Para que os hagais una idea de lo que pasa en RTVE desde hace años
Una auditoría sobre las cuentas públicas de RTVE del 2008 realizada por la Intervención General del Estado desvela una larga serie de irregularidades.
Hablemos de dinero público manejado por funcionarios del estado, en plena crisis: Una auditoría sobre las cuentas públicas de RTVE del 2008 realizada por la Intervención General del Estado desvela una larga serie de irregularidades. Según fuentes de la Intervención “ni una sola página de la auditoría está limpia”. Luego, el ministro de Industria, que todavía no ha dejado de ser ministro de propaganda, dirá. ¡Es un complot!
Se sabe que RTVE es una especie de hucha para todos los gobiernos. No solo es una herramienta carísima de propaganda electoral, que pagan todos los ciudadanos, además resulta ser una efectiva caja de efectivo, y una moneda de cambio muy útil para favores políticos. Un negocio rentable para amiguetes y socios de los directivos que se reparten el pastel en una intrincada trama de productoras, consultorías, empresas fantasma... Un lugar fácil y relativamente seguro para esconder, limpiar y repartir fondos públicos.
CC.OO denunció en el 2008 irregularidades referentes a las productoras contratadas por RTVE, pero la investigación no se debió a eso, fue una petición interna más reciente, para aclarar si el equipo comercial de RTVE, encabezado por Ángel de Vicente, tuvo un trato de favor hacia una agencia de medios llamada Italia Comercial.
No hablamos de nada nuevo, el Tribunal de Cuentas ya investigó las mismas, referentes a los años 1992 y 1993, y a Jordi García Candau, director general de RTVE por aquellos días. En dicho informe se detectaron graves irregularidades, que iban desde el maquillaje de las cuentas, hasta la firma de contratos blindados, pasando por la adquisición desmesurada de programas y material sin tener en cuenta las necesidades de la cadena pública. Candau, entre otras curiosidades, adjudicó «a dedo» la mitad de los contratos sobre asesoramiento a Summa Consulting, una empresa vinculada al ex secretario general del Ente, Ricardo Visedo. El informe añadía que los contratos con esta consultora no concretaban «el objetivo del asesoramiento».
El tribunal determinó que lo que en 1992 se presentaron como beneficios 2.270 millones, en realidad eran alrededor de 12.954 millones en pérdidas, y lo que en 1993 se contabilizaron como pérdidas medianamente razonables (unos 2.450 millones), en realidad eran pérdidas superiores a los 54.400 millones de pesetas. No paso nada.
En otra auditoría, el Tribunal de Cuentas observó irregularidades en los contratos de tres altos directivos del ente público entre los años 1996 y 1999, siendo director general de RTVE, Javier González Ferrari. El presentador de noticias Sáenz de Buruaga, uno de los "protagonistas" del informe, abandonó la cadena pública para incorporarse a Antena 3 en mayo de 1998 dejando atrás un rastro de millones (más de 30 de las antiguas pesetas) que aún hoy no hay quien lo entienda. Acusaron a los directivos de cobrar varios sueldos millonarios por ostentar distintos cargos al mismo tiempo dentro del ente. Tampoco paso nada. Nadie devolvió un solo céntimo del dinero público expoliado.
El caso es que más que investigación, esto parece una escuela. Los que llegan, aprenden de los que se fueron, así se realiza la corrupción con más eficacia, pero tampoco deben ser buenos alumnos si una auditoría del propio gobierno les destapa los escándalos. No importa el partido político que controle este monstruo mediático, la siguiente generación lo hará mejor. Se van pasando a la rentable prostituta de la tele como si fueran proxenetas de mafias rivales. Al final, caiga en manos de quien caiga, no deja de hacer la calle.
En esta nueva intervención del estado, llama la atención todo lo relacionado con la operación de compraventa de la nueva sede de RTVE. El informe destaca que, la persona que se ha ocupado de la venta, la posible compra, los contratos correspondientes, las operaciones de tanteo y hasta de la contratación de los concesionarios resulta ser la misma. “En relación al proyecto nueva sede se han detectado que en la formalización de al menos dos contratos de consultoría – el plan de viabilidad del proyecto y el de asistencia jurídica –, la misma persona firma la necesidad de los servicios, propone a las empresas a las que se debe solicitar las ofertas, firma el informe técnico de las adjudicaciones, firma el contrato y también la recepción de los servicios” el señor Pedro Pablo Mansilla, promotor inmobiliario y ex-alto cargo del PSOE madrileño, director de la oficina de la nueva sede, nombrado a dedo por su íntimo amigo el presidente de la corporación RTVE Luis Fernández.
Otro párrafo dedicado a Mansilla, dice que “la prestación de servicios del director de la oficina de la nueva sede está en un contrato de consultoría cuya duración se dice que está ligada a la del proyecto y condicionada a la conclusión de los trabajos de oficina. También se especifica que “el director podrá realizar contratos para trabajos técnicos de asesoramiento”. Traducido al castellano: que se reservaba el derecho de contratar a quien le diera la gana. A este respecto, la Intervención del Estado aclara: “la autorización para contratar en nombre de la Corporación no parece tener cabida en la normativa interna sobre contratación. Además, podría suponer la cesión de competencias a personas externas a la Corporación”.
Llaman igualmente la atención otros dos detallitos, que afectan directamente a Luis Fernández, que trabajaba sin dar conocimiento al Consejo de Administración de RTVE más que a posteriori. La auditoría destaca que Fernández llevaba al Consejo la aprobación de algunos contratos después de haberlos firmado ya, algo que según cuentan algunas fuentes, ha sido calificado de “enorme irregularidad” por los interventores del Estado. Se ha conocido el caso de un acuerdo con la Warner Bros, por un importe inicial de 85 millones de euros, aprobado por el Consejo sin saber que ya estaba firmado. ¿Sin saberlo?
Cuando vemos que un simple programa infantil es causa de codicia y corrupción... ¿qué más nos puede sorprender? El programa infantil "Los Lunnis" fue otorgado por el director de Infantiles de TVE, al director de infantiles de TVE que es el supuesto "autor" y productor del programa (hay desacuerdo en los tribunales al respecto) Eladio Jareño que antes de ser el gran creativo de la tele fue director de comunicación de la Delegación del Gobierno en Cataluña. De ahí seguramente la idea, porque están acostumbrados a manejar el ente como si fuera un muñeco de trapo.
La "endogamia nepotista" es la estrategia regular en el "ente". En esa misma época, cientos de productoras presentaron a TVE proyectos infantiles mucho más interesantes, rechazados claro por motivos varios tras un estudio minucioso de cada proyecto. Al menos eso dicen. Me pregunto si en las auditorías se mira quién cobra los derechos de imagen de ese programa.
Por otra parte, el Consejo averiguó gracias a esta investigación, que el contrato de Mansilla se terminó el mismo día en que cesó Fernández sin que éste diera cuenta al Consejo. Es más, no ha tendido hasta la fecha conocimiento de cuánto ha sido ni el coste de la contratación de Mansilla ni de la oficina que dirigía.
Si así está la tele, ¿cómo estarán los ministerios? Será el complot de los corruptos que se infiltran en el PSOE para dejar mal a Zapatero. Y viceversa cuando gobierna el PP.
Es curioso, cómo los pelotazos en cualquiera de las áreas del gobierno salen a relucir con sus propias auditorías. Habrá que esperar a ver qué hace la justicia española, si es que hace algo, porque en otras ocasiones no ha pasado nada. Una paradoja que en noviembre Transparency International, alertara de un aumento de la corrupción en España (noticia de RTVE)
Se organizan escandalosos discursos por unos trajes, ya sean de Camps o de Pilar Miró. Se rasgan las vestiduras en el congreso por corrupciones nimias, y sin embargo, las grandes pasan tranquilamente entre nosotros como si fueran inmunes. Por alguna razón nadie quiere sanear RTVE, y quizá esa razón sea, que es la mejor escuela.
Las monedas no distinguen la mano derecha de la izquierda.
Y mientras tanto, los curritos tragando lo que no está en los escritos. Eso sí, al final somos y seremos los grandes perdedores.