Si hablo de España diré: es un país de sangre caliente, sonriente, de playas, montañas, sol, calor, alegría, arte, historia, raza, corazón, ilustre, colonizadora, galante, mestiza, sencilla, trabajadora, tradicional, innovadora, abierta, pasional, deportista... no acabaría. Imagino que ustedes tampoco.
"La maté porque era mía" sería la frase de lo acontecido. Quizá falte empeño, valor, rumbo, carácter y rigor entre otras cosas en esta Hispania, como los romanos la llamaban. Hay potencial pero sin pulir, sin creerlo, sin convencimiento, sin reino.
No sólo es una burbuja inmobiliaria. España está hechizada, cegada, aturdida, desencajada.
El número es tan sólo la certificación de la situación. No serán ustedes por sí solos los que cambien el escenario. El motor de arranque viene de mi anterior exposición. Toda esa coctelera a pleno rendimiento.
Tenemos cuatro ases y no sabemos jugar al póker. Parece que quien puede no quiere y quien quiere no puede, la historia de siempre.
Llamemos al trabajo proyecto, al gasto inversión, a la obligación compromiso, a las ideas creaciones, a la ambición reto, al riesgo cambio, al miedo oportunidad, a los problemas obstáculos, al aplauso apoyo, a la construcción creación, al error experiencia.
Se trata de un cambio de concepto, de perspectiva, de visión.
Un cambio de abajo arriba. Del individuo a la institución. De lo individual a lo colectivo. De lo vertical a lo horizontal.
La salvación o el suicidio, depende del individuo.