En el momento en que una sociedad obtiene beneficios al cierre de un ejercicio sus socios deben decidir qué hacer con ellos. La Ley establece que el 10% de los beneficios anuales deben destinarse a reservas, hasta alcanzar el 20% del capital social suscrito; los propios estatutos de la sociedad pueden fijar un porcentaje mayor y, en último caso, la junta de accionistas pueden tomar una decisión al respecto. Sin embargo se llega a establecer la obligación de repartir dividendos en determinados casos.
Una vez que se han completado las reservas obligatorias se puede optar por seguir incrementándolas, en previsión de que pueda haber pérdidas futuras o para poder realizar inversiones en el negocio, o bien repartirlos entre los socios, en todo o en parte.
La última reforma legislativa, que dio lugar a la Ley de Sociedades de Capital, establece el derecho de separación de los socios en caso de falta de distribución de dividendos.
En concreto indica que a partir del quinto ejercicio a contar desde la inscripción en el Registro Mercantil de la sociedad, el socio que hubiera votado a favor de la distribución de los beneficios sociales tendrá derecho de separación en el caso de que la junta general no acordara la distribución como dividendo de, al menos, un tercio de los beneficios de explotación obtenidos durante el ejercicio anterior, que sean legalmente repartibles.
Con ésto se pretenden proteger los derechos de los socios minoritarios o de los socios capitalistas, para que éstos puedan obtener rendimientos derivados de su participación. Pueden darse casos en que haya socios que obtengan rendimientos de la empresa por su trabajo para ésta y otros, que sólo aportan capital y no trabajo, sólo puedan cobrar a través de dividendos.
Si los socios trabajadores son mayoría pueden votar siempre en contra del reparto de dividendos, con el evidente perjuicio para los que no trabajan, que podrían no llegar a rentabilizar nunca el dinero aportado en su día.
El derecho de separación supondría que el socio que se quisiera separarse tendría el derecho a que le compren su participación en la sociedad por el importe mayor del valor nominal de la misma, su valor en libros o el que correspondería a precio de mercado.
Conclusión: la empresa no está obligada a repartir dividendos, cumpliendo lo dispuesto en la ley. Piensa que además de los dividendos otra forma de participar en las ganancias de una compañía puede ser con la venta de las acciones si se han revalorizado.
