Hola ¿qué tal?
Aquí estamos de nuevo. Hoy estoy por una parte feliz, ya que la reunión ha sido mucho más positiva de lo que en principio, cabría esperar y por otro harta de tanto pasotismo y de tanta informalidad.
Pero de eso hablaremos luego.
Ahora comentarte que los bichones (y sus familiares) suelen ser de lo más travieso que hay en el mundo cánido. Mi Cotón, no es más que una "subraza" de la gran familia de los bichones. Este es grandecito, pesa siete kilos y medio, para que te hagas una idea y desde que está en casa, no hay ni una puerta a la que tenga acceso, ni una pata de mesa o silla, que no haya mordisqueado ya. ¡Menos mal que esta casa no tiene muebles de estilo "isabelino" precisamente!, jajaaaa
El cuadro que me presentas en tu primer párrafo me suena conocido, jajaaa. Yo ya me río, no me queda otra. Al principio, como siempre teníamos pastores alemanes, le pusimos al peque recipientes del perro grande. Pronto aprendimos que él necesitaría su vaso de agua particular. Más de una vez creo que se metió entero, en plan bañera, dentro del recipiente de BIM. Viviendo en pleno campo, puedes imaginarte un perro blanco de pelo largo, calado hasta los huesos y habiendo jugueteado media tarde en el jardín, ¡qué panorama me encontraba al llegar a casa!
Ahora ya tiene sus recipientes y los del pastor, los pusimos en alto. Solucionado.
Dejarlo dentro de casa supone lo que has comentado. Cojines empapados, lo que pille destrozado y él, caladito. Así que los dejamos fuera y ya está.
No obstante es mucho más destrozón que el grande. Eso seguro.
Por eso no entiendo que los hoteles permitan chuchines pequeñitos y a los grandes no los quieran ver ni en pintura, cuando suelen ser mucho más cuidadosos, más mansos, más inteligentes, más fáciles de educar, más dóciles, menos dependientes...
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Precisamente lo que comentas de Canarias, o de cualquier otro sitio "lejano" a tierra firme, esa dependencia de medios de transporte para todo, los vuelos carísimos, porque se aprovechan de la necesidad de ellos para desplazarte muchos kilómetros, etc. es lo que le frena a mi marido para elegir esas islas, o cualquier otras como destino final de nuestras vidas.
De todas formas, ya te digo, que no somos de hacer nido. Llevamos unos añitos ya por estos lares y, aunque estamos a gusto, de vez en cuando nos sentamos a reflexionar si nos empieza a apetecer un nuevo rumbo en nuestra vida. Quizá mi ciudad natal, quizá la suya, quizá otra bien distinta.
El clima es lo que más nos tienta para quedarnos. La hospitalidad de la gente también. La verdad es que son muy simpáticos.
Y mira que hoy estoy un tanto quemada por la informalidad de algunos profesionales. Ya os conté mis peripecias buscando jardinero, ya que el nuestro se "jubilaba". Bueno, pues aunque parezca increíble, seguimos sin encontrar árbol dónde ahorcarnos. Estamos de la Ceca a la Meca. Encontramos uno genial, que fumiga como nadie, pues nada, todas las veces que viene, nos cambia de horario a última hora, algo que mi Barbudín no puede soportar o, sencillamente, no se presenta y cuando le llamamos, nos dice que está a 100 km y que no va a poder venir a tiempo.
La última vez, la semana pasada. El jefe ya me ha dicho que busque a otro. ¡¡No sabe lo que me pide, es un milagro encontrar un jardinero por estas fechas y que venga puntual y que sea de fiar, me refiero a horarios, puntualidad, seriedad, profesionalida!!
¿No dicen que hay crisis? Pues chica, por aquí debe de sobrar trabajo. La semana pasada llamé a unos persianistas, que ponen motores a puertas correderas, abatibles, etc. Para la entrada, queremos poner doble puerta. Es para que no se nos escape el peque cada vez que llegamos a casa. Fíjate que cuesta un dinero la broma, pues no te lo creerás, pero dos empresas diferentes me dijeron que iban a llamarnos, y aquí seguimos, esperando a que suene el teléfono.
Si no vas a llamar, ¿para qué me haces esperarte? Te juro que no les entiendo.
Y no te creas que es solo un tipo de profesional, es que me pasa con jardineros, albañiles, cerrajeros, pintores, ¡con todo el mundo! Estoy desesperada.
Queríamos cambiar una valla del jardín, porque la pusimos "cutrecilla", de las que pones en plan provisional y se quedan diez años, jajaaa. Obviamente, pensamos encargar el trabajo al jardinero, que él nos buscase los gremios implicados en dicho trabajo y lo que le tocase a él, pues que lo hiciera él, lógicamente. Como no viene nadie, y esto ya desde hace meses, mi marido me dio un ultimatum: Mañana miércoles, empieza él con los trabajos. Ya le he dicho que se mucho follón, que empiezan los calores, que yo le puedo ayudar algo, pero que tampoco puedo estar al sol, horas... Pero es que como está hasta el gorro de esperar, lo quiere empezar él... ¡mañana! Así que solo me queda hoy por la tarde para convencer a alguien de que venga a trabajar a mi casa.
