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El concepto de moda en el mundo económico es la desigualdad social. Esto provoca la existencia de muchos estudios y aproximaciones para tratar de explicar las razones y los efectos de este fenómeno que parece reciente.

La inmensa mayoría de los estudios e informes pasan de largo sobre lo obvio. En muchas ocasiones este olvido se basa en determinados intereses; sería el caso de numerosos informes que tratan de justificar los beneficios de unas determinadas medidas obviando los “efectos secundarios”.

Pero hay otra razón para no reflejar obviedades en los escritos. ¿Cuál es el valor de un escrito que recoge aquellos aspectos tan simples que todo el mundo es capaz de ver? Al final todo el mundo busca encontrar fórmulas imaginativas para explicar lo que está ocurriendo, de tal forma que cuanto más curiosa sea, más calidad intelectual tendrá el escrito.

Sea como fuere, así estamos en un fenómeno que casi todo el mundo puede ver, explicar y analizar sin problemas. Sólo los economistas están derrapando de una forma considerable.

¿De dónde viene la desigualdad social? Pues lo que está claro es que viene de una distribución de la renta irregular. ¿Cuál es la razón principal de esta distribución? Pues son los precios; los precios del mercado de trabajo, los precios del mercado financiero y los precios de los mercados de bienes y servicios. Luego nos encontraremos con complementos a esta explicación (por ejemplo, con efectos fiscales distributivos), pero debemos tener en cuenta que son eso, efectos complementarios para explicar la realidad.

Una familia tipo percibe sus ingresos de un salario y con estos ingresos ha de pagar los bienes que necesita para consumir; además ha de pagar el precio por las deudas o cobrar el precio de sus ahorros.

Una empresa percibe sus ingresos de los precios y con estos ingresos ha de pagar los sueldos, los precios de otras empresas y el precio de las deudas. Cobrará un precio por los excedentes de tesorería y finalmente repartirá a sus socios el excedente.

Una entidad financiera (en su más amplio sentido) percibirá un precio por los fondos que presta y pagará un precio por los fondos que necesita.

Analizando estos precios es sencillo entender la distribución de la renta. Cualquier análisis que trate de analizar la distribución de la renta sin lo anterior es un absurdo.

Partiendo de esta perogrullada tenemos todas las herramientas posibles para analizar las distintas propuestas y sus efectos sobre la distribución de la renta.

Por ejemplo; el Banco de España “obliga” a las entidades a no competir por los depósitos de sus clientes minoristas, permitiendo excepciones con determinados clientes que les interesen. ¿Cómo afecta?

Se acuerda una reforma laboral que implica un menor poder de negociación de los trabajadores. ¿Cómo afecta?

Tenemos una reforma eléctrica que deja sin posibilidades a los consumidores, se instrumenta una política monetaria ad hoc para los mercados de commodities, se sustituyen impuestos directos (que se bajan) por indirectos (que suben), se introducen copagos en varios sectores, se introducen mecanismos y garantías a determinadas empresas lo que mejora su capacidad de negociación….

Todo ello son ejemplos claros de medidas que se han tomado repetidamente; me gustaría que se tome nota de que en ningún caso son recortes, pero tienen un efecto claro sobre la distribución de la renta.

O dicho de otra forma, es incomprensible que incrementando una y otra vez el poder del sector financiero y de las grandes empresas, que a su vez están concentradas en mercados regulados de bienes y servicios básicos, tengamos que plantearnos las razones por las que nos encontramos con una distribución de la renta desastrosa.

Es así de simple.

 

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  1. Top 100
    #2
    10/06/15 22:28

    La desigualdad social podría llamarse "desigualdad en medios para tener acceso al dinero". A mi manera de ver, el problema no es el dinero en sí, sino los mecanismos para hacerse de este. Bajo el concepto de oferta y demanda suponemos que hay un proceso de libre competencia, pero no es así, tenemos un monopolio financiero que restringe para otros el acceso al dinero, pero se deja abundantes medios para tenerlo o crearlo de la nada.

    El empleo es por excelencia el mecanismo de distribución de la riqueza por excelencia, y cuando este falla, lo que sucede es que aumenta la viabilidad política para el sistema alterno, quitarle a los ricos para darle a los pobres. Y a los ricos no les gusta ese sistema.

    En el chavismo te podrían quitar la casa, y a nadie le gusta eso, pero nada más, no hay más consecuencia para el habitante del inmueble, y quizás te den una más pequeña. Y además sabes que la casa dará refugio a una familia pobre. En Cambio en España te quitan la casa, y te dejan una deuda y nada de casa. Y sabrás que nadie va a vivir en tu casa, y se crea un sistema lleno de gentes sin casa y casas sin gente. ¿Cual es peor, el sistema de España o el chavismo? No me gusta el chavismo. ¿debería gustarme el sistema de España?

  2. #1
    10/06/15 07:42

    En los últimos años se ha producido una concentración del gasto de las familias en cada vez menos empresas, bien por las subidas de precios de servicios y productos básicos (luz, hipoteca, gasolina, hipermercados...) o bien por la reducción de sueldos. Esto nos convierte en una sociedad más controlable y manipulable, nos resta capacidad de decisión.

    Saludos

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