A menudo, en la vida y en el tráding, nos perdemos la ocasión de disfrutar de buenos momentos y de salir triunfadores de buenas operaciones, por pararnos demasiado tiempo a pensar lo que tenemos que hacer, pese a que delante de nuestras propias narices y de nuestras propias pantallas, la situación o el precio nos estén indicando lo que realmente tenemos que hacer.
Nos sentimos atenazados, atemorizados, y dejamos que nuestro pensamiento limite nuestra acción, que nuestra suposición acerca de lo que debe y pueda pasar, triunfe absurdamente sobre la realidad de lo que está pasando. En vez de adaptarnos y solaparnos con el medio, con el mercado, preferimos llevar nosotros la razón y actuar conforme a lo que debe ser convencional o conforme a nuestros propios y arraigados pensamientos, que preferimos hacerlos inflexibles, para así tener excusas para no actuar, ya que debemos ser siendo convencionales en todo, incluído en nuestro devenir cotidiano y en nuestros gráficos.
Viene toda esta reflexión a cuenta porque hablando con un alumno al que hacía poco había dado formación de trading, me comentaba el viernes que este lunes, a primera hora, se iba a poner corto en todos los mercados en cuanto abrieran, y todo lo apalancado que pudiera, porque se lo habían aconsejado y lo había "pensado"... Por supuesto, se iba a saltar tanto el sistema que le había enseñado, como sus propias normas, e iba a confiar más en un vaticinio, en algo que pensaba que iba a pasar, en vez de detenerse y seguir paso a paso, actuando conforme a lo que ocurriera ese día y el resto, sin adelantarse nunca, con disciplina, paciencia... siguiendo las reglas y actuando según lo que los gráficos y el precio le dijeran, y no según lo que pensara... aplicar su plan de trading, no presuponer nunca nada...
¿Cómo debe actuar un trader?
¿No sería más fácil adaptarse en cada momento a lo que esté pasando, en nuestra vida o en nuestra operativa, y rápidamente comportarnos de un modo acorde a dichas circunstancias? ¿Por qué preferimos ser rígidos a flexibles, y estáticos a adaptarnos a lo que transcurre, vemos y sentimos en riguroso directo? Si hace demasiado frío, aunque estemos en pleno verano, tendré que reaccionar, dejarme llevar y abrigarme. Si no tengo hambre en la hora supuestamente prefijada para el almuerzo, no tendré por qué comer, y sí lo haré en cambio un par de horas antes o después si tengo esa sensación. Si no tengo ganas de salir a divertirme un día marcado como festivo, un sábado o una Nochevieja y prefiero hacerlo otro día, me ahorraré sufrimiento y aburrimiento si no actúo como está preestablecido supuestamente que debo hacerlo. Si todos los analistas y hasta yo mismo pienso que hoy debe abrir el mercado alcista porque así debería ser por los canones y patrones que presuntamente rigen en este mundo bursátil, y en la apertura yo veo que el precio comienza a caer, ¿por qué no dar una orden de venta, pegarme al precio, a lo que esté haciendo, y dejar de perder tiempo y dinero pensando que eso no es lo que tenía que estar pasando? A mí también me cuesta renunciar a tantas creencias, a tantas suposiciones y pensamientos preestablecidos, pero entiendo que es mejor fluir con el precio, dejarse llevar por él, mecernos con la tendencia que reine en cada momento (sea en la dirección que nos guste o no), y dejarnos llevar hasta donde quiera él, por lógico o ilógico que nos parezca.Si nuestros análisis o los de quien sea indican que un determinado índice o divisa debe bajar a partir de un concreto nivel, y vemos que no para de subir, solamente tenemos la opción de ir a contracorriente y vender, porque éso es lo que nos están ;mandando y lo que estamos pensando, o hacerlo todo mucho más fácil y simplemente entrar en cada oportunidad en la dirección y el color que estamos viendo.
Nos evitaríamos sin duda sufrimientos y pérdidas continuas, solamente con ser disciplinados... (y por supuesto, el mercado de nuevo fué sabio, y la entrada en corto, contra sistema, del compañero arriba comentado, que no respetó lo aprendido y explicado, y que fué contra las reglas y contra sí mismo, salió mal, claro, porque el mercado rebotó con fuerza...).
Acompañar al precio, fluir con él hacia arriba o hacia abajo, sin pensar en nada más, porque con excesiva frecuencia, quien acaba teniendo razón es él, no nosotros. Por mucho que nos duela no tener razón: aquí no se trata de tener razón o no... sino de ganar...
Gonzalo Germán