Acceder

Teoría de la agencia

La teoría de la agencia analiza la forma de los contratos (formales e informales) mediante los que una o más personas, denominadas como "el principal", encargan a otra persona denominada "el agente" la defensa de sus intereses. 

El principal delega en el agente cierto poder de decisión. Esta situación se da, por ejemplo, cuando los accionistas de una empresa encargan su gestión a un consejo de administración.

La relación de agencia implica siempre la existencia del problema del riesgo moral. Esto es, la posibilidad de que el agente (gestor político, gestor empresarial u otro) busque objetivos personales en detrimento de los intereses del principal (el ciudadano o el accionista). 

Si el agente actúa desviándose de los intereses del principal, se genera una pérdida de eficiencia. Esto, siempre que los costes y perjuicios ocasionados por la decisión no recaigan sobre él mismo, es decir, sobre el agente.

Teoría de la agencia en el sector público


Los administradores de una empresa o de un organismo del sector público pueden utilizar su capacidad de decisión para obtener maliciosamente beneficios personales a expensas del ciudadano o del accionista.

Estos beneficios conseguidos por el funcionario público pueden tomar la forma de gratificaciones extras, oficinas grandes, uso privado de vehículos, etc. 

Los empleados del sector público pueden, por ejemplo, tomar decisiones demasiado arriesgadas o que sean beneficiosas para la empresa o el organismo a corto plazo, pero perjudiciales en el largo plazo. Pueden además tomar decisiones que aumenten su poder personal y permitan esquivar el control de los propietarios y los ciudadanos.

Soluciones en la teoría de la agencia


El problema se encuentra en mayor o menor medida en las condiciones del contrato laboral. Cualquier trabajador contratado para cualquier tarea tiene siempre cierta capacidad de decisión y posibilidad de escaquearse, eludir el control y reducir su esfuerzo. 

En ese sentido, una solución habitual en las empresas consiste en asociar al agente a los beneficios de las empresas. Habitualmente, ese tipo de estímulos a la lealtad adoptan la forma de pago en función de beneficios, participación en la propiedad o, más recientemente, opciones de compra de acciones o concesiones de derechos sobre aumentos en la cotización. 
Estos sistemas de estímulos sirven como paliativos, aunque el problema no queda eliminado mientras los gestores no posean el 100% de la empresa.

En general, cuando las relaciones de agencia se establecen a largo plazo, el riesgo moral se reduce, obteniéndose una disminución de los costes de control. Si el trabajador o directivo desea la estabilidad en el empleo, no se aprovechará de las oportunidades de obtener un beneficio particular a costa de la empresa, por el riesgo de ser detectado. Es por ello que en la contratación se suele fomentar la permanencia en la compañía, estableciendo complementos salariales por antigüedad, sistemas transparentes de promoción interna y otros sistemas de incentivos a la lealtad.

¿Incentivos o control?


Los estímulos pueden motivar al empleado a alinearse a los objetivos de la empresa, pero se debe tomar en cuenta cómo se plantean estas recompensas. En ocasiones, fijar objetivos muy demandantes o poco realistas podrían más bien desmotivar al trabajador o podrían incentivarlo a actuar de manera fraudulenta.

Por ejemplo, si el objetivo es alcanzar un nivel de ventas que es muy alto, el empleado buscará la forma, a como dé lugar, de conseguir esa meta, aunque sea falseando información (ya sea a los clientes o a su supervisor).

Por lo tanto, las metas deben ser realistas y, además, se debe tomar en cuenta que no todo tipo de trabajo se corresponde con resultados fácilmente medibles (al menos, en el corto plazo). Aquellas tareas que necesiten un largo plazo para su implementación (y la observación de sus resultados), más bien podrían adecuarse a un contrato basado en la vigilancia. 

Cuando hablamos de vigilancia nos referimos a un sistema que permita supervisar al empleado en el cumplimiento de sus objetivos, mediante auditorías externas y fortaleciendo el control interno, por ejemplo. Esto, como demanda costos, no siempre es lo más eficiente.

Entonces, resumiendo un poco, tenemos dos formas de buscar la alineación de los objetivos del agente y del principal:

  • Establecer incentivos en función a los resultados.
  • Supervisión del comportamiento del agente.

Puede incluso optarse por un contrato que establezca un sueldo base y un adicional, en la medida que se logren ciertos objetivos. De ese modo, se reduce la incertidumbre para el agente.

No solo el riesgo moral


No solo es posible identificar el problema del riesgo moral en la teoría de la agencia. También podemos observar usualmente asimetría de información. Esto, en la medida que el agente, al momento de ejercer las funciones encargadas, cuente con datos a los que el principal no tiene acceso (esta es una situación ex-post al contrato). 

Asimismo, existe la posibilidad de selección adversa cuando el agente tiene cierta información que oculta al principal y que este desconoce al momento que lo contrata (situación ex-ante al contrato). Por ejemplo, supongamos que una empresa contrata a un gerente general, pero este no revela que tiene un conflicto de interés por ser accionista de una firma proveedora de la compañía que lo está reclutando.

En suma, la teoría de la agencia es bastante compleja y no solo aborda la relación entre gestores (o empleados) y empresa, sino entre una matriz y sus filiales, por ejemplo, donde entran a tallar otras problemáticas.

*Artículo editado y complementado por @guillermowestreicher

¿Buscas un broker para hacer trading? Mira nuestras recomendaciones:

OANDA

Más 25 años de trayectoria

Ver más
XTB

Comisiones 0% en acciones y ETFs

Ver más
ETORO

Depósito mínimo 200€

Ver más
INTERACTIVE BROKERS

Plataforma propia y cuenta demo

Ver más

¿Quieres referenciar esta definición?
Teoría de la agencia, Enrique Valls, 16 de abril del '23, Rankia.com
Definiciones de por letra
Definiciones de interés