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Psicología en el trading: como Mr. Hyde venció al doctor Jekyll

Como es conocido en la novela de Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde se nos presentan a dos personajes radicalmente opuestos en sus comportamientos y pensamientos pero con el nexo de ser realmente la misma persona. Bajo el influjo de una fórmula ideada por el sensato Dr. Jekyll éste se convierte en el perverso Mr. Hyde.  Este argumento se ha utilizado con frecuencia para mostrar la dualidad que reside dentro de cada uno de nosotros y nos puede ser útil para abordar algunos comportamientos no tan raros en el trading.

Cuidado con Mr. HydePlanteemos el siguientes escenario: el cabal doctor Jekyll ha decidido abrir una cuenta de operación en bolsa con su banco y ha comprado algunos paquetes de acciones de empresas que considera estables con vistas a una inversión a largo plazo. No le importan los altibajos, sabe que esas empresas tienen además de una sólida base una buena gestión y que más pronto que tarde irán subiendo de valor.

Aquí se podría haber quedado la cosa si no fuera por la gran difusión que se está dando a la empresa X en los medios de comunicación. Se presenta como una empresa innovadora y de gran futuro, es cierto que sus activos no son muy tangibles y que se sabe poco de los gestores pero su valor bursátil no hace más que subir. Lo que si hace, sin embargo, es cumplir con los planteamientos de la nueva economía.

En un principio duda, pero al realizar su cuentas de la ganancia que hubiera obtenido al entrar al principio de la tendencia hace que vaya surgiendo Mr. Hyde. Da igual que el momento de entrar haya pasado, lo cierto es que ‘ahí está ganando dinero todo el mundo’ y él no quiere ser menos. A partir de este momento será Mr. Hyde quien gestione la operación.

Al llegar la primeras ganancias el codicioso Mr. Hyde en lugar de recoger rápidamente beneficios y cerrar con un buen retorno de inversión no sólo mantiene la posición sino que la aumenta para ganar todavía más. Incluso puede que pida dinero prestado o coja dinero ajeno. Al fin y al cabo está claro que es fácil ganar dinero en bolsa.

Los días pasan y ya hace tiempo que los buenos inversores cerraron sus posiciones, si es que entraron alguna vez. Los últimos días de la burbuja el único dinero que entra es de otros inversores similares a nuestro Mr Hyde que obvian el absurdo precio del valor buscando también ellos un trozo del pastel.

Finalmente ocurre lo que pasa con todas las burbujas: su explosión. Sin previo aviso se desata el pánico, el valor cae en picado. Mr Hyde no cree lo que ven sus ojos. Los supuestos beneficios, con los que ya contaba (olvidando que hasta que se cierra la posición son sólo números) desaparecen súbitamente. Pero no sólo eso, rápidamente llegan las pérdidas, la caída parece imparable. Si el doctor Jekyll recuperara el control pensaría que lo mejor es aceptar el error, cerrar la posición y aprender una amarga lección. Sin embargo es Mr. Hyde quien está al mando, y él tiene claro que hay que ‘mantener la posición para recuperar lo perdido. Esto es algo temporal’. Pero su incapacidad para soportar las pérdidas sólo hará que estas se multipliquen.

Finalmente la verdad aparece ante su ojos, al cabo de un par de semanas es obvio que no hay recuperación, las pérdidas son importantes y ya sólo cabe lamentarse. Ante esta situación Mr. Hyde y el doctor Jekyll  tienen de nuevo diferentes puntos de vista. El primero echa la culpa de su desastre al maldito mercado que se ha quedado con su dinero. El doctor Jekyll reflexiona y se da cuenta de que:

  1. Nadie regala nada, y en bolsa menos. La rapidez del beneficio está ligado al aumento del riesgo, a mayor porcentaje de beneficio más riesgo.
  2. Si su perfil de riesgo es bajo nunca debería entrar en una operación de alto riesgo. Para poder operar en estas circunstancias se necesita, aparte de una formación específica y amplia experiencia, una metodología de gestión del riesgo muy estricta  de la que carencia el doctor Jekyll.
  3. En el caso de entrar, lo mejor era salir lo antes posible. Una fracción del beneficio teórico que llegó a tener Mr. Hyde hubiera hecho de la operación una buena operación.
  4. En el caso de no querer salir, hay asegurarse al menos no perder vendiendo parte de la posición o poniendo órdenes condicionadas que nos cubran.

 

Lo peor del tema es que el doctor Jekyll ya sabía, o intuía guiado por el sentido común, todos estos puntos. Pero era Mr. Hyde quien tenía el control. El triunfo de Mr. Hyde esquilmó la cartera del doctor Jekyll.

Pero no vamos a dejar aquí el asunto La semana que viene veremos como puede ser el doctor Jekyll quien venza a Mr Hyde.

ThetaPositivo

Coach Especialización Income Trader

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