La Nueva Peseta de Plata Monetizada
Muchos son los que anhelan una vuelta triunfal de nuestra anterior pecunia, la peseta, nacida allá por el año 1.737, con un valor de dos reales de plata, acuñada por primera vez en 1.809, y, entrando en vigor por primera vez como moneda nacional en el año 1.868. Desde entonces, y hasta hace solo unos años, ha sobrevivido a dos guerras mundiales, una civil, y, ha sido testiga de las mayores crisis económicas de la historia, disculpad, estafas. No obstante, aun sigue viva y presente en nuestro recuerdo monetario, oh, que felices fuimos con su impresión sin control de modo inflacionario.
Tras la orquestada crisis de deuda soberana Europea, en la que nos ha tocado bailar con la mas fea, ha surgido de nuevo el debate de si seria posible volver a nuestra anterior moneda, la peseta, y la respuesta es; SI, pero no sin antes contrarrestar las graves consecuencia, siendo estas;
1.- El costo de vida se encarecería alrededor de un 30 %, debido a una brutal devaluación generada por este nuevo cambio, ¿Acaso no esta ya encarecida la vida desde que entro en vigor el euro? Id sino a una verdulería y comprad un pimiento.
2.- Disminución del poder adquisitivo, debido a que emplearíamos más de nuestros recursos para la cesta de la compra básica, ¿Acaso no perdimos ya este poder adquisitivo cuando entro el euro en vigor? Consultad sino vuestra nomina y comparadlo con el precio del pimiento que habéis comprado.
3.- Disminución de las importaciones, debido al nuevo cambio desfavorable de nuestra moneda frente a otras divisas, ¿Acaso no son ya más caras las importaciones debido a la necesaria especulación en el mercado de materias primas? Consultad sino la cotización allá por el año 2.005 del trigo, maíz, etc., comparadlos con los precios actuales y observareis un incremento de estos productos básicos de más del 100 %.
4.- Aumento del precio del oro negro, ya que cotiza en dólares. Incrementaría así el insumo de esta materia prima, y al hilo de lo anterior, ¿Acaso no es más caro hoy el petróleo que hace tan solo 6 años cuando cotizaba a 40 $ el barril? Consultad sino la cotización de hoy que esta alrededor de los 110 $, casi el triple. Mención a aparte merece los impuestos que gravan el crudo, más del 55 % por consumir algo desgraciadamente necesario que a muchos desgobiernos y amos del mundo aun interesa mantener.
5.- Incremento del valor de la deuda externa. Sin duda alguna este es el mayor de los problemas, ya que actualmente la suma de nuestra deuda publica y privada asciende a un total del 325 % de nuestro PIB, es decir, cada español debemos tres años de nuestro trabajo, donde, uno de cada cinco no tiene empleo, y siendo así, al encarecerse la deuda deberíamos un año mas de nuestro trabajo, pero, ¿Acaso no se endeudo ya todo el mundo para poder mantener su nivel de vida? Consultadle sino a vuestra hipoteca, tarjeta de crédito o préstamo personal al consumo. El crédito respaldado por la impresión de nuevo dinero-deuda sin ningún valor tangible fue quien permitió un incremento del consumo, es decir, nos financiamos con deuda y no con ahorro derivado de crear riqueza económica real productiva.
Ventajas: Pero no solo desventajas tendría implantar de nuevo la peseta, no, ya que las exportaciones y por lo tanto nuestra balanza comercial saldría muy bien parada debido al abaratamiento de nuestros productos respecto al resto, además, disfrutaríamos de un crecimiento intensivo de nuestro esencial sector turístico, y como no, una desbordante avalancha de inversiones extranjeras atraída por los atractivos precios de nuestros bienes cotizados un 30 % por debajo de su valor real respecto a otra divisa. Si no fuese por el grosso del total de la deuda, estas ventajas serian más que suficientes para reinstaurar de nuevo nuestra anterior moneda.
No obstante, hemos de desgranar la deuda para diagnosticar cual es la parte mas perjudicada ante un encarecimiento del 30 % de su valor. Actualmente, las familias españolas deben casi un billón de euros en concepto de hipotecas, la deuda estatal, autonómica y local asciende a casi 800.000 millones de euros, y el resto, mas de un billón de euros, esta en manos empresas privadas y familias.
Bien, podríamos contrarrestar el impacto de un encarecimiento de estas deudas si; para las hipotecas nacionales, el banco central europeo estableciera un euribor fijo inamovible cotizado al 1,25 %, para la deuda estatal, provincial y local, seguir los pasos indicados en SpainBond, pero en esta ocasión destinaríamos el ahorro de los intereses pagados, 2 %, a cubrir el encarecimiento de la deuda durante los diez primeros años, y, para las empresas privadas habría que reducir el impuesto de sociedades al 15 % durante dos años, siempre y cuando amortizaran en este periodo el encarecimiento del 30 % de su deuda, así de sencillo. Aunque, reformar el sistema monetario aun seria más sencillo.
Resuelto el encarecimiento del total de nuestra deuda publica y privada, tan solo queda contrarrestar los cuatro primeros puntos.
El recurso más importante de un país es la energía; en anteriores publicaciones de este blog proponíamos un nuevo modelo productivo nacional de energías renovables que autoabasteciera todas nuestras necesidades energéticas además de posicionarnos como el primer productor y exportador mundial de energía renovable, pues bien, una vez establecido este modelo, alcanzando al mismo tiempo todas las sinergias propuestas, podríamos disminuir los efectos del tercer punto ya que nuestro país sufriría una nueva revolución industrial que cubriera la gran mayoría de nuestras necesidades básicas de consumo.
El encarecimiento del petróleo tampoco seria ya problema si apostásemos por una industria eléctrico-automovilística, pero, hasta que este nuevo ciclo se completase tan solo habría que recortar el tipo impositivo que grava los carburantes, así de sencillo.
El costo de la vida y la pérdida de poder adquisitivo no necesitan ninguna medida si gestionamos eficientemente las anteriores propuestas, ya que automáticamente los precios volverían a niveles anteriores y nuestros actuales salarios serian más productivos, ¿O acaso seguiríais comprando un pimiento a 150 pesetas?.
Pero la propuesta por excelencia seria, dar valor real a nuestra reinstaurada moneda, es decir, vincular su valor a la cotización de un metal, la plata, nunca pudiendo ser su valor intrínseco menor al último máximo cotizado del metal. D. Hugo Salinas Price, anunciado en un post de D. Francisco Llinares Coloma, explica perfectamente esta medida.
http://www.rankia.com/blog/llinares/897667-entrevistas-d-hugo-salinas-price
Con esta medida aseguraríamos siempre el valor de nuestro trabajo y ahorros, y nunca, jamás, volveríamos a escuchar la palabra crisis financiera. Además, cuando el precio del metal subiese un 30 % respecto a su ultimo máximo cotizado el valor de nuestra moneda lo haría en el mismo porcentaje respecto a su cotización en $ o €, por lo que la devaluación en un 30 % de nuestros activos, costo de vida y poder adquisitivo quedaría resuelto.
Incluso, nuestra moneda seria un valor refugio mundial por tener valor tangible real, seriamos la nueva Suiza Coloidal, y, ya que todas las materias primas cotizan en $, incluso la plata, cuando incrementase la cotización del metal podríamos optar por pagar en pesetas ya que esta siempre tiene garantizado el valor del ultimo precio máximo cotizado de la plata, por lo tanto, nunca mas seria necesario devaluar nuestra moneda. Tan solo quedaría fijar y establecer cuantas pesetas vale una onza de plata para llevar a cabo la compra masiva del metal e imprimir billetes referenciados a las nuevas reservas de plata de nuestro país.
La falta de calidad del dinero-deuda emitido de la nada, carente de valor vital alguno, y que tan solo es un numero digital al servicio de la deseconomia virtual, es el motivo principal de que todas las monedas mundiales coticen o se valoren respecto a otra divisa, pero, si implantásemos este nuevo patrón plata, la cotización y valoración de nuestra peseta ya no seria ningún problema. Su único referente de valor real seria el último máximo cotizado de la plata y no la cotización de una moneda imaginaria respecto a todas las demás intrínsecamente inflacionarias.