia de lo que consumimos. 2º Ver la tele exclusivamente grabada, mediante la barra de grabación de un disco multimedia. Eres tú el que decide seleccionar lo que vas a ver y además maravilla de las maravillas, saltas directamente la propaganda, ganas mucho tiempo al día.... 3º A mis niños les conté que existen unos "malvados" invisibles, que utilizan la tele para hacerles desear cosas y juguetes, que luego les piden a sus padres, lo que les obliga a trabajar más tiempo fuera de casa y estar menos con ellos. Desde entonces aceptan un no por respuesta cada vez que piden algo de "malvados"(inducido por la propaganda televisiva). En conclusión, los grandes cambios vienen precedidos de los pequeños. Los lúcidos demasiadas veces quedan en "voces que claman en el desierto" y hay que romper por la parte más débil la cadena que nos sujeta... luego ya se verá a donde llegamos. Esa parte más debil, en la vida de cada uno y perfectamente a su alcance, es el control mental a que nos somete la tele. Cuando desaparece ese sopor, cambia la receptividad y puede iniciarse el cambio.
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