¡Buenos y felices días de Navidad!
Estimado compañero, permíteme decirte que quizá sea ésa precisamente la clave del ingenio, el tener la envidiable capacidad de poder inventarse todo con criterio y acertar. ¡Cuántos descubrimientos científicos han partido del reconocer que no se sabe nada, que se está en mantillas, que se está aprendiendo cada amanecer! Pero hay que tener la inteligencia, para que la bombillita se ilumine, y solo mentes claras lo consiguen. La sabiduría es humilde...
En otro orden de cosas, un compañero economista, ya amigo, me decía hace bastante tiempo, que el buen inversor tiene que tener claro lo que está dispuesto a perder. Lo comentábamos también por aquí, es más fácil comprar que vender. Igual por eso me gustan más los plazos largos... Bueno, por eso y porque soy demasiado vaga ;-) y nerviosa, para estar todo el día mirando la pantalla y apuntando... Pero si quieres alegría en la cartera, no te queda más remedio que paralizar la situación a un determinado nivel, ése que aceptas de antemano como pérdida máxima. Sí, también en esto hay que marcarse límites.
Tu deseo, como el de tantos por estos lares, se hará realidad. ¿No dicen que quien quiere, puede? Pues si queremos muchos, podremos. Surge el concepto de siempre, el tiempo, ¡qué limitados somos y estamos! Ese tiempo que lo marca todo... o casi todo. ¿Cuándo, cuándo llegará el día que podamos invertir sin el miedo a abrir el periódico (o la web)?
¿Volverán las oscuras golondrinas?
La verdad que con los políticos y/o gobernantes que hay "sueltos" por el mundo, solo nos queda la precaución. Siempre fue necesaria, pero hoy en día, más aún si cabe. Y fíjate que digo mundo y no solo España... que también, también. Hoy prefiero no profundizar en el tema. Tengamos la Fiesta en Paz.
También espero que en nuestro país se consiga terminar definitivamente con los problemas que, ya en grado acuciante en demasiados casos, están afectando a la población. Sí, a nuestros vecinos, amigos, conocidos, desconocidos... y por ende, a nosotros mismos, si tenemos un poquitín de empatía.
Llegará el día. Hoy se puede empezar, por ejemplo, abriendo el corazón y dejando que nazca en él Nuestro Señor, no banalizando las fiestas con obligaciones intrascendentes, no materializándolas en regalos que volverán a quedar en el baúl del olvido... ¡Es tan fácil como compartir lo que tenemos con quienes más lo necesitan!
Podemos empezar ya, aquí y ahora. Podríamos haber empezado incluso. Solo hace falta querer. Me reitero: Querer es poder. No te sirve de nada tender manos una, dos, tres veces... si los demás se obcecan en sus rencores, en su soberbia y egoísmo y en su no querer bajarse del pedestal dónde nunca debieron de ser subidos, porque en su ignorancia, siguen sin darse cuenta de que no son más que los demás. Hay personas que siguen sin querer compartir -parece incríble, pero es así de triste-, peor para ellas.
Si entendemos la Navidad en su sentido real, es una obligación del alma ayudar a nuestro prójimo. Querer al amigo es lo facilón, lo resultón ante los ciegos ojos de la suciedad. Aprendamos a respetar al "enemigo", a poner la otra mejilla, a perdonar 70 veces 7... y a olvidar.
Un abrazo y ¡muy feliz y Santa Navidad!
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.