Marion Mueller
El pasado martes 3 de diciembre, una empleada del servicio de limpieza de un avión de la compañía Jet Airways en India encontró 24 lingotes de oro de un kilogramo cada uno, valorados en un millón de euros. El avión se encontraba estacionado en el aeropuerto de Kolkata procedente de la ruta Bangkok.
Lo más curioso de este hecho es que el hallazgo no extraña ni a autoridades ni a los propios ciudadanos. Tras el incremento de la demanda de oro físico en el país, el gobierno indio tomó medidas para frenar este crecimiento y reguló obstáculos a la importación mediante impuestos, barreras arancelarias y no arancelarias.
Sin embargo, este tipo de medidas ha impulsado el comercio de oro en el mercado negro, en el cual los inversores pueden proveerse del metal precioso a precios inferiores a los oficiales. El botín de lingotes de oro físico encontrados son una muestra más que evidencia el comercio negro de oro. Las autoridades hindúes han confirmado que nadie ha reclamado la propiedad de estas bolsas pero las investigaciones siguen adelante para encontrar al contrabandista que introdujo este alijo de oro en la cabina del avión.
En el último mes se han producido cinco incidentes de naturaleza similar, tal como confirma el director del aeropuerto de Kolkata, Netaji Subhash Chandra. En octubre, ocurrió un episodio similar en la ciudad de Chennai, al sur de la India. En el baño de un avión que cubría la ruta Nueva Delhi-Dubai se encontraron 95 millones de rupias (1.600.000 dólares).
Uno de los focos emisores de fraude es la isla de Sri Lanka. Ya en agosto se incautaron 11 millones de rupias en onzas de oro que portaba un ciudadano de Sri Lanka hacia la capital de la India.