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Nota previa:

Este post trataba de explicar las razones por las que la subida de impuestos indirectos y la retirada de los 400 euros que se planeaba en 2009 iba a provocar que las rentas bajas se viniesen abajo, que las empresas de bienes básicos iban a perder poco, que las empresas dedicadas a bienes no básicos se iban a desplomar y que las rentas altas ganarían.

Este post es una reedición de otro publicado con el mismo nombre el 27 de septiembre de 2009. Se han corregido algunos fallos de redacción. Sin embargo, los datos, el análisis y las conclusiones se han de entender referidas a 2009.

 

¿Quién pagará las subidas de impuestos?

 

 

Ya he puesto en dos post cómo reaccionan los distintos mercados de bienes y servicios a subidas de impuestos directos e indirectos, en función de sus características.

Es fácil determinarlo. Por un lado la subida de I.R.P.F reducirá la renta disponible de los consumidores. Debemos tener en cuenta que afectará a cada grupo social en función del impacto que tenga. 

El IVA es un poco más complicado. Depende de la necesidad del bien que se produzca. La subida de impuestos indirectos afectará incrementando el precio (y apenas variando la cantidad) de aquellos bienes donde no nos podemos ajustar (ya puse la explicación en su día). Es fácil entender que, por tanto, la subida del IVA supondrá un incremento de precio en aquellos productos donde el poder de la oferta sea superior. Estos son los bienes que componen la cesta de la compra de la clase media, (clientes masivos, y empresas agrupadas). Por tanto el primer efecto es sobre las rentas bajas que verán como subirán los precios de los productos que no se pueden escapar, (electricidad, gasolinas, comidas al 7, pañales, teléfonos…).

Esto provocará que la renta realmente disponible vuelva a bajar (por los sueldos y pensiones contenidas, la subida de IRPF, y la subida de gastos destinados a precios básicos). Por tanto vuelve a aplicar el mismo análisis que la subida del irpf.

En el caso de los bienes de segunda necesidad (más elásticos o aquellos en los que existe un proceso de toma de decisión por parte de los clientes) las empresas no tendrán la misma capacidad de repercutir la subida de IVA de tal forma que no podrán compensar la subida y tendrán que ser las empresas las que asuman una pérdida de facturación. Por tanto, cuando hablamos de coches, electrodomésticos, viajes, comercio, turismo… el ajuste directo del IVA lo asumirán las empresas que han de asumir clientes con menores ingresos y con una parte menor de una renta, también menor, comprometida para bienes necesarios.

Por tanto, asumiendo que no hay nadie beneficiado, los que van a perder menos son las empresas que tengan el poder en mercados (en los que los clientes no nos vamos a retirar) y las personas que quieran comprar bienes de segunda necesidad que van a encontrar un entorno en donde hacer lo que estimen oportuno.

Los que más van a perder son las rentas bajas y las empresas que trabajen en los sectores que van a tener que asumir el ajuste.

¿Quieren un truco para saber quién va a perder más?  Pues es muy sencillo. ¡Quien más ha perdido! Los que podían subir los precios, los han subido y lo seguirán haciendo. Los que ya habían bajado, lo tendrán que seguir haciendo. Las personas que no lograban pagar los gastos de primera necesidad, lo tendrán más difícil y las personas que ya podían beneficiarse de las bajadas de precios, lo tendrán más sencillo.

Por tanto esta política es un atentado en la situación actual en la que es necesario cambiar el rumbo (es decir, se necesita de recuperar a los más golpeados y no golpearlos más).

Debemos entender que es imposible que una medida así planteada (nota de 2015; imponer una subida importante del IRPF a clases bajas y pequeña a clases altas e incrementar el IVA) cambie el rumbo de los acontecimientos ¡es más! los va a precipitar.

Respecto a la subida de la tributación sobre el capital (sobre todo a aquellas personas que tengan un rendimiento superior a los 6.000 euros) el impacto es despreciable.  Realmente no se ha tocado la estructura impositiva actual ya que se mantienen los esquemas de Sicav, Fondos de inversión, deducciones y normas de impuestos sobre las sociedades. En todo caso el impacto es muy reducido por que supone un incremento porcentual menor (pasar del 18% al 19% o 20%  no es lo mismo que pasar del 7% al 8%), sobre una base menor.

En todo caso las medidas tomadas son básicamente las recomendaciones del sector financiero a pies juntillas (para que luego digan que el gobierno no hace caso a los “expertos”)

Y a partir de aquí se abre una serie de post, porque ahora hay que analizar si se alcanzarán los 10.000 millones esperados de recaudación (que es imposible), si generará inflación (imposible también) y si contribuye a destruir empleo (por supuesto). 

En fin, tocará poco a poco.

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