La situación es crítica, ahí estamos de acuerdo. Quizá hemos tenido una vida demasiado cómoda. No voy a quitar ni un ápice de culpa a los banqueros, bancarios y políticos. Vamos, faltaría más con el caso de mi padre que me afecta a mí personalmente y en mis propias carnes, sería idiota si disculpara ciertas presuntas estafas, que a mi juicio, de presuntas han tenido poco. Y metería en el mismo saco a quien obliga a hacer estas afrentas y a quien las hace porque se siente obligado, porque antes dejo un trabajo que arruinar a alguien, desahuciarle o dejarle en plena senectud, sin posibilidad de trabajar, arruinado de por vida. Todo tiene un límite. Y hay unos principios, ya sean éticos o morales, pero si no los tienes y dejas que te seduzca un bonus de mierda, es que eres mala persona.
Para mí no hay disculpa alguna ante estas actitudes, ya que dejé un trabajo muy bien remunerado porque atentaba directamente contra mis principios más elementales como farmacéutica, como persona.
Si tu vida, tu existencia, tiene una finalidad trascendente como yo creo, no se puede actuar así, sin moral y cuando se es buena gente tampoco, creas o no en el más allá.
Obviamente a mi padre le afectó la pérdida de sus ahorros, de la herencia de sus padres. Mentiría si lo negara, pero lloró cuando se dio cuenta por fin de que quien le había traicionado era su amigo César, y después su amigo Mikel, en quienes él confiaba plenamente... La puñalada trapera duele.
Esta crisis de valores, que vino acompañada, a la par, de la económica, los bancos se las venían venir y abusaron de ancianos, analfabetos financieros y de quien pudieron, para salvar su asqueroso pellejo, durará todavía un tiempo. Quizá ahora los clientes miraremos mucho mejor los contratos, no dejaremos a nuestros viejitos ir solos al banco, estaremos alerta, pero estoy plenamente convencida que alguna víctima más de estos atropellos, tendrá que sufrir las consecuencias de tanta avaricia, de su codicia, de su egoísmo y de sus malas artes.
Entiendo a tus hijos. Hace un par de generaciones, los jóvenes salían a la calle y formaban auténticas revoluciones. Ahora solo salen perroflautas, con perdón, pero es lo que pienso, tapan una calle, ocupan una plaza y forman un pseudo-partido político. Al principio comencé a creer en que los indignados iban a conseguir algo, pero cuando ví por dónde se iban decantando, perdí la fe en ellos. Para hacer lo que hicieron es mejor quedarse en casa...
O como muy bien dicen tus hijos, salir e ir a una terraza y seguir disfrutando de la vida mientras podamos, porque está visto que la sociedad recorta por dónde no debe, se deja recortar investigación, sanidad, educación, todo, subir el iva y el venía, nos pueden dar cincuenta veces por el mismo sitio (hablando mal y pronto) y seguiremos sin movilizarnos, porque antes, durante un par de décadas o quizá más, han estado aborregándonos con tanta tolerancia, tanta falsa libertad de expresión, que más que libertad era puñetero libertinaje y ahora la juventud, en general -odio hablar generalizando pero no puedo resumir de otra forma- está "blandita".
¿Una guerra civil? Confieso que en algun momento lo llegué a pensar, por eso creí en ellos una temporada. Cuando ví lo que hacían y, sobre todo, lo que no hacían, me di cuenta de que tiene que haber mucha hambre todavía para salir a dar la vida por cambiar las cosas. Estos no se cambiaban ni la ropa interior y desde luego, mucha hambre no pasaban. No como la de mis abuelos, o de la postguerra de mis padres, vamos, pero ni de coña...
Hemos estado sufriendo en el País Vasco y en toda España al terrorismo durante años. ¿Cuántos han caído a manos de esta gente? ¿Se ha salido a la calle en actitud violenta? NO. Las manos pintadas de blanco, basta ya y ya basta y les dio igual. Lo siento, pero no creo ya en que el clamor popular vaya a conseguir algo. Ahora dicen que van a seguir en tregua, pero ¿han entregado las armas? No, tampoco esta vez. Vale, entonces hasta cuando ellos quieran, ¿no?
Saldremos a la calle, manifestaciones mil, huelga todos los Septiembres, profesores, mineros, médicos, todos, y ¿se conseguirá algo? Lo siento pero he perdido la fe en las movilizaciones. Es más, se acabará cuando ellos quieram , esta vez los otros pero da igual. De alguna manera se puede establecer un paralelismo, salvando las distancias, evidentemente.
Sin lugar a dudas, los tiempos que vienen serán de solidaridad, no va a quedarnos otra elección. Como no había ley ni ética, se impondrá ella por la fuerza. Se acabó el consumismo absurdo, tengo que tener el mejor móvil, el último grito de todo. Ahora toca apretarse el cinturón y si es preciso, compartirlo con el vecino, a quien antes solo aspirabas a epatar.
Creo que ha habido muchos abusos, demasiados, pero también creo que vivíamos en los maravillosos mundos de yupi, dónde un adolescente o joven que no habia dado un palo al agua en su vida, tenía que tener de todo, viajar, ropa de marca e ir al club de golf, sin haber sudado la camiseta y lo siento, pero eso tenía que terminar. Era la crónica anunciada de la muerte de un falso bienestar que nos prometieron, pero que, en el fondo nunca existió...
Admiro a tus hijos. Ojalá fueran todos los jóvenes así.
Un abrazo fuerte y mucho ánimo. No creo que llegue la sangre al río, salvo en contadas gotitas por algun recorte innecesario y por no saber recortar por dónde realmente hace falta ya.