Distinguido y Excelentísimo Señor:
Es usted una persona curtida en las adversidades, como nos ha demostrado estos casi 8 años en que dirigió la entonces oposición. Creo también que ha alcanzado la responsabilidad de la tarea de gobierno, más por fallos ajenos y circunstancias difíciles, que por méritos y aportaciones hechas durante ese período.
Tras la rebaja del rating de la calificación crediticia de nuestro país de calidad buena (A+) a calidad aceptable (BBB+), por parte de una de las agencias de calificación reconocidas internacionalmente, ¿no cabría hacerse una reflexión y plantearse si las medidas que están tomando van en la dirección correcta?. Ya no son sólo los sindicatos, parte de la opinión pública, "los mercados" y la prima de riesgo.
Yo, modestamente, tengo grandes dudas al respecto y me gustaría equivocarme.
En primer lugar decretó una subida de impuestos directos al trabajo, con objeto de aumentar los ingresos públicos, que restan capacidad de consumo y consecuentemente ahonda más en la retracción de la economía.
Posteriormente hizo una reforma laboral, la segunda en menos de 2 años, en la misma línea aunque más dura que la de su antecesor en el cargo, que curiosamente entonces no fue apoyada más bien criticada por su partido. Reforma esta que tampoco ha servido, de momento, ni para detener el crecimiento del desempleo, por lo que agrava más la salida de la situación actual.
La lucha contra el fraude fiscal comienza con un anuncio de perdón a los defraudadores. Contra la corrupción, nada sustancial, esperanzador y contundente. La reforma de la justicia, tan vital, con otro anuncio de fin de las vacaciones de Agosto, como si fuera ese el problema.
Sobre la reforma financiera, tan importante y necesaria, hasta la fecha no tenemos más que vaguedades, rumores y demora ¿Tan difícil es establecer las medidas necesarias para que nuestro sistema financiero sea capaz otra vez de hacer fluir el crédito productivo?
En cuanto a las medidas en materia de sanidad y educación, también se ven improvisadas y con falta de determinación. Ambas lo requieren, pero parece que carecen de un programa establecido con la necesaria reflexión, para que su solo anuncio transmitiese confianza en su correcto desarrollo.
Sobre las pensiones, otro de los gastos más importantes del Estado, de momento nada. Ni un apunte a una profunda reforma del sistema, para adecuarlo correctamente a las circunstancias actuales y que permita una visibilidad futura de seguridad y confianza.
Las medidas anunciadas hoy como la subida del IVA, fuertemente cuestionada y criticada al gobierno anterior. O el desafio a que el paro no pasará del 25%, siendo hoy del 24,44%, van en la misma línea de lo conocido hasta ahora.
En definitiva, tengo la impresión de que están gobernando en clave electoral. Haciendo de oposición de la oposición. Buscando culpables y excusas ajenas a su gestión. Sin haber tenido ciertamente un verdadero programa previo de actuación, para hacer las cosas como "Dios manda" y generar la confianza necesaria para relanzar la economía, que es la base del desarrollo, la prosperidad y la estabilidad social. O sea un "quitate tú, que me pongo yo".
Sin otro particular, se despide atentamente.