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Patrón Confianza (1a parte)

Mucho se ha hablado sobre la temeridad del abandono paulatino del patrón oro, a partir de la Primera Guerra Mundial. La capacidad estatal de cambiar el dinero emitido por oro se ve desbordada en los periodos bélicos y recesivos, en los cuales se ha venido justificando históricamente la conveniencia de abandonarlo para evitar el colapso del dinero en circulación cuando los países más lo necesitan. Además, la tentación de hacer uso de una política monetaria propia, ha sido el principal motivo de incumplimiento de este patrón a lo largo de la primera mitad del s. XX.

La picaresca estatal y financiera siempre ha pervertido el patrón oro, pretendiendo aumentar la capacidad de reservas de ese metal mediante la disminución de la pureza en las monedas emitidas. Por supuesto, Mr. Market se encargó históricamente de denunciar esa alquimia legal, penalizando los flujos de las masas monetarias con menor pureza, en favor de otros países con emisiones monetarias con mayor pureza. También los bancos se autoregulaban ante el riesgo de que sus clientes se apelotonaran ante su puerta, reclamando su legal canje de billetes por su equivalente en oro. Pero la tentación de manipular la propia política monetaria, descorrelacionándose parcialmente (al principio de forma muy moderada) de las reservas de oro estatales, ha sido históricamente demasiado fuerte.

En 1910, un grupo de banqueros reunidos secretamente en una isla (descubierta por españoles frente a las costas de Georgia), sentaron las bases de lo que sería 3 años más tarde la Reserva Federal norteamericana. Originalmente no fue más (ni menos) que 12 bancos perfectamente coordinados que emitían billetes respaldados sólo parcialmente por sus reservas de oro. El resto de bancos nacionales podían emitir préstamos garantizados por los billetes de la Reserva Federal, pero también sólo parcialmente. A su vez todos los bancos estatales también daban créditos con garantías parciales en los depósitos de los bancos nacionales. Las pirámides respecto las reservas reales de oro comenzaron así a crecer por triplicado.

Pero la incipiente globalización ya se hizo notar después de la Gran Guerra, y la victoriosa pero machacada Inglaterra no quiso devaluar las libras impresas desmesuradamente (por encima de sus reservas de oro) a causa de la economía de guerra. Los aliados anglosajones consiguieron vender una idea genial en la Conferencia de Génova de 1922: Los menos castigados por la guerra, los EE.UU, mantendrían el patrón oro (sic, como hemos visto con sus pirámides banqueras), y la Libra a su vez podría cambiarse por oro o bien por Dólares. Et voilà! Inglaterra podía ya imprimir tantos billetes como quisiera puesto que, en caso de escasez de oro, podía cambiarlos por $. Tan sólo era necesario que su aliados no desmontaran su flamante triple pirámide bancaria ni sus imprentas. Pero eso no fue todo, porque el resto de divisas europeas no tenían liquidez debido a que las reservas de oro estaban compuestas por grandes lingotes, de modo que el resto de billetes europeos se apoyaban a su vez en la aparente Libra, con su correspondiente contraparte en oro y/o aparente $. Pero la conexión de ambas con el oro era ya remota. El escenario era ya de multipirámides sobre multipirámides. Se había iniciado un camino de no retorno, y los felices años veinte bebían los vientos piramidales y situaban a nuestros abuelos en la proa del Titanic.



La guerra de tipos de interés intentaba equilibrar el flujo de oro entre Inglaterra y los EE.UU. (una suerte rudimentaria de carry-trade cuyo objetivo no era especular sino conseguir mayores reservas de oro), y el exceso de liquidez llevó el dinero del bolsillo de los norteamericanos hacia las bolsas. Lo que ocurrió del 24 al 29 de Octubre de 1929 lo sabéis todos. En 1931 Inglaterra abandonó definitivamente el patrón oro, en 1932 el Dow Jones había caído un 90% y meses después su PIB era un 60% menor que antes del crash. 4.000 bancos nacionales y estatales cayeron al vacío desde lo alto de sus pirámides y desaparecieron.

(¿Cómo llegamos a la situación actual? ... continuará mañana. Mientras esperáis, podéis leer el penúltimo artículo publicado en www.familyoffice.org titulado "Aquí no ha pasado nada")
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