Corren ríos de tinta denunciando y reflexionando acerca de la reforma de la Constitución española para limitar supuestamente el déficit de las cuentas del Estado. Pero muy pocos articulistas opinan, al menos públicamente, que esta reforma sea conveniente, ni mucho menos, necesaria. Algunos denuncian la reforma por el hecho de encubrir mucho más que una simple limitación del déficit público. Y no les falta razón, ya que esencialmente estamos ante una priorización del pago de la deuda soberana por encima de cualquier otro acreedor o gasto en favor de los ciudadanos.
¿Injusto? Por supuesto. Pero también imprescindible, tal y como explicamos hoy mismo en este artículo titulado "La Reforma de la Constitución: Necesaria y además insuficiente". El problema de base es que ni los políticos ni los ciudadanos de a pie, son conscientes de la extrema gravedad de la situación por la que pasa este país. Un Estado sin capacidad de decisión monetaria, dependiente absolutamente del dinero que le prestan los inversores, e incapaz de enjuagar su déficit público. Estos hándicaps que sufre nuestra economía, nos hacen vulnerables y dependientes de la confianza extranjera. Y esa confianza, desde que voluntariamente decidimos hace más de una década amputarnos la posibilidad de emitir dinero, es aún más dependiente de que los presupuestos del Estado cuadre. Pero no sólo no lo hacen, sino que además los costes de financiación de nuestra deuda, junto con el agotamiento de una economía basada en el abuso del ladrillo, pueden hacer que nuestro déficit público aumente más y más hasta el colapso de nuestro Estado.
De hecho, así habría sucedido ya, de no ser por la compra de deuda periférica llevada a cabo por el BCE de forma cuando menos alegal. Porque así se ha comprado la deuda italiana y española, con nocturnidad y alevosía para los más ricos, es decir para los alemanes. Paradójicamente, en España se reclama un referéndum para legitimar la reforma constitucional, mientras que el BCE compra con riqueza y prestigio alemán la deuda de países insolventes sin que aquí se plantee también el derecho a decidir tal sangría por parte del pueblo germano, como comentamos en nuestro artículo citado más arriba.
En definitiva, que la situación en la que se encuentran las cuentas del Estado español es tan precaria que, sin el salvavidas del BCE, la reforma constitucional no sólo es imprescindible sino que además a todas luces insuficiente. Y pretender decidir sobre realizarla o no, es a nuestro juicio demagógico, inconsciente o ambas cosas a la vez.
Os puede interesar leer: "La Reforma de la Constitución: Necesaria y además insuficiente" y "La deuda europea es más deuda que las otras"