¡Toma crisis a la española!
Jajaaa, me he reído mucho con el tema de los "tiburones sueltos", porque mis padres me decían lo mismo, jajaaaa, que había mucha "falsa moneda" y que no me entregase tanto a los demás, que me iban a dar muchas bofetadas por el camino... Y me las han dado, vaya que sí. Aprendida la lección, me he hecho bastante desconfiada... y vieja también, jajaaa.
Hoy he pasado por otra joyería, de otra ciudad, y resulta que solo tenían UN rubí, solo uno, y medianito tirando a pequeño. Bastante transparente, un color bonito. Los brillantes que lo rodeaban no creo que pasaran de la letra "M", amarillentos, pero mucho... No comprendo como hacen estas chapuzas, supongo que para abaratar el anillo, pero desde mi punto de vista, destrozan la pieza. Ellos mismos. Me suelta el joyero muy ufano, que tampoco va a poner unos Wesselton. Leñe, ni tampoco voy a exigirle yo unos River, no te fastidia, pero chica, entre los River y unos que ya te digo que dudo mucho que fueran tan siquiera "N". Sucietes. (Me veo aterrizando en Amberes, ;-) )
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Cuando era niña, mi ciudad natal era muy sucia. No solo porque los Altos Hornos funcionaban a pleno pulmón y ensuciaban ciertas zonas, y en general, la polución se esparcía, sino también porque la gente era un tanto cochinota. Tengo perro desde hace ni sé los años e incluso cuando nadie o casi nadie recogía las heces de sus chuchos, a mi me enseñaron a recogerlas. Mi madre, y antes mi abuela, me decían que había personas que no solo no gustaban de pisar KKs, jajaaa, sino que además no tenían por qué hacerlo y como dueña de perro, me tenía que mentalizar a ser la responsable de los actos públicos de mis canes.
Hoy en día la ciudad está mucho más limpia y parece que la mayoría de la población ya se ha mentalizado de que lo que hace tu perro es tan tuyo como tu chuchi, así que no queda otra.
Desde mi punto de vista, el perro no es sucio, no tiene por qué entender de civismo. El sucio es el dueño que es capaz de dejar a su mascota hacer sus necesidades en cualquier sitio y si se le escapa en algún lugar no indicado para ello, no recogerlas inmediatamente.
Me temo que nos hemos convertido en seres comodones, que hacemos lo que nos da la gana, por una libertad mal entendida. Lo he expuesto muchas veces y sé que el comentario suele caer mal, pero es la descripción de la realidad que me toca vivir a diario.
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¡Ay, me veo tan reflejada en casi todo lo que comentas que hay momentos que parece que estoy leyendo un escrito mío, cuando leo los tuyos! Lo de la amiga, también me pasa. Me río, porque efectivamente, me ocurre con más de una persona. Te cuentan su vida durante horas y cuando te apetece contarles algo tuyo, de pronto se dan cuenta del tiempo que han estado al teléfono, o en la cafetería, o dónde se desarrolle la conversación y zas, desaparecen o tienen que colgar repentinamente. No te preocupes, no solo te pasa a ti, es muy común: Se llama "egoísmo" y es el pecado capital más frecuente para encontrar en "the others". Es de suponer que ellos pensarán lo mismo de nosotras, que cuando queremos empezar a hablar y osamos cortarles su interesantísima alocución, pensarán que somos unas egoístas que no nos importan sus problemas de novios, hijos, económicos, sociales, etc. y solo nos preocupamos por nosotras mismas. En fin, es lo que hay. Hoy en día se habla mucho pero se escucha poco.
Y es muy cierto también que lo que no nos molestaba antes, ahora sí y también que hay minúsculos detalles que nos emocionan, cuando antes pasábamos olímpicamente del aleteo de una abubilla en nuestro jardín...
No soy muy cinéfila, he visto muy pocas pelis en toda mi vida. Por eso, para filtrar mucha basura, suelo preguntar qué peli merece la pena. Di Caprio no me seduce mucho, pero la vida de Howard Huges sí, así que procuraré verla. Gracias por el consejo. Los documentales son mucho más interesantes, ahí estamos de acuerdo. De vez en cuando hay que soltarse la melena, echar una canita al aire y ver o leer algo más "profano", jajaaaa Sobre todo en verano, que me van mucho más las cosas "light".
No, jajaaa, me temo que en Canarias en verano con un abrigote ibas a ser objeto de fotografía turística, jajaaaaa.
Un abrazo
¡Sed felices!
