Ambiente festivo en el salón de la Lotería Nacional, abarrotado de gente
El desalojo de un grupo de afectados por el caso Eurobank provocó minutos de desconcierto
El desalojo de un grupo de afectados por el caso Eurobank revolucionó ayer el ambiente festivo del salón de la Lotería Nacional, sorteo en el que el niño Oscar Armero cantó varios premios sucesivos y sus compañeros Jorge Iván García y Karim Chergui sacaron el Gordo, cuya cuantía prefieren se destine a las ONGs.
EFE
Madrid
El Gordo, que recayó en el número 42.473, se hizo de rogar este año y apareció a las 10.18 horas (una hora más en la Península), momento en el que cerca de 400 personas que ocupaban las butacas del salón prorrumpieron en gritos de alegría, aunque la sensación duró poco tras comprobar sus décimos.
No fue así en el caso de un hombre, acompañado de su hijo pequeño, quien dijo tener "uno de los premios gordos" y al que los guardias de seguridad prácticamente tuvieron que sacar en volandas del salón a causa del "asedio" periodístico del que fue objeto.
En este sorteo extraordinario de Navidad se han acreditado setenta medios de comunicación y un total de 375 informadores, una cifra similar a la de años anteriores.
A media mañana, los guardias de seguridad intervinieron de nuevo cuando un grupo de afectados por el caso Eurobank lanzó de repente folletos al aire, al grito de "¡¡El gordo!! Nos ha tocado el gordo!", mientras denunciaban la situación que están viviendo.
Tras unos minutos de desconcierto, los guardias obligaron por la fuerza a seis u ocho personas a abandonar la sala, entre pitos y abucheos de los asistentes.
El gran momento llegó al fin en la sexta tabla (de un total de ocho) cuando el niño colombiano Jorge Iván García Mejía, de 13 años, y el argelino Karim Chergui sacaron el Gordo, dotado con dos millones de euros. Como es tradición, el sorteo contó con la presencia de los personajes incondicionales de este acontecimiento, entre ellos el señor de las monedas, Marcelo Gudía Benito, de Villalba del Rey (Cuenca), y Francisco Gómez, que no se pierde un sorteo desde 1966.
El traje confeccionado con antiguas pesetas de Marcelo, de 69 años, pesa 38 kilos, pero "el dinero no pesa, sarna con gusto no pica", señaló sonriendo el hombre, acompañado por un soldado perfectamente ataviado del Imperio Romano. Entre los asistentes se encontraban Celso y su hija de 12 años Ana Isabel, que visita el salón por quinta vez consecutiva, un poco en homenaje a sus padres porque el 22 de diciembre coincide con el aniversario de boda de sus padres. Ana Isabel no era la única niña con interés por vivir el sorteo, había muchos más pequeños -algunos con chupete y biberón- que han aprovechado las vacaciones navideñas para acercarse a la calle de Guzmán el Bueno, número 137.
Por ejemplo, Adrián de 7 años, a quien su papá le gastó una broma diciéndole que podía acompañarle al sorteo, se lo tomó muy en serio: él solito programó el reloj despertador a las cinco menos cuarto de la mañana y obligó a su progenitor a cumplir su promesa.
Al final, lo que más gustó a Adrián fueron los bombos y el arco de seguridad del edificio.
Un poco más grandes eran los seis amigos madrileños que han unido la juerga de la noche anterior con la celebración del sorteo o el matrimonio formado por Emilio y Elena, del Puente del Arzobispo (Toledo) y que jugaban los números de la Peña del Atlético de Madrid Puenteña Abel.
Madrugadores. El salón principal de la lotería nacional, donde a partir de las 09.00 horas (una hora menos en Canarias) comenzó el sorteo de Navidad, abrió sus puertas a las ocho en punto de la mañana (07.00 horas en las Islas) para que más de 200 personas que esperaban en la calle, algunos desde las seis de la tarde de anteayer, ocuparan la totalidad de sus 400 butacas.
En la jornada de ayer, inicio oficial del invierno, las temperaturas, soportables, acompañaron a los primeros de la cola que intercambiaron a