En la entrada de la semana pasada hablábamos de las ventajas de operar tranquilamente. Esto es algo en lo que la mayoría estará de acuerdo pero, como obviedad que es, aporta poco. Y además no siempre es fácil. Influirá entre otras cosas:
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El tiempo que llevamos operando con la estrategia actual.
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El dinero implicado.
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El perfil personal de cada uno
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Y, por supuesto, lo que nos esté presionando el mercado.
El problema es que cuando más necesitamos hacer bien las cosas es cuando más tendemos a perder el control. Cuando vemos que el mercado se pone en contra entra la emotividad en lugar de la planificación.
Hoy vamos a ver un par de ideas que no pueden ayudar a mantener el tipo en situaciones complicadas.
Vale. Hay que ver la estrategias desde la distancia y hacer lo correcto pero:
No tengo seguridad en la estrategia bien porque llevo poco tiempo con ella o porque, aunque lleve más tiempo, no la he interiorizado, sólo he copiado algo que funciona. O peor aún, sencillamente no se lo que estoy haciendo, lo hice una vez, me salió bien y pensé que siempre sería así.
Mal asunto, realmente. Si no tiene bien asentado los diferentes escenarios en la operativa cuando llegan las pérdidas comienzas a hacer cosas raras que terminan perjudicando tu bolsillo.
No conozco una solución rápida a esta cuestión salvo dedicar mucho trabajo. Lo ideal es que, partiendo de una solución probada y contrastada, la testees exhaustivamente en el mercado. Sobre todo en los escenarios en lo que peor funcionan y las vayas personalizando a tu capital y forma de operar. De ahí sacarás un modelo teórico que deberá probar su valía en estrategias con capital mínimo hasta ir alcanzando la madurez. Como decía, lleva su tiempo.
El único atajo puede venir en el uso de herramientas de backtesting serias que puedan hacerte sacar más partido de cada hora de trabajo.
Siguiente punto: ‘las pérdidas me hacen perder la calma, no puedo evitarlo’ Si el punto anterior era complicado este es sencillo. Si las pérdidas te son intolerables no tienes más que operar con menos capital, dado que aún no estás listo para operar con tanto dinero.
Lo desagradable de esta solución es que si bajas las posible pérdidas disminuyendo el capital también disminuyen las ganancias. Como alternativa puedes optimizar la operativa para ganar lo mismo con menos riesgo, pero esto no siempre es posible.
Las pérdidas son una parte de la operación en bolsa, sólo se pueden limitar. Encuentra tu cifra de máxima pérdida y opera con el capital adecuado.
Los dos últimos puntos van de la mano.El mercado siempre termina presionando, pero hay quien lo lleva peor y quien lo tolera mejor. Depende del perfil personal del operador. ¿Entonces si tiene uno un mal perfil no se puede operar? ¿no se puede mejorar? ¿no puedo adaptar mi forma de operar a mi propio perfil? Respecto a si se puede cambiar el perfil de cada cual habría mucho que decir. Los ambientalistas y los genetistas llevan décadas con la cuestión y no hay un vencedor claro.
Yo me quedo con un término intermedio: el perfil no se puede cambiar pero si hay posibilidad de potenciar las capacidades positivas y quitar influencia a las negativas. Pero hay un requisito, hay que saber que tienes entre manos, tienes que saber que potenciar y que te puede hacer daño dentro de tu forma de estar en el mercado. Te tienes que conocer mínimamente. No se trata de hacer un estudio sino de saber que rasgos de tu personalidad te llevan a hundir estrategias ganadoras.
Después tienes que operar según te encuentres más cómodo y con la operativa que mejor se adapte a tus necesidades. La adaptación es para mi la clave. Tienes que encontrar tu hueco en el mercado, hay que operar relativamente cómodo.
Y, finalmente, si por la razón que sea no vas a poder controlar bien tu estrategia. Porque no tienes tiempo, ganas o no lo veas claro. Sal del mercado. No tenemos un contrato que nos impida hacerlo.
Hasta la próxima.