Es natural acudir a los amigos cuando uno se encuentra en apuros. El mundo es un lugar duro y los amigos suavizan esa crudeza. Además, uno los conoce bien. ¿Por qué depender de un extraño, cuando se tiene a mano un amigo?.
El problema es que, a menudo, no se conoce a los amigos tan bien como uno cree. Los amigos suelen coincidir con nosotros a fin de evitar discusiones. Entre amigos se suelen disimular los rasgos desagradables, para evitar molestar u ofenderse. Los amigos son los que más celebran nuestros chistes. A los amigos les encanta nuestra compañía, disfrutan con nuestra conversación y aprecian nuestro consejo; quizá sean sinceros… pero con frecuencia no lo son.
Cuando nuestra generosidad para con un amigo se da en un entorno laboral, poco a poco se van descubriendo facetas que esa persona mantenía cuidadosamente ocultas. Lo extraño, según mi impresión, es que es precisamente nuestro acto de generosidad para con nuestros amigos, lo que desestabiliza la relación. Quizá es que el ser humano necesita sentir que merece su buena fortuna y la recepción de favores puede convertirse en algo opresivo: significa que uno ha sido favorecido por ser un amigo y no necesariamente por méritos propios y, en esto, casi siempre hay un ligero toque de condescendencia que, secretamente, molesta. Esa herida se irá manifestando de forma paulatina: algún desplante, alguna mentira, un poco de hipocresía, un toque de ninguneo o resentimiento de tanto en tanto, y, antes de que nos podamos dar cuenta, la amistad comenzará a diluirse de forma irremediable. Cuanto más nos deba el amigo, menos gratitud cosecharemos.
La ingratitud tiene una historia larga y profunda. Su poder ha quedado demostrado a través de tantos siglos, que resulta en verdad sorprendente que la gente siga subestimándola. Es mucho mejor ser desconfiado. Nunca debemos esperar gratitud de un amigo, y nos veremos gratamente sorprendidos cuando éste se muestre agradecido.
Todas las situaciones laborales exigen una cierta distancia entre la gente que participa en ellas. Se trata de trabajar, no de hacer amigos. La amistad (verdadera o falsa) sólo enturbia este hecho.