Cuando operamos debemos tener una máxima, definir el riesgo que queremos asumir. Ese riesgo definido debe de ser doble, por un lado deberemos cuantificar el riesgo por operación y por otro lado el riesgo de cartera, es decir, la suma de los riesgos individuales de cada una de las operaciones.
Soy de los que pienso que si el riesgo de nuestra cartera es responsable y no asumes más del 4%, no puedes tener una cartera con una operación que tenga un riesgo del 4%.
Mantener varias operaciones en paralelo es muy sano, yo personalmente recomiendo tener unas 3 ó 4 con el fin de repartir las oscilaciones del mercado entre ellas, y si no están correlacionadas mejor que mejor.
Sin embargo, cuando empezamos a operar, definimos el riesgo y lo ajustamos para no superarlo suele pasar un efecto que me gusta llamar "el efecto perezoso". Cuando entramos en las posiciones estas suelen empezar a ir en nuestra contra, momentos complicados como siempre por el miedo al error.
Si el sistema suele operar con eficiencia, la mayoría de ellas comenzarán a ir a nuestro favor y comenzaremos a visualizar beneficios flotantes o virtuales, y llegará el momento de ajustar los stops para anclar beneficios, punto que recomiendo a todos.
Cuando movemos el stop llega el momento en el que el riesgo de cartera baja ya que el riesgo de pérdida de cada operación desciende y ahí es donde comienza el efecto perezoso.
Tu riesgo baja y por tanto vives con más tranquilidad ya que lo máximo que puedes perder es menos y ahora sólo toca esperar ir anclando más beneficios.
Sin embargo no es el momento de quedarnos ahí, ni mucho menos, si queremos optimizar el capital. Si hemos definido un riesgo del 4% de cartera significa que debemos estar asumiendo siempre ese riesgo y por tanto cuando la cartera se vuelve más confortable y segura es momento de introducir nuevas operaciones que aumenten la tensión de la cuerda.
Esto, que en frío parece simple, en la realidad psicológica del trading se torna complicado ya que volvemos a someter a estrés a nuestra mente. Le volvemos a pedir al cerebro que analice de las alternativas de inversión que tiene, cuáles en base al sistema tienen mejor pinta.
Y esto significa que debemos aumentar el nivel de ansiedad, el nivel de estrés y nuestro margen de incertidumbre, en resumen, vivir peor después de tomar de nuevo una decisión dura.
Es más sencillo seguir en nuestra cartera que ahora puede ya tener un riesgo del 2% y disfrutar de los beneficios que estamos capturando poco a poco ajustando los stoploss. La línea de menor resistencia siempre es la que tenderemos a seguir pero no significa que ese sea el camino correcto, es simplemente el camino fácil.
Por tanto debemos recordar que el riesgo está para no pasarlo, pero tampoco para no quedarnos cortos. El riesgo es el acelerador de nuestro coche, si pisamos mucho el riesgo el motor se recalienta, pero si no apretamos el gas lo suficiente, no llegaremos a tiempo al final del recorrido.
Te recomiendo que revises si el efecto perezoso ha llegado también a tus cuentas y si es así salgas de la zona de confort, abras Finviz.com y comiences a buscar las mejores oportunidades, seguro que encontrarás nuevas empresas que harán crecer tu cartera con más impulso si cabe.