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Os sugiero que os rebajéis vuestro salario (¿?)

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Os sugiero que os rebajéis vuestro salario (¿?)
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Os sugiero que os rebajéis vuestro salario (¿?)

Estamos en crisis, no creo que lo oculte ni Zapatero. Y aunque algún Ministro de Economía vea futuros brillantes a la vuelta de la esquina, la realidad es que nuestro entorno económico, social y político, es el que es. Sin entrar en por qué es así, la demanda es inferior a la capacidad instalada de la oferta, lo cual hace que el margen bruto no sea suficiente para cubrir los costes de la estructura, por tanto el resultado es bajo o negativo. Parece que hay que reestructurar, reducir las cargas de estructura, es decir eliminar o reducir gastos, ser más austeros.

Una de las partidas más importantes de la estructura es la de personal, formado por los equipos no directamente implicados en la producción o en las ventas, es decir, los equipos que son necesarios para una mínima operación y se rentabilizan a medida que crece el volumen de operación: personal administrativo, estructura comercial, Recursos Humanos, IT y, sobre todo, el Equipo de Dirección formado por las personas con capacidad de decisión delegada en todas las áreas de la Compañía. No me refiero solo al Comité de Dirección sino también a los mandos intermedios que actúan sobre los recursos directos.

Reducir la estructura se identifica mucho con eliminar personas de estas de la organización, proceso caro por los costes de despido que en este país, a pesar de la reforma laboral (¿20 días por causas objetivas?), sigue siendo caro y, hoy por hoy, hace que esta decisión solo se tome ante situaciones desesperadas: cuando en la caja ya no hay dinero para pagar las indemnizaciones (es una manera de evitar pagarlas).

Ya hace algún tiempo, con el argumento de la competitividad, se habla de bajar el salario:

1. El estado lo ha venido haciendo con los funcionarios, aunque su motivación, por supuesto, no era la competitividad, entre otras cosas, porque el estado no tiene competencia (la podría tener, pero ya se encarga de eliminarla por ley). Más bien, la motivación tiene que ver con problemas de acceso a la financiación de sus déficits y demostrar a las instancias que corresponde que se han tomado medidas para cumplir con un compromiso puramente político de reducir el défícit público a unos niveles exigidos por aquellos que tienen la potestad de poner en marcha la máquina de hacer billetes y, en definitiva, facilitar la financiación que necesita el estado. Los funcionarios afectados, que tampoco tienen competencia, probablemente trabajarán menos o, al menos, con menor motivación, haciendo que, probablemente, la Administración Pública sea menos eficiente, que al Estado realmente le da igual, pero la complicación burocrática o mal servicio público, al final, acaba redundando en una menor competitividad del Sector Privado y, por tanto, obligándole al mismo, a que su restructuración sea mayor. En definitiva, lo que gana el Sector Público, lo acabará perdiendo el Sector Privado quien, aunque también por otros motivos, acaba reduciendo la actividad y, por tanto, disminuyendo los ingresos públicos por impuestos, lo cual, al fin y al cabo, redundará en una imposibilidad de conseguir el objetivo prometido de déficit público. Además los funcionarios están cabreados.

2. Los convenios colectivos, han dejado, prácticamente, de referenciar los salarios a la inflación; básicamente porque los malos resultados de las empresas han dado poder a la Patronal para imponer subidas salariales cero o mínimas para los trabajadores representados por los sindicatos. Más bien se trata de un chantaje del Patrón que dice: si subo los salarios en función de la inflación tendré que despedir gente porque se reducirá mi beneficio (incluso puedo entrar en pérdidas) y la caja se ve muy afectada cuando eso sucede. Los sindicatos, ante, los elevados niveles de paro alcanzados, no tendrán más remedio que claudicar al chantaje del patrón; pueden hacer durar las negociaciones de los convenios 1 o 2 años, pero no tienen fuerza para exigir mantener el poder adquisitivo de los salarios indizándolos a la inflación. Los empresarios ya son algo más pobres (quitando los que saben aprovechar las oportunidades, la corruptela, picaresca y listillos que siempre hay y muchos), pues sus beneficios se han reducido, y eso a pesar de que llevan haciendo un ajuste importante para adecuarse a la demanda, por la vía de la reducción del empleo; de ahí el alto nivel de paro que le permite ser más fuerte para negociar: pero hay que ser más competitivo...Y, además, los empleados estarán cabreados porque no les han subido el sueldo.

3. Ya han llegado a mis oídos casos concretos de empresas que han planteado a sus empleados la necesidad de rebajarse el salario para poder continuar (capear el temporal y, cuando salgamos de la crisis, ya veremos..), si no (atención: chantaje) la empresa tendrá que cerrar , y eso es peor. El trabajador, viendo cómo está el percal del paro, acepta, haciendo válido lo que se dijo hace algún tiempo: "toca trabajar el doble y ganar la mitad". No obstante, hay que evaluar cómo queda el nivel de motivación para estos trabajadores a los que les van a reducir el salario un 5% o un 10%, con lo caro que está todo y, sobre todo, con el nivel de vida al que se había acostumbrado esta pasada década en la que muchos se habían habituado a vivir por encima del salario que tenían. Y esa presunta disminución de la motivación, al final redundará en la competitividad, vía la ineficiencia. La cuestión es ¿cuánto? ¿un 5, un 10%?. En definitiva reducir el salario, puede mejorar la cuenta de resultados a mismo nivel de margen bruto (por el menor coste de estructura), pero sin la intervención de la motivación de los trabajadores dicho margen bruto también se deteriora (menos ventas, menos diferenciación de la competencia...), haciendo inútil la reducción de salarios y provocando un efecto empobrecimiento general que agrava la crisis. Es un proceso Loss2Loss.
En conclusión, parece que la reducción de salarios, no consigue el objetivo perseguido, mejorar la cuenta de resultados por la vía de reducción de gastos de estructura. La causa principal de que no lo consiga es que parece (la verdad, no sabría medirlo) que hay una relación directa entre la reducción del salario y la reducción de motivación que ello puede provocar. En el entorno actual, la motivación del empleado es un elemento imprescindible para conseguir varios elementos sine qua non la empresa no tendrá éxito: innovación, perseverancia, actitud y, sobre todo, innovación (me he repetido adrede).

En esencia, una EMPRESA es un objetivo. Concretando un poco, una EMPRESA es una estructura organizativa que persigue un objetivo y, es básico para conseguirlo, que todos los componentes de esa estructura tengan el mismo objetivo y tengan el aliciente adecuado para dirigir sus comportamientos a conseguirlo. En los últimos años, esta esencia se ha ido perdiendo, el objetivo de la EMPRESA es el del empresario, y, probablemente debido al desarrollo del estado del bienestar, ese objetivo hay que conseguirlo a pesar de las exigencias del comité de empresa que solo defiende los derechos del trabajador. Nos hemos olvidado que el objetivo de los trabajadores ha de ser el mismo que el de la EMPRESA, y que el objetivo del empresario también debe ser el mismo que el de la EMPRESA: todos deben ganar con esa EMPRESA, si no acaba por desaparecer la EMPRESA, y con ella sus objetivos. Y sin EMPRESA no hay empresario, ni comité de empresa, ni trabajadores...

Os propongo un pequeño trick o un pequeño tip... como digo en algún sitio solo es una sugerencia por si puede ayudar:

a. Estableced un plan en vuestra empresa: es imprescindible que el plan tenga unos objetivos. Siendo claros: estableced cuánto dinero queréis ganar en 2, 3 o 5 años. Esto es la EMPRESA.

b. Estableced y pensad qué líneas de trabajo vais a seguir para conseguirlo. Esto es vuestro trabajo.
Rebajaros todos el salario un 10% (o un 5%, o un 15%). Esta reducción de gasto ya será una parte del dinero que ganará la empresa en 2, 3 o 5 años: parte del objetivo.

c. Pero para que no os desmotivéis, considerad que el dinero de la reducción de vuestro salario es una inversión en la propia empresa, de forma que, si llegado el final del plazo conseguís el objetivo marcado, no solo recuperáis la inversión efectuada (el importe reducido de vuestro salario durante 2, 3 o 5 años) sino que, además, tendréis una rentabilidad del 100% del dinero invertido. A modo de ejemplo, suponiendo que el salario medio bruto anual del equipo de Dirección y mandos intermedios de la empresa sea de 30.000 €, una reducción del 10% son 3.000 €(en tu nómina vas a notar menos, pues estoy hablando de importes brutos), si el plan es a 2 años y conseguís los objetivos, cobrarás 12.000 €uros (atención con menos impuestos si todavía existe el bonus plurianual). Motiva, no? Al fin y al cabo, es tu propia inversión la que vas a tener que defender en los próximos 2,3 o 5 años.

No hay que descartar que es posible no conseguir los objetivos por mil razones, pero toda inversión tiene su riesgo, es inherente a la misma, todos lo sabemos. Por otro lado, quién mejor que vosotros conoce vuestra empresa y los factores clave de su éxito: es evidente que el riesgo es mayor para un tercero que no conozca la empresa por dentro y que le será más difícil decidirse a invertir en vuestra empresa. Curiosamente, este tercero, si se decide no exigirá una rentabilidad del 100% en 2 años...quizás es que no le va a poner tanta motivación.