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Haciendo amigos (1)

A pesar de que muchos de vosotros sufrís en vuestras propias carnes las despiadadas embestidas comerciales de las entidades financieras, inauguramos sección en la que vamos a referir casos reales de abusos por parte de bancos y cajas. Lógicamente distorsionaremos convenientemente los casos para no ofender a nadie en concreto ya que de lo que se trata es de compartir con vosotros nuestra experiencia respecto las malas artes bancarias en general, a pesar de que las actuaciones de algunos individuos y entidades merezcan ser denunciadas públicamente y no nos falten ganas de hacerlo.

Hoy os explicamos una operación de crédito en la que un empresario tuvo que salir del notario por piernas ante la encerrona de un director de oficina de una Caja del noroeste español.

El empresario en cuestión posee diversas empresas, una holgada situación financiera y también un negocio de reciente creación cuya cuenta de explotación arroja pérdidas muy moderadas. Quiere financiar la empresa con 75.000'-€ para realizar unas inversiones que mejoren la situación de la empresa a corto plazo. Lo lógico sería que el propio empresario financiara la inversión mediante una aportación como socio a la empresa, pero las circunstancias personales de los socios, fiscales y contables de la operación hacían más conveniente en este caso que la empresa se financiara a través del banco mediante una simple triangulación con el aval del empresario. Como se trata de una empresa con pérdidas y de reciente creación, la entidad financiera exige garantías reales adicionales a pesar de la solvencia personal manifiesta de su propietario. Hasta aquí todo correcto.

El cliente, que recordemos, posee otras empresas y una situación patrimonial muy holgada (que envidiaría la mismísima Caja), no tiene inconveniente en autorizar la pignoración en su cuenta personal de la cantidad exigida por la entidad: 90.000'-€ (es decir el 120% del total del préstamo), ejerciendo de garantía para que la entidad otorgue el préstamo a la empresa. Este 120% deberá estar en una IPF o depósito de la propia entidad durante toda la duración del préstamo. Además aporta la garantía personal universal, aunque ésta debería ser innecesaria ya que la pignoración y retención de la garantía real de 90.000'-€ supone la máxima garantía de cobro para la entidad.

Como en toda operación crediticia con garantía real pignorada y retenida (+garantía personal universal), los tipos a aplicar son los más baratos del abanico financiero, ya que la prima de riesgo aplicable es mínima. De hecho, en diversas ocasiones hemos intervenido en operaciones de crédito similares para nuestros clientes a tipos de entre Euribor +0,3% hasta Euribor +1,5%, dependiendo de la entidad y las circunstancias de la operación.

El empresario había negociado previamente la misma operación con su director de confianza en un banco madrileño con el que trabaja regularmente, y lo había hecho a la nada despreciable (para el banco) cifra de Euribor +1,25%, esos sí, sin comisiones de estudio ni de apertura, por tratarse de un buen cliente. Pero como se trataba de un préstamo a una sociedad de nueva creación con resultado negativo, dicho director le explicó que los del departamento de riesgos (personajes curiosos donde los haya) habían denegado la operación, ya que el banco debía provisionar por ley el préstamo entero a pesar de aportar garantías reales y pignoradas que garantizaban el perfecto cobro del crédito. Ante la aberración burocrática interna de negar una operación a un excelente cliente, garantizada con el 120% en efectivo y sin riesgo alguno para la entidad, la situación para la relación de ambos era algo embarazosa. Y fue el mismo banquero el que se ofreció amablemente a buscarle una solución alternativa, proponiéndole la misma operación a un buen amigo suyo, director de la Caja del noroeste en cuestión, al que le trasladó los detalles de la operativa.

El amigo, director de la Caja del noroeste, aceptó encantado: Un nuevo cliente con excelentes referencias de su buen amigo banquero, apertura de 2 cuentas nuevas (la de la empresa que recibirá el préstamo y la personal del empresario en la que se igresará y pignorará la garantía) con 90.000'-€ que quedarán en un depósito de la propia caja, y una operación de crédito sin riesgo. Consultó con su director de zona acerca del problema de la provisión de la operación, y éste autorizó la operación que era un verdadero bombón. No me preguntéis cómo evita dicha Caja la "provisión por ley" de la operación; o si el balance de esta Caja en concreto soporta mejor los aprovisionamientos que el de otras entidades (!); o simplemente por qué forro en concreto se pasan el aprovisionamiento de algunas operaciones. El caso es que, una vez resuelto el "tema burocrático interno" de la entidad, la operación tiene luz verde, como no podía ser de otro modo por la ausencia de riesgo para la entidad y la asunción total del riesgo por parte del empresario.

Ni el director del banco de confianza del empresario, ni su amigo el director de la Caja del noroeste de la península, vuelven a mencionarle las condiciones de la operación al empresario. Y el cliente da por hecho que son las mismas pactadas con anterioridad, Euribor +1,25%, ya que el crédito debía ser la pura traslación de la misma operación original de una entidad a la otra.

Por tratarse dicho empresario de uno de nuestros Clientes y además Amigo, decidimos acompañarle al notario a pesar de que se trataba de una operación aparentemente sencilla y menor. Ya en la notaría, sentados en la mesa ante el Sr. Notario, el director de la Caja del noroeste peninsular maneja los papeles a firmar en los que constan las condiciones del préstamo, y lo hace tan hábilmente como un experto trilero. En un velocísimo y practicado gesto pasa su mano sobre las condiciones, da la vuelta al documento y señala con el dedo el espacio en blanco para la firma en el reverso, ofreciendo simultánea y elegantemente el bolígrafo al empresario. Tanta prestidigitación nos alertó y puso en guardia nuestro sexto sentido (pura deformación profesional, lo confieso) para abandonar el rol de distraídos y rutinarios espectadores acompañantes e intervenir para comprobar las condiciones de la operación.

En cuanto el notario vió nuestras caras después de volver al anverso del documento y ver que el tipo de interés era del Euribor +6% con una comisión de estudio del 2% y de apertura del 1,5%, el Sr. Notario dijo lacónica y rutinariamente: "Veo que hay discrepancias. Ya me avisarán", levantándose de la silla y abandonando la sala. Ni que decir tiene que después de contener verbalmente a nuestro Cliente, zanjamos el encuentro de la manera más educada posible. El empresario y nosotros abandonamos la notaría, no sin antes dar al trilero las instrucciones para revertir los fondos al banco de orígen y cancelar cualquier rastro de colaboración con su oficina.

Después de lamentables episodios como estos, podemos preguntarnos si se trata simplemente de ausencia de ética por parte de algunos empleados de entidades financieras, o además existe un componente de desesperación de quien trabaja bajo una presión asfixiante con el dinero de las personas. En cualquier caso, los perjudicados siempre son los mismos: Los que confían en ellos y carecen de la formación financiera suficiente o de un buen asesor que vele exclusivamente por los intereses de su Familia.

Otro día os contaremos las presiones comerciales a las que someten algunas entidades financieras a sus empleados. Mientras tanto, espero que comentéis vuestras experiencias al respecto. Seguro que pueden ser de provecho para los demás lectores.
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  • Bancos
  • Cajas de ahorro
  • Entidades de crédito
  1. #21
    Anonimo
    08/02/10 08:47

    Luis lleva razon. La oferta vinculante nadie la tiene en cuenta y es la forma de asegurarse q las condiciones son respetadas.

    Saaludos.

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