Y el futuro del comercio en el siglo XXI es… la tienda de barrio
Ayer me sucedió algo que me dejó pensativo. Después de varios días dándole vueltas me decidí a empezar a tomar cierto suplemento natural un tanto exótico. Visité varios herbolarios de mi ciudad y no lo encontré. Probé con Amazon, pero el plazo de entrega sobrepasaba los diez días. Antes de intentarlo con una farmacia online, lo cual me daba bastante pereza (¿cuál escoger?¿será de fiar?), me pasé por una pequeña herboristería que hay cerca de donde vivo por si sonaba la flauta. Naturalmente no tenían la hierba en cuestión, pero el dependiente la buscó inmediatamente en su ordenador y me preguntó si quería que me la pidiese. Yo me imaginé largos plazos de entrega y precios engordados por el margen de los intermediarios. Todo lo contrario. “Qué pena que no hubieras venido un poco antes porque lo hubieras tenido mañana. Lo tendrás para pasado mañana”, me dijo. ¿Precio? El mismo que había encontrado en internet para el mismo producto y de la misma marca ¿Portes? Gratis. Si hubiera comprado el producto por mi cuenta en internet habría tenido que… 1- …escoger un comercio online que desconozco con la incertidumbre que eso conlleva 2- …meter mis datos bancarios online con los riesgos que eso conlleva 3- …pagar el producto por adelantado (en la herboristería de mi calle sólo me cobraron una señal de menos de la tercera parte del precio) 4- …pagar gastos de envío y estar pendiente de recibir el paquete en casa En resumidas cuentas, que me pareció infinitamente más cómodo hacer el pedido a través del comercio local que hacerlo directamente en la red. Como digo, todo esto me dejó pensativo. Buscando información en el google descubrí que existe un concepto en el mundo de los negocios y del comercio llamado “Online To Offline” (O2O), que básicamente consiste en ligar el comercio físico con el comercio online. Dejan de ser competidores, ahora se complementan. A la comodidad de la tienda local a la que puedes acceder caminando desde tu casa sin coches, tráfico ni aparcamientos se suman los precios y la inmensa oferta de productos de internet. Algunos avances que incorpora este tipo de comercio híbrido serían por supuesto, como en mi ejemplo, encargar productos online en la tienda física (o hacer el pedido online y recogerlo en la tienda física). Otra opción sería que los clientes pudieran hacer ellos mismos pedidos online EN LA TIENDA (teniendo por ejemplo unos puestos con monitores a disposición de los clientes). Desde luego aprovechar las redes sociales y publicidad en internet para atraer compradores online a la tienda física. El comercio local puede también ayudar al cliente a encontrar el mejor producto y el mejor precio comparando varios proveedores (cosa que todos podemos hacer en nuestros ordenadores pero que a menudo nos lleva un tiempo y esfuerzo que preferimos ahorrarnos. Atención agencias de viaje). Incluso hacer este mismo servicio online, o telefónicamente, o por Whatsapp (concepto de comercio multicanal o “omni-channel”). Así mismo sería positivo establecer una colaboración entre comercios: si un producto no está en una tienda, ésta mira en internet a ver si el cliente lo tiene disponible en alguna otra tienda cercana. Para terminar, un ejemplo de lo que NO debe ser una tienda del siglo XXI. Entro en una boutique de ropa y encuentro una camisa que me gusta, pero no tienen mi talla. Al parecer no se puede pedir esa talla. Comento que a lo mejor la encuentro en la tienda online de la marca. La dependienta está de acuerdo y, es más, le parece una excelente idea. Pero me trasmite el mensaje de que ellos no tienen nada que ver con la tienda online de su propia marca, que ni lo buscan, ni lo encargan, ni siquiera puedo recibir el pedido en la tienda física. Que me busque la vida, vamos. ¿Alguien más ha tenido una experiencia parecida?