Una motivación común que mueven a entrar en el ámbito de la bolsa es poder vivir de tu propio trabajo dejando de lado otras alternativas laborales aparentemente más duras.
Esto es algo que mueve a crear cuentas de operación y algunos brokers lo saben: de ahí surge el mito del que hablamos hoy: con un capital relativamente pequeño, y gracias a la magia del apalancamiento, se pueden sacar extraordinarios beneficios que te permitirán vivir del rendimiento de tu dinero.
Se podría decir que estamos antes el milagro de los panes y los peces aplicado al mercado. Aunque tu capital es escaso tu capacidad para generar beneficios se multiplica y por tanto es como si realmente tuviéramos un capital mucho mayor.
Obviamente no es tan sencillo. Como ya vimos en una entrada anterior el apalancamiento no es una ventaja neta. Nos permite ganar más o menos pero esto no nos hace mejores operadores.
Puede que el broker nos permita apalancarnos tanto como nuestra cuenta de operación nos tolere y que en el caso de que tengamos ganancias las cifras sean altas. Pero, lógicamente, igual de altas serán las pérdidas. Tal como yo lo veo nuestra capacidad de tener ingresos recurrente depende de la calidad de nuestro trabajo como operador y no de nuestro apalancamiento.
De hecho, el apalancamiento es algo que nos podremos permitir sólo cuando nuestra capacidad operando nos permita gestionar el riesgo que implica.
El mercado nos enseña que mantener altos porcentajes de beneficios a los largo del tiempo es muy improbable. Si se aspira a un ingreso periódico lo coherente es tener en mente un porcentaje más realista y pequeño.
‘Y cómo voy a sacar el dinero que preciso de forma regular con ese bajo porcentaje’ Pues sólo queda una: con un capital mayor.
¿Cuanto capital necesito entonces?, pues depende de cual sea el rendimiento que puedas sacar de forma continua y cuales sean tus objetivos económicos. Haz tus cuentas y verás que las cifras que sugieren ciertos anuncios son sencillamente ridículas.
Hasta la próxima.