Los futuros del cobre, a los que dedicábamos nuestra sección la semana pasada, apenas se han movido esta semana, cerrando el pasado viernes a 3,646 muy ligeramente por debajo del cierre semanal anterior. Seguimos manteniendo nuestra apuesta alcista por el cobre.
Esta segunda semana del año uno de los protagonistas ha sido, si duda, Japón. Su Gobierno ha aprobado el pasado jueves, a propuesta del nuevo e hiperactivo primer ministro, Shinzo Abe, un paquete de estimulo fiscal de más de diez trillones de yenes, o lo que es lo mismo, de ciento dieciséis mil millones de dólares, con el objetivo de subir al 2% el crecimiento del PIB y de crear seiscientos mil nuevos puestos de trabajo.
Una decisión que demuestra que a Japón no le gusta hacer las cosas a medias, como ya se vio en los ochenta, cuando su burbuja financiera fue, probablemente, la mayor que se ha conocido en la historia, lo cual ha hecho su digestión particularmente larga y dolorosa.
Impulsado por esa decisión y por la expectativa de que el Bank of Japan, en su reunión del próximo 21 de enero, sea sensible a las insistentes peticiones del ya mencionado Shinzo Abe en el sentido de que se inyecte todavía más dinero a la economía japonesa, tras varias rondas de expansión cuantitativa que han llevado el total balance del Banco Central a casi dos trillones de dólares, el Nikkei ha escalado a nuevos máximos la semana pasada, subiendo más del 1%, y los futuros del Nikkei cerraron el pasado viernes en 10.935 puntos, muy cerca ya de los once mil.
Así como en nuestro Gráfico semanal del pasado 4 de junio de 2012, cuando el futuro del Nikkei estaba a 8.255 puntos recomendábamos fuertemente comprar, ahora nuestra recomendación es justo la contraria, vender futuros del Nikkei a estos precios cercanos a los once mil puntos.
Pensamos que la política que está siguiendo Abe no es sino una variante, seguramente ya un poco extemporánea, de las que Japón ha venido ensayando en los últimos veinte años, política a la que algunos llaman "japanomics" y que consiste en disparar el gasto público y contar con la inestimable ayuda de las inyecciones monetarias del Bank of Japan para que no se disparen los tipos de interés. Una política que sostiene a la economía, pero que no la hace crecer, como se ha visto en Japón.
Una política de verdad de crecimiento debería centrarse más en corregir el alarmante envejecimiento de la población al que está llevando la muy baja tasa de nacimientos, y en liberalizar y flexibilizar la economía para liberarla de sus numerosas y muy perniciosas rigideces. Las políticas de Abe pueden hacer bajar al yen, como ya ha sucedido, y esto impulsa a corto las exportaciones, pero sin atacar los problemas de fondo de la población estancada y de una economía muy rígida y poco abierta, el crecimiento duradero no llegará.
Por ello nuestra recomendación es vender futuros del Nikkei, aprovechando que desde junio, cuando hicimos nuestra recomendación de compra, han subido más de un 35%.
Gráfico de los futuros del Nikkei el último medio año
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