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En enero de 2011, una noticia sobresaltaba A Coruña. Tres policías perecían ahogadas en la playa del Orzán, mientras intentaban rescatar a un joven eslovaco que lamentablemente también falleció.  En los momentos iniciales, cuando el estudiante eslovaco desaparecía, otras personas ayudaron a los policías, que se entiende que asumieron los mayores riesgos intentando luchar contra el mar.

No es el único caso en el que encontramos con personas del cuerpo realizando actos que no pueden ser calificados de otra forma que heroicos.  En junio de 2012, otro policía fallece en Cadiz, intentando salvar a dos personas. Pero no hace falta ir hasta el extremo para encontrar actos que demuestran lo que estas personas son capaces de hacer y hacen todos y cada uno de los días. No es exactamente lo mismo, pero jamás he escuchado a nadie criticar la actuación de un policía o un guardia civil atendiendo un accidente de tráfico, lo que contrasta y mucho con la imagen transmitida por estos mismos guardias civiles eligiendo sitios claramente recaudatorios para instalar un radar.

Es sencillo explicar esta aparente contradicción; cuando atienden a una persona están actuando en base a un entrenamiento, pero sin ningún tipo de interferencia; es decir, son ellos mismos, lo que no se puede decir cuando instalan un radar. Por otro lado tenemos que en un colectivo, el que sea, destacarán más los comportamientos no habituales, y en cualquier colectivo, otra vez repito el que sea, encontraremos personas que no están a la altura.

A lo que quiero llegar es que en cualquier colectivo hay personas buenas y personas malas, y además tendremos a personas buenas haciendo cosas malas. Esto es algo que debemos asumir, y entender que el hecho de que todos los agentes del orden se comporten de forma impecable, de acuerdo a los criterios de servicio público, no es más que una utopía que ha de seguir el guión. Y esto es lo realmente grave de las situaciones que se han generado en Madrid y sobre todo de algunas defensas de la policía, muy mal entendidas.

Hoy nos encontramos con la noticia de que se condecora a estos tres policías, (con cierto retraso que contrasta con el hecho de que tan sólo un mes después de los sucesos, hayan sido condecorados por Eslovaquia), y se condecoran en medio de la condecoración a 300 policías, entre los que está la principal noticia que es la condecoración del jefe de la UIP de Madrid. Jamás se me ocurriría una afrenta mayor que se pueda hacer a estas tres personas que dieron su vida para intentar salvar a una persona, que hacerles compartir la noticia y el protagonismo con una persona que en estos momentos va a recibir una condecoración que apesta a justificación política por todos lados. El mero hecho de condecorar al de la UIP en el mismo paquete que a los otros, lo que hace es igualar, situaciones que jamás serán igualadas. Y todo esto sin saber los meritos de este responsable, (que seguro tiene), para quien hoy no era el momento.

Los sucesos de Atocha, las imágenes de los bares, y todos los videos que han surgido a partir de las movilizaciones del 15-S, no creo que representen al trabajo y desempeño de la inmensa mayoría de los policías en la inmensa mayoría de los momentos, y se equivocan quienes se creen que contraponiendo el argumento de “los policías son buenos”, están justificando determinadas acciones que son injustificables. Lo que están haciendo es empeñar la imagen de los buenos para justificar lo malo y eso es lo peor que se puede hacer. Al que le importe lo más mínimo el hecho de que haya muchas personas que desarrollan un trabajo impecable, deberá condenar de la forma más enérgica todas aquellas situaciones inaceptables, que en realidad es lo que da valor al policía que se comporta como lo que debe ser.

Por esto mismo, me pareció en su día completamente inaceptable lo del responsable del SUP, con una mal entendida defensa de la Policía, y mucho menos aceptable me parece que unos días después pida la dimisión de cargos policiales, por los hechos de Madrid, olvidando que si tuviese un mínimo de coherencia, el primero en dar ejemplo debería haber sido él.

Es importante entender esto, porque el que ensucia la imagen de la policía no es ninguno de los que critica una actuación determinada, por unas personas determinadas. Quien lo ensucia es quien empeñado en defender el total vuelve a sacrificar a los sacrificados para que sirvan de escudo.

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  1. #3
    04/10/12 23:57

    La dualidad humana que plasmas en este post entre lo que una persona puede hacer atendiendo a su conciencia y a la necesidad de otras personas en situaciones desfavorables y lo que una persona hace atendiendo a las instrucciones de sus jefes y a lo que su empresa necesita... es muy importante.

    Desde que vivimos en comunidad la civilización humana se ha caracterizado por un constante dominio y manipulación de unas pocas personas que ejercen el poder sobre la gran mayoría de la población. Al principio directamente mediante el uso de la fuerza bruta. Después descubriendo el poder de la creencia en un Ser sobrenatural, invocando a la fe ciega a una religión. Ahora este dominio se ejerce mediante la cadena de incentivos económicos que empapa toda la estructura jerárquica laboral administrativa y empresarial, "obligándonos" a realizar trabajos o actos que probablemente no haríamos si dependiera de nuestra conciencia.

    "Hacemos lo que nos dicen que hagamos. Recibimos instrucciones y órdenes de nuestros jefes y cumplimos con nuestro deber."

    La responsabilidad de unos actos discutibles en el ámbito de nuestro trabajo se diluye a lo largo de la cadena de mandos. Los que realizan el trabajo a pie de campo no se sienten del todo responsables de las molestias que causen a ciudadanos o clientes porque cumplen con su deber y para eso les pagan. Los directivos no se sienten del todo responsables porque ellos no ejecutan en última instancia esos actos discutibles y siempre pueden apelar a que "algunos trabajadores no entendieron bien las instrucciones y se pasaron de la raya".

    A esta forma de dominio mediante el control de nuestros actos a través de la relación laboral se le está uniendo el dominio a través de la indefensión que padecemos por la obligación de pagar una deuda que no es nuestra (que la han generado otros que parecen que nunca tienen que pagar nada con la excusa del chantaje de que "si tenemos que pagar nos llevamos el dinero y las inversiones a otra parte"), ya que mientras más pobres seamos, menos libres seremos y más atados estaremos a cualquier migaja que nos echen desde los poderes políticos y empresariales.

    Esta crisis financiera y económica no ha tenido su origen en los problemas con el déficit comercial, ni en la burbuja inmobiliaria y crediticia, ni en la especulación financiera, ni en el déficit público... Esta crisis tiene su origen en el diseño de un nuevo sistema económico, siendo uno de los pasos necesarios que hay que dar hacia un nuevo modelo financiero-económico-político-social de orden mundial en el que a la gran mayoría de la sociedad le toca el papel de, como titulas el post,... "Sacrificando a los sacrificados".

  2. #2
    04/10/12 19:54

    """se condecora a estos tres policías, (con cierto retraso que contrasta con el hecho de que tan sólo un mes después de los sucesos, hayan sido condecorados por Eslovaquia), y se condecoran en medio de la condecoración a 300 policías, entre los que está la principal noticia que es la condecoración del jefe de la UIP de Madrid. Jamás se me ocurriría una afrenta mayor que se pueda hacer a estas tres personas que dieron su vida para intentar salvar a una persona,"""

    Cierto. Nada que añadir.

  3. #1
    04/10/12 10:32

    Bos días.
    Creo que no se deben criticar las profesiones, pero sí las actuaciones concretas cuando así lo merezcan. El problema es el de siempre, el pensamiento talibán, me explico; si criticas algo te encuadran en un sitio determinado, parece que estás criticando la generalidad, parece que vas en contra de algo o de alguien.
    Sobre lo de la utilización política tienes toda la razón Hay gente, en política, y en todas las profesiones que se dejan la vida(metafórica y literalmente) pero hay otros que son completamente indignos; casualmente esa falta de dignidad los lleva a subir escalafones.
    Unha aperta.

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