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Artículo de PRIMO G ONZALEZ
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La Bolsa anticipa problemas
Primo González
Hacía más de dos años que la Bolsa española no registraba un golpe tan fuerte como el que, casi por sorpresa, ha experimentado en las últimas horas de la sesión de este miércoles. La reacción bajista ha sido fulminante una vez conocidos los datos del IPC norteamericano. Los datos del IPC de la zona euro se conocieron en el curso de la mañana, un 2,4%, es decir, dos décimas más que en el mes de marzo y cuatro décimas por encima del objetivo oficial para el año, que invariablemente el Banco Central Europeo (BCE) viene fijando en el 2% desde el arranque de la Unión Monetaria.
Los temores de los inversores, amplificados debido a otras cuestiones adicionales (la reacción del dólar), no carecen de justificación ya que la impunidad relativa con la que hasta ahora los países desarrollados habíamos asistido a la evolución de las tasas de inflación, que parecían ajenas a todo aumento de los precios de la energía, y en particular del petróleo, parece tocar a su fin. Y, con ella, la excelente fase de crecimiento económico. La zona euro ha podido defenderse algo mejor de la arremetida de los precios del petróleo debido a la fortaleza del euro frente al dólar, aunque ha sido un consuelo menor ya que esta evolución poco favorable de los tipos de cambio genera dificultades a las empresas europeas para aprovecharse del buen momento del comercio mundial. Un euro apreciado más allá de lo razonable está frenando el aumento de los costes energéticos pero a costa de poner trabas a la expansión de las exportaciones.
Precisamente esta apreciación del euro ha sido motivo de queja ayer mismo por parte del titular francés de Finanzas. Sus reflexiones se han unido a la debilidad de los indicadores alemanes de expectativas económicas para conformar un panorama preocupante para la recuperación de la actividad económica en la zona euro. La suma de estos datos ha sido la que ha influido en los inversores a la hora de calibrar los riesgos de la renta variable, en unos momentos en los que las Bolsas estaban en las zonas de máximos y con ganas al parecer de abordar nuevas subidas debido a la existencia de una elevada liquidez y de una sanidad indudable en las empresas.
Sin embargo, el reajuste bursátil de estos días, que había sido vaticinado por algunos expertos, aunque no ha pillado por sorpresa a una buena parte del mercado, se enfrenta ahora a la más que previsible oleada de subidas de tipos de interés en las principales economías occidentales. Estados Unidos se prepara ya para elevar sus tipos oficiales por encima del 5%, posiblemente al 5,25% en una próxima reunión de la Reserva Federal, posibilidad que tiene bastante crédito para el 56%, habida cuenta de la reacción de los mercados de futuros. Antes de que se hiciera público el dato del IPC americano de abril, esta posibilidad era de sólo un 36%. La hipótesis de una “pausa” en las subidas de tipos de interés en Estados Unidos, deducida por algunos medios tras las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, parece que podría ser descartada. Los datos reales están saliendo peor de lo que esperaban los banqueros centrales. El petróleo, aunque tarde, está empezando a pasar su factura a las economías occidentales, con riesgo para su capacidad de crecimiento.
Por lo tanto, los riesgos de subidas de tipos en el área del dólar han aumentado de forma considerable. Y en cuanto a la zona euro, las declaraciones del máximo responsable del BCE se vienen reiterando en los últimos meses en la misma dirección, incluso con la posibilidad de que una subida de tipos de interés en la zona euro se produzca fuera de una de las habituales reuniones periódicas que celebra la institución.
Esta posibilidad ha sido adelantada por el propio banco no hace muchas semanas. Sería, de llevarse a cabo en tales términos, u