Después de meses de negar la mayor por parte del Gobierno, y como no podía ser de otra forma, ayer el Banco de España empezó a mostrar en público la letra pequeña del Banco Malo (SAREB). A expensas de las sorpresas que nos pueda deparar el Real Decreto que lo acabe por regular, las principales novedades que trae consigo este coloso inmobiliario-financiero son las siguientes:
Los precios de transferencia (el verdadero quid de la cuestión) se realizarán para la vivienda nueva con una rebaja del 54,2%, para las promociones en curso con un descuento del 63,2% y para el suelo del 79,5% (muy próximo a precios de derribo), de media, implica un descuento del 63%. En lo que respecta a los préstamos, el recorte medio será del 45,6 %. Porcentajes que en una gran mayoría de casos no son representativos del calamitoso panorama ladrillil de este país, puesto que los activos objeto de traspaso están escriturados a precios casi de burbuja. Pero claro, el tema se complica porque si sobre estos porcentajes hay que añadir el margen de ganancia que debe de imputarse al SAREB (el 15% anual según la presentación de ayer) pueden acabar por salir unos precios muy caros, ficticios por lo que son ciertos activos de derribo traspasados al SAREB. Si no hay ulteriores ajustes (que necesariamente los habrá) lo único cierto será que con estos precios de fantasía tardaremos años en verle suelo a la caída inmobiliaria; fiel reflejo de lo que sucedió en Japón y que tan nefastas consecuencias le supuso.
Incluirá activos adjudicados con un valor neto contable individual superior a 100.000 euros. Este dato ya se había filtrado, así pues, cuchitriles por debajo de este precio no serán traspasados y se los come la banca.
Asumirá inicialmente 45.000 millones de euros procedentes de los activos problemáticos de los bancos intervenidos (Bankia, Catalunya Caixa, Novacaixagalicia, Banco de Valencia), que se transferirán en diciembre próximo. Se prevé también la aportación de los activos de los bancos del Grupo 2 (aquellos que requerirán ayuda pública) en el primer semestre de 2013 y como máximo el balance alcanzará 90.000 millones de euros.
El 8% se financiará con capital (3.600 millones de euros iniciales, hasta aun tope de 7.200 millones de euros si llega a 90.000 millones de euros), y el resto con deuda senior avalada por el Estado. En definitiva, todo se acaba reduciendo a un cambio de cromos; activos que nadie quiere por deuda pública que nadie quiere comprar. O sea que volvemos a pagar todos. Los accionistas privados, sin especificar ni cuantía ni tipología, tendrán una participación mayoritaria, que el gobierno quiere que llegue al 55% (ciencia ficción otra vez, aquí los únicos valientes a entrar de forma voluntaria serán fondos buitres a precios de derribo, esto es, exigiendo descuentos del 90%). Por lo tanto, seguimos con las burbujas; nos salimos de la del tocho y nos vamos de cabeza a la de la deuda pública (más de 80.000 euros de nueva deuda si el capital privado no entra en el SAREB).
Su vida útil será de 15 años y se estima una rentabilidad anual del 14-15% anual (sin comentarios, es una estimación sólo aptos para autistas de lo que acontece en un sector que lleva soportando caídas por encima del 20% anuales), aunque se admite que podrá tener pérdidas los primeros años como ha venido ocurriendo con el NAMA, el banco malo irlandés (negar lo contrario hubiera sido absurdo, la sombra del NAMA es muy alargada). El mero hecho de dar por sentado rentabilidades del 15% anuales, tal como anda la situación económica del país y del tipo de activos que gestionará el SAREB, es fiel reflejo de la nula credibilidad que aporta el informe. En su mayoría son activos que los bancos llevan años tratando de encasquetarlos sin éxito a cualquiera que pasaba por delante de la sucursal. Y ahora viene el SAREB y por arte de birlibirloque los va poner en movimiento con beneficios del 15% anual. Pues si esta es la táctica ya pueden proceder a hacer nuevos ajustes a la baja. Claro que por otro lado, bajar los precios de transferencia al SAREB hubiera representado más pérdidas para la banca, y eso tampoco no les interesa. Mejor dejar las nuevas bajadas de precio para más adelante En otro orden de cosas, cabe suponer que una vida útil tan extensa (15 años) está más enfocada en sacarse de encima el suelo porque por lo que respecta a las promociones o pisos nuevos pasados 15 años ni quiero imaginar lo que quedará de ellos (de cobre poquito).
En resumidas cuentas, el banco malo empieza mal y acabará peor; trabajan con valoraciones y márgenes de ciencia ficción, aquí los únicos que ganarán son las empresas de derribo y chatarra porque parte del stock que va al SAREB huele que apesta, invendible a todas luces (el stock bueno ya se ha encargado la banca de no soltarlo), y del suelo ya ni hablemos, auténticos pastizales en las ciénagas de Shrek, en fin, que le va a volver a tocar al contribuyente sacar la cartera para pagar otra vez más (y van?) los excesos de la fiesta burbujista de antaño. Prepárense para nuevos recortes, IVA al 23%, nueva vuelta de tuerca en el IRPF, supresión para todos de la deducción por vivienda habitual, ...., en adelante, la voracidad recaudatoria del Gobierno será insaciable.