Inicialmente parece que es obvio: si se quiere ganar dinero es preciso conseguir estrategias que nos proporcionen un gran beneficio, y a mayor sea el beneficio pues mejor. No parece tener sentido tener que hacer 10 operaciones con un 3% de beneficio cuando se puede hacer un 30% en una sola estrategia.
Es más, si hay que elegir una metodología de operación entre una con ganancia del 30% y otra con ganancias del 3% parece claro cual hay que elegir. ¿Quien cogería las monedas pudiendo coger los billetes?
Sin embargo, al aplicar la teoría a la práctica aparecen las dificultades.
Lo que marca la diferencia es el número de estrategias que se tiene en mente cuando se plantea la cuestión. En el caso de que sólo se plantee una única ejecución el tema es claro: la estrategia del 30% es la buena. Pero si la idea de base es conseguir unos ingresos periódicos el número de estrategias deberá ser indefinido.
Con esta idea en mente entrar en juegos otros dos factores:
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Cual es la posibilidad de que se dé una estrategia.
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Cual es el riesgo implicado.
Si efectivamente queremos estrategias con una ganancia del 30% y un riesgo mínimo el número de veces que se cumplirá el escenario será necesariamente muy bajo, es una cuestión de estadística. Es una anomalía, nos están pagando más de lo que corresponde.
Lo que si se da con mucha mayor frecuencia son las estrategias con alto beneficio y alto riesgo, pero en este caso puede que nos llevemos en una ocasión el 30% pero en otro lo perderemos. El 30% no refleja nuestro beneficio. Nuestro beneficio será el resultado de todas las ganancias y pérdidas de la serie.
¿Qué tenemos entonces? Pues que nuestra ganancia en una larga serie de operaciones viene por el control del riesgo y la calidad de nuestra operación, que va a ser lo que nos lleve a tener una mayor cantidad de operaciones ganadoras que perdedoras.
A esto hay que sumar que nos va a resultar más fácil controlar una estrategia con un objetivo del 5% que otro que busque el 30%, el trading es más lento y controlable en el primer caso que en el segundo.
No se trata de renunciar a los billetes sino a irlos sumando a base de monedas. De nada sirve ganarlos en una estrategia para ver como desaparecen en la siguiente.
Y, además, si ves la ocasión buena, esa que se da cada dos años, siempre puedes cogerla. Eso sí, con el capital adecuado, no vaya a ser que tu cisne negro sea un pato.
Hasta la próxima.