Tanto en el Nobel de la Paz, como en el de Economía, se ha premiado una declaración de intenciones por parte de Obama, y un estilo de entender la gestión de los recursos colectivos y la resolución de conflictos muy antropológica. Es decir, que la apuesta de la Academia no puede ser más clara. En una reciente conversación me expresaron la filosofía de estos premios Nobel como contraposición de diversos conceptos. Os comento algunos de los citados:
- El camino deseado es el del desarme nuclear; y no el de los escudos anti-misiles.
- El del diálogo; y no el de las amenazas.
- El camino del G20; y no el del G8
- El de la gestión de recursos comunes por parte de los propios interesados en su explotación; y no el del estatalismo, los corporativismos o privatizaciones salvajes de dichos recursos.
- El de la resolución de conflictos mediante jerarquías, y no mediante jueces.
- El de la antropología; y no el de la política burócrata.
- El de la ilusión ante un negro horizonte; y no el del derrotismo.
Personalmente la contraposición de criterios citados, me resultan bastante demagógicos, pero a pesar de ello, me encantaría que realmente la influencia de la herencia (no explosiva) del difunto Alfred Nobel fuera mayor en el complejísimo mundo que nos espera. Toda ayuda es poca para el rumbo del que debe ser el Nuevo Órden Mundial, en mitad de este caos.