Ayse, Diane y sus historias quizás hayan pasado desapercibidas entre la avalancha de malas noticias que diariamente nos bombardean, y endurecen por desgracia nuestro corazón para poder sobrevivir a tanto espanto. Ayer fueron noticia breve ambas por actos que se asemejan: crónicas de hospital.
Ayse donó un riñón a la esposa de su amante, a la que anteriormente ya había donado sangre, y Diane pidió el adelanto del parto para que su marido, enfermo terminal, llegara a conocer a su hija.
Ayse y Diane son como tú -que lees esto- o yo, y como la mayoría de las personas aunque a veces nos cueste creerlo. Somos capaces de lo mejor (entregas similares se repiten y quizás no sean noticia) pero lo triste es que para llegar a descubrirlo, tengamos que exponernos a situaciones límite. Cuántas familias se unirían en circunstancias así!
La neurociencia explicaría que actuaron inundadas de oxitocina, la religión por el espíritu divino, quizás la antropología por ventaja…y yo, que no razono tanto las cosas, diría que es el verdadero amor, y no sé -ni quiero saberlo- por qué pasa.
Y, a veces, pasa.
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