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De recomendable lectura

6 respuestas
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#1

De recomendable lectura

Nunca había leído las noticias de OCU sobre nuestro tema y lo explican bastante bien, de forma sencilla y clara.

http://www.ocu.org/afinsa/

¿Estos también se quieren forrar con la liquidación? Porque no sé cómo.

#2

Re: de recomendable lectura

Solo les falta presentar la RPE. Estos de ese tema, pasan, lo que dejará tirados a miles de afectados. Por lo demas, ok.

#3

Re: de recomendable lectura

La postura de la Organización de Consumidores y Usuarios postura es de rechazo categórico a este "convenio", que a nuestro juicio enmascara una nueva estafa para los afectados. Le instamos a estar alerta frente a estas propuestas.

Más claro el agua .

La secta ya tienen tema de conversacion , aunque andan un poco apagados , pero vamos..cualquier cosa menos hablar de los avales empresas internacionales y convenios maravillosos .

Saludos.

#4

Re: de recomendable lectura

Para el que quiera seguir leyendo :

http://www.elmundo.es/suplementos/nuevaeconomia/2006/326/1148767205.html

ESCANDALO DE LOS SELLOS
ESTAFAS FILATÉLICAS: LA HISTORIA DE REPITE
El de Fórum y Afinsa no es el primer timo filatélico. Ya en los años 70 hubo una especulación desbocada con sellos y en 1984 cayó Cafisa, que dejó sin 10.000 millones de pesetas a 27.900 personas.
Por Jesús Mª Pelayo Fernández
Alejandro Fábregas, director general de Cafisa. / J. PARRA
Alejandro Fábregas, director general de Cafisa. / J. PARRA

La presunta estafa de Fórum y Afinsa trae en un sinvivir a más de 350.000 afectados y, para más inri, nuestros políticos se enzarzan en un absurdo cruce de acusaciones con el claro objetivo de captar votos. A estas alturas, nuestros gobernantes debieran saber que las estafas producidas por la mal llamada filatelia financiera colean desde los años 80 y, por tanto, han tenido tiempo más que suficiente para haber evitado lo que hoy, lamentablemente, estamos presenciando.

Para entender por qué se ha llegado a esta situación debemos remontarnos a los años 70. A mediados de esa década surge un boom especulativo en la filatelia española que infla los precios artificialmente en unas proporciones nunca vistas. Durante estos años operaba en el mercado filatélico una empresa llamada Cafisa (Caja Filatélica, S.A.). Fundada en Barcelona por Alejandro Fábregas en 1964 con un capital de 500.000 pesetas, lideraba el mercado nacional hasta el punto de que, en 1974, con 21 oficinas repartidas por todo el país y otra en Inglaterra, tenía un capital social de 120 millones de pesetas y unos recursos de grupo de 400 millones.

No se trataba de una filatelia tradicional, pues ya ofrecía a sus clientes la posibilidad de invertir en valores filatélicos.Así que podemos considerar a Cafisa como empresa pionera en operar con la mal llamada etiqueta de filatelia financiera. El pastel era grande y suculento, así que surgieron nuevas empresas ofreciendo altos intereses a cambio de invertir en sellos.

Todas utilizaron una misma estrategia para atraer inversores: bautizarse con términos financieros como banco, caja, fondo, etcétera. Por ejemplo, Banco Filatélico Nacional, Caja Filatélica Popular o Bolsa Nacional Filatélica. Y así llegamos al final de la década, donde comienzan a operar el Fondo Filatélico Financiero (actual Fórum Filatélico Financiero) y Afinsa.

Como era de esperar, a principios de los 80 se pinchó el globo especulativo, sumiendo a la filatelia en una crisis de la que no ha salido todavía. Todas las empresas -a excepción de Cafisa, Fórum y Afinsa- fueron cayendo una a una protagonizando escandalosas estafas que dejaron atónitos a miles de modestos ahorradores, que habían soñado hasta con un 20% de revalorización.

La revista Interviú (Nº 357, 1983) informó exhaustivamente sobre la caída de estas empresas, a la vez que anunciaba que existían en nuestro país «unas pocas entidades financieras que no son un plagio de las anteriores y que actúan con ética comercial (Cafisa, Culmen, Inverfisa y dos o tres más)», las cuales -según la revista- «se ven seriamente perjudicadas por las estafas cometidas».

El propio director general de Cafisa, Alejandro Fábregas, ya había solicitado el 22 de octubre de 1981 que se inspeccionaran exhaustivamente todas las firmas filatélicas.

La verdad es que esta empresa, con una gran actividad en el mercado filatélico (subastas, ofertas de compra, venta de material), patrocinios deportivos (club baloncesto Cafisa-Canarias) y otras muchas actividades llegó a ser considerada «una empresa fuera de serie en la filatelia mundial».

En abril de 1982, el fundador de Cafisa, Alejandro Fábregas, informaba en una entrevista del espectacular aumento del patrimonio de su empresa, que ya contaba con 39 oficinas (incluidos Londres, París y EEUU), con un personal fijo en España de 171 empleados, además de varios proyectos de expansión. Y tan seguro estaba Fábregas de su estabilidad financiera que, en 1984, le sugiere al entonces ministro de Economía, Miguel Boyer, la necesidad de que la Administración materialice una normativa y una inspección de las empresas del sector de inversión filatélica. Cafisa se ofrece a ser la primera en ser controlada.

Fábregas dice en su carta al entonces ministro que «se trata de un tema grave sobre el que no existe legislación especifica alguna ni control suficiente para evitar, o al menos frenar, las actividades de ciertas empresas que, en algunos casos actúan, con la más absoluta insolvencia moral, técnica y financiera».

¡Pero, sorpréndanse! A finales de ese mismo año, el imperio de Cafisa se derrumba estafando 10.000 millones de pesetas a 27.900 coleccionistas. La revista Interviú (Nº 448, 1984), de nuevo nos cuenta al detalle la gran estafa y, cuatro años después, leemos en El País (18/8/1988) que Alejandro Fábregas «se encuentra procesado y pendiente de juicio por un presunto delito de estafa continuada».

Llegados a este punto, quizá sea el momento de preguntar al actual ministro de Economía, Pedro Solbes, quién gobernaba entonces.

Lo cierto es que nadie hizo nada y algunos sectores de prensa siguieron dando cobijo a numerosos artículos que anunciaban la gran rentabilidad de la inversión en sellos frente a otros productos financieros. Curiosamente, dichas recomendaciones siempre hacían referencia a los abonos de Fórum y Afinsa, dejando en evidencia que el pastel se repartía entre dos. En cualquier caso, en el año 2002 una empresa desconocida protagonizaba una nueva estafa filatélica.

En este caso, le toca el turno al Banco Filatélico Español (Banfisa) que despluma a 146 ahorradores unos 200 millones de pesetas.Para ser ecuánimes, esta vez habría que preguntar por lo actuado al anterior ministro de Economía, Rodrigo Rato. En esta ocasión, como ya hiciera en su día Cafisa, Afinsa sale al paso y, en una nota de prensa, destaca sus 22 años de actividad cumpliendo escrupulosamente con sus clientes.

No obstante, el sector queda tocado y por iniciativa de empresas como Afinsa y Fórum Filatélico se crea, en 2003, la primera Asociación de Empresarios de Coleccionismo e Inversión (ASECI). Entre las muchas actividades que programa llama la atención la concesión de becas de investigación universitarias que versen sobre bienes tangibles.

Precisamente, del 21 al 24 de octubre de 2003 la Universidad de Vigo acogió un curso sobre inversiones en bienes tangibles, patrocinado por Afinsa. Desde el mundo de la Universidad ya se habían producido aportaciones anteriores. Por ejemplo, en 1982, la Universidad de Barcelona alumbró una tesis doctoral (El sello como inversión), que plantea algunas conclusiones clave para el asunto que nos ocupa: «El sello no es un activo rentable, porque no produce rentas ( ) produce plusvalías, lo que no tiene que ver con las revalorizaciones».

Para terminar este rosario de estafas filatélicas recordaremos la protagonizada en enero del 2005 por la Unión General Filatélica, S.A. (Ugefisa) que, tras 20 años operando con valores filatélicos, se esfumó sin dar explicaciones a los inversores.

Por todo lo expuesto, quizá, los afectados de Fórum y Afinsa no han caído en la cuenta de que puestos a pedir habrá que ponerse a la cola. Los filatélicos no nos cansaremos de repetir que los sellos no son activos financieros y, por tanto, la inversión filatélica se convierte en un campo reservado a personas que conocen a fondo este mundillo y que, a su vez, asumen un riesgo (proporcional a sus conocimientos filatélicos) con la confianza de obtener unas plusvalías. El Gobierno no debe regular la «filatelia financiera», sino prohibirla.

JESUS Mª PELAYO FERNANDEZ es filatélico e investigador de Historia Postal.

#5

Re: de recomendable lectura

Aquí todos se quieren forrar con la liquidación, no se enteran, le tienen manía a la ejemplar empresa que fue afinsa, pasa igual que con el despacho IURIS, con ADICAE, AUSBANC, Gil Robles Abogados, el Juez...y tantos otros, que no se enteran.

Con lo claro que está el aval de la empresa inglesa de los tios de Alcalá de Henares con las minas en Argentina!!

Y es que son malos, malos, malos....

#6

Re: de recomendable lectura : Y EL ESCANDALO DE LOS SELLOS DE MONACO

La fortune de Rainier traduit surtout son éclectisme. On connaît sa collection de voitures anciennes, des modèles rares d'une très grande valeur. On sait aussi qu'il possède la deuxième ou troisième plus belle collection de timbres au monde. Il est vrai que la philatélie est l'une des principales sources de revenus de l'Etat monégasque. L'information n'est pas nouvelle: le prince Rainier a toujours su préserver sa part de cette manne. C'est ce que l'on découvre aussi dans le dossier d'une vaste escroquerie que traite l'intransigeant Jean-Pierre Murciano, juge d'instruction à Grasse. Cette affaire concerne les blocs feuillets qui accompagnent chaque édition d'un nouveau timbre. Non dentelés et donc non commercialisables, ils sont offerts à un certain nombre de personnalités. Ces «hommages philatéliques», comme on les qualifie, ont fait l'objet, selon les conclusions du magistrat, d'un marché très juteux, mais délictueux et manipulé à leur seul bénéfice par un petit groupe. Sur la période de cinq ans non touchée par la prescription, 1 200 gogos, ignorant tout de la véritable valeur marchande des blocs feuillets et alléchés par la promesse d'une rentabilité de 8 à 12% par an, ont perdu toutes leurs économies. Soit, au total, plus de 290 millions de francs. Au départ de ce scandale, on trouve un certain Sako Khatchikian, domicilié au Vésinet, négociant en gros spécialisé dans les blocs feuillets. Les gendarmes ont saisi chez lui des photocopies de chèques et des pièces comptables montrant que, sur 19 millions de francs - le montant total de ses achats - 14 358 590 francs auraient pris le chemin de Monaco. C'est l' «invisible» André Palméro qui est soupçonné de s'être occupé des transactions tandis que Mme Ruth Castellini, directrice de l'Office des émissions du timbre de Monaco, traitait avec l'établissement de Périgueux de l'Imprimerie nationale, qui fabrique les blocs feuillets. Payé 5 francs à l'imprimeur, chaque timbre était revendu 200 francs à Khatchikian, qui l'écoulait cinq fois plus cher ensuite. Le juge Murciano a délivré une commission rogatoire internationale pour entendre André Palméro et Ruth Castellini.

Les réponses fournies aux policiers monégasques n'ont pas satisfait le magistrat, qui s'apprête à convoquer M. Palméro et Mme Castellini dans son bureau. Il veut savoir si, à Monaco, on connaissait le but frauduleux de l'opération. Certaines écoutes téléphoniques le laisseraient supposer. On murmure au palais de justice de Grasse que, s'ils ne déféraient pas à cette convocation, l'un et l'autre feraient l'objet d'un mandat d'amener. L'incident diplomatique serait alors inévitable, bien que le prince, en tant que chef d'Etat, demeure intouchable.

Que Rainier sache faire de l'argent, c'est évident. Mais son talent ne se limite pas à sa cassette privée. Il a su transformer Monaco en une entreprise florissante. Ce n'est pas un hasard si ses sujets le surnomment «le Patron».

Lors de son accession au trône des Grimaldi, en 1949, Rainier n'était que le prince, charmant mais désargenté, d'un minuscule pays qui survivait grâce aux recettes de son casino. Aujourd'hui, les jeux ne participent qu'à hauteur de 4% aux recettes de l'Etat. Quoi qu'en disent leurs hagiographes, Albert Ier et Louis II, ses deux prédécesseurs, s'étaient désintéressés du sort de leurs sujets, préoccupés qu'ils étaient, l'un par ses campagnes océanographiques, l'autre par ses campagnes militaires. Rainier, en revanche, n'a eu de cesse de consolider l'indépendance de Monaco, d'agrandir son territoire et de lui apporter une prospérité bénéfique à tous. Car, aujourd'hui, s'il existe des Monégasques très riches, il n'en existe plus de pauvres. Ce résultat est son œuvre.

Rainier a construit une «pompe à argent» (l'expression est de lui), dont le débit, en constante augmentation, repose sur trois piliers: le système fiscal et bancaire, la sécurité et la publicité.

Cette dernière, gratuite et incommensurable, est alimentée par l'aura de la famille princière, la plus formidable entreprise de relations publiques que l'on puisse imaginer. L'embellie monégasque a vraiment débuté avec le mariage de Rainier et de Grace, le prince et la star, en 1954. Le retentissement médiatique de ces noces dans le monde entier demeure sans doute inégalé. Depuis, chaque naissance, chaque mariage, chaque amourette, mais aussi les drames et les scandales ont nourri sans relâche le feuilleton de la principauté.

Dans le domaine de la sécurité, Rainier a fait preuve de ses dons de visionnaire. Il a compris, avant tout le monde, que les gens fortunés viendraient d'autant plus volontiers à Monaco qu'ils n'auraient rien à craindre des malfrats. Aménager un luxueux havre de tranquillité dans un univers menacé par la criminalité: c'est le deuxième atout gagnant joué par le jeune souverain.

Le troisième - il ne l'a pas inventé, mais il a su le fortifier et avec quelle habileté - est la fiscalité. Certes, Monaco était un paradis fiscal bien avant son accession au trône, mais le Rocher était désert. Cinquante ans plus tard, on refuse du monde. Le nombre d'établissements bancaires - une soixantaine désormais - a été multiplié par trois en vingt ans. Le dépôt moyen par client est de 2 millions de francs et le total des dépôts dépasse 120 milliards de francs. Un record pour 30 000 habitants. Ici, les fortunes nagent dans un bonheur fiscal.

Pour tous les résidents non français (ou français installés avant octobre 1957) et, bien sûr, pour tous les Monégasques, il n'existe ni impôt sur le revenu ni taxes foncière ou d'habitation. Les droits de succession sont nuls entre mari et femme, et plafonnés à 13% pour les tiers, y compris pour les biens situés hors de Monaco. La pratique des chèques au porteur ou endossables est autorisée, tandis que l'ouverture d'un compte ne fait l'objet d'aucune déclaration à un quelconque fichier central. Ce qui renforce un secret bancaire déjà bien gardé.

Les «spécificités monégasques» ont fait naître, très naturellement, d'innombrables et discrètes vocations de prête-noms, au sein d'une panoplie de sociétés personnelles, civiles ou anonymes. La rémunération de ces hommes de paille est codifiée, pour ne pas dire institutionnalisée:

#7

Re: de recomendable lectura

Sr Pelayo
Un familiar mío realizó una ingente compra de sellos a través de una empresa llamada Inverfisa, la cual tenia sede en Barcelona capital. A su muerte, su viuda encontró dos álbumes de sellos y toda una serie de facturas que su marido había estado pagando. Cuando intenté informarme sobre esta empresa sólo encontré artículos sobre estafas piramidales. ¿Fue entonces este familiar estafado?¿Puede ella vender la cantidad de sellos que tiene? ¿O son falsos? ¿A quien deberiamos acudir?

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