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Día de la mujer trabajadora
Un año más se continúa con la denuncia de desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo a consecuencia de que parece que esta diferencia se perpetúa con el paso del tiempo, en diferentes aspectos.
Por un lado, si echamos la vista atrás y analizamos las repercusiones que ha tenido la crisis, vemos una evolución bien distinta. El desempleo registrado desde finales de 2011 hasta febrero del 2015 ha sido asimétrico. Este ha aumentado en la mujeres en 182.000 (8,2%), frente a una disminución de los hombres en 90.000 (-4,1%). De este modo, el desempleo femenino representa el 53% del paro total, frente al 47% de los varones.
Por otro lado, y aún más grave, es que la mujeres desempleadas de larga duración, esto es, que llevan más de un año en paro, han aumentado en un 34%. Por lo que el mercado laboral en España aún sigue castigando a las mujeres tanto a nivel de empleos atípicos como en el tiempo parcial.
Además, numerosos estudios reflejan que la brecha salarial entre hombres y mujeres a igual trabajo persiste y sigue aumentado. Según el Instituto Nacional de Estadística en la encuesta anual de estructura salarial, el salario medio anual femenino representa el 76,1% del masculino. Dicho análisis además demuestra que esta diferencia no se debe a los niveles de formación y cualificación, puesto que las mujeres representan el 60% del total de universitarios. Por otro lado, la OCDE ha reflejado que hay más mujeres con estudios superiores entre la población de jóvenes de 25 a 34 años de edad, sin embargo hay más hombres que obtienen un trabajo con ese nivel de titulación.
La principal causa encontrada en el mercado laboral es la segregación profesional y las dificultades de acceso a los empleos con mejor remuneración. Así, las mujeres están más representadas en sectores de actividad con bajos salarios, como actividades del hogar (89%), servicios sanitarios y sociales (79%) y hostelería y comercio (60%), mientras tienen menor presencia en construcción (10%) e industria (25%).
En cuanto a las dificultades de acceso a los empleos, junto con los obstáculos internos del mercado laboral siguen jugando un papel importante el desigual reparto de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos a nivel doméstico y la escasez de servicios para atender a los hijos (guarderías y escuelas infantiles). De hecho, según la OCDE, la tasa de empleo de las mujeres aumenta con el menor número de hijos. Por ejemplo, con un hijo la tasa de empleo se eleva al más del 60%, mientras que con más de tres hijos desciende hasta el 42%.
A su vez, el estudio sobre las cifras de los programas de emprendimiento e incubación de empresas, muestra que en la primera
fase las mujeres representan el 42%, mientras que en la segunda etapa, fase previa a la constitución de la empresa, la cifra es de hasta el 34%.
De manera que estamos ante una situación de desafío que atañe tanto al trabajo como al conjunto de relaciones entre hombres y mujeres.
Entre los trabajos mejor pagados para mujeres encontramos:
