William Gross, gurú de la renta fija y de la gigante gestora PIMCO, hace unas reflexiones muy interesantes y a la vez simples en la carta mensual de su web corporativa. Su concepto ampliamente extendido de la nueva normalidad (new normal) ha servido de guía para que muchos entiendan que fijarse en ciclos históricos podría ser, cuando menos, imprudente en los tiempos que corren. Vamos a hacer algunas reflexiones respecto a la dificultad que tendrá el mundo para volver a la vieja normalidad:
Añade a su teoría otras reflexiones simples que no tienen desperdicio, como por ejemplo que el escenario del mundo emergente no es el apropiado para que nos saquen del agujero al llamado hasta hoy primer mundo occidental o desarrollado. El motivo es muy facilito de entender: El crecimiento de las economías emergentes está más basado en las exportaciones hacia economías desarrolladas que en el consumo interno. Y es lógico que así haya sido, ya que el despertar de esas economías emergió gracias a la competitividad en los costes para manufacturar consumibles de las economías desarrolladas. Por tanto, dichas economías emergentes están viendo su crecimiento lastrado por la depresión económica del primer mundo y su apatía por seguir importando y consumiendo items "made in emerging economies".
Ese efecto lastre es el que está impidiendo que el crecimiento emergente compense debidamente la recesión de los países desarrollados. Justo cuando más los necesitamos. Es cierto que el consumo interno en países como China está despuntando rápidamente, como comentamos en el artículo referente a la inversión en Private Equity en China, pero la economía global habría necesitado que ese proceso hubiera estado mucho más maduro en la actualidad. De ese modo las economías desarrolladas habrían podido prestar más dinero a empresas y Estados emergentes, que les habría ayudado a crecer aún más rápidamente (consumo interno), a la vez que habría supuesto puro oxígeno para los países desarrollados en forma de intereses con los que amortizar, lenta y penosamente, el mar de deuda en el que vivimos. Ese habría sido el camino de vuelta del new normal al old normal. Pero no.
Estamos pues ante un escenario en el que la vuelta a la vieja normalidad no va a ser fácil ni próxima, sino penosa y prolongada. Y más nos vale adaptarnos al new normal lo antes posible, en nuestra estructura patrimonial y sobre todo en nuestras inversiones, gestión de activos y estrategias. Entre otros motivos porque quizá jamás volvamos al old normal tal y como lo conocimos en el siglo XX, y también porque esta nueva normalidad está repleta de oportunidades jamás vistas y que algunos jamás verán.
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