A menudo, en la vida y en el tráding, tendemos a encomendarnos a todas las divinidades que recordamos, solemos lanzar plegarias y rezos a lo más florido del santoral, o nos tratamos de aferrar a un amuleto, un icono o un objeto más o menos especial para nosotros, y respecto al que creemos está dotado de propiedades mágicas y especiales.
Y solemos acudir a la fe, nos acordamos de la religión, de la superstición y de la invocación a la suerte, no cuando nos van bien las cosas, sino cuando lo estamos pasando mal, cuando estamos inmersos en un camino o decisión equivocada, o cuando estamos sufriendo... en la vida y en el trading.
Rezando para que suba el precio
¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto sorprendidos casi rezando, recuperando y musitando viejas oraciones ya casi olvidadas, acariciando imágenes de vírgenes o de santos, medallas de nuestra primera comunión o de la de nuestros hijos, o implorando al cielo ansiosa y desesperadamente, en pos de conseguir que, inmersos en una operación errónea, y de la que debíamos estar fuera hace tiempo, se diera "milagrosamente" la vuelta y el precio, Dios y el cielo nos dieran la razón? ¿Cuántos no hemos cometido ese error, y nos hemos anclado a una fe mal encaminada, que nos impide reconocer nuestra equivocación y aceptar que hemos obrado mal? ¿Por qué no aceptar que en muchos aspectos de nuestra vida, y en todos los de nuestra operativa, debe primar la razón sobre el corazón?
Lo que ves, es lo que es, te guste o no. Reces para que cambie, implores para que se gire o dobles suicidamente tus posiciones con la vana esperanza de que todo cambie de golpe y tus pérdidas actuales se conviertan en ganancias futuras.
Es como si, una persona que tenía todo preparado para organizar una fiesta al aire libre, se ve sorprendida por un fuerte temporal de aire y lluvia y, en lugar de preocuparse por proteger y salvar todas sus viandas e instalaciones y resguardarse ella y sus invitados, sigue absurdamente mojándose y viendo cómo todo se va estropeando porque tiene una enorme fé y esperanza en que las nubes van a desaparecer de golpe y reinará triunfante de nuevo el sol, sin salvaguardarse mientras, como si nosotros confiáramos en que las velas rojas o verdes van a cambiar de color sin protegernos con el stop...
¿Por qué Dios me va a hacer caso a mí por ejemplo, y escuchar mis plegarias para que el precio suba (ya que llevo un tiempo alcista, todo está cayendo y yo tengo fé y deseo que cambie) y no a tí o a esa otra persona de cualquier lugar del mundo que también opera y reza para que el precio siga cayendo?
Soy creyente, aunque no muy practicante, pero entiendo que la fe y las oraciones habría que guardarlas para cosas importantes de nuestra vida, de nuestra familia, de los males que azotan el mundo, de ilusiones y proyectos que ansiamos y soñamos... pero apartar los rezos y la esperanza sin sentido en el tráding. Ser pragmáticos, fríos, realistas. Todo puede seguir cayendo y todo puede seguir bajando, pero actuemos como sabemos que tenemos que hacer. Aceptemos nuestra equivocación, y no nos mantengamos en una posición perdedora, aguantándola solamente porque tenemos muchas esperanzas en que se gire y se dé la vuelta... ¿y si sigue cayendo más y más?
Tengamos fe en nuestro sistema, en