Es evidente que, a lo largo de este año, el consumidor de este tipo de activo ha sido mucho más cauto en virtud del presente entorno y no nos sorprende que hayan actuado de dicho modo. El contexto internacional se ha vuelto mucho más incierto, especialmente en Europa y ahora en Asia, así, y la tasa de desempleo ha crecido más allá de las previsiones.
Sin embargo, es el balance histórico sobre-apalancado de los hogares y la disminución del valor de los activos financieros lo que en realidad pesa como un ancla en el comportamiento del gasto personal. Resulta que los pasivos de los hogares sobre porcentaje del PIB en Australia son más altos que en los EE.UU. y el Reino Unido juntos. En relación a los activos, los compromisos de los hogares han aumentado cerca de un 25%, casi el doble de donde estaban hace veinte años y los precios de las casas son muy caros en relación a los ingresos y rentas y, como tal, están muy por encima del valor razonable. Así, no es de extrañar que los consumidores han estado ahorrando mucho más, situando la tasa de ahorro por encima del 10%.
Con la demanda tanto extranjera como nacional bajo amenaza, la economía australiana es probable que cojee en el 2012. Como resultado, podemos esperar recortes de tipos por parte del RBA que ya los ha bajado en dos ocasiones desde principios de noviembre. Esto es no es un escenario ideal para la moneda, que ha sido uno de las estrellas desde la crisis financiera mundial de 2008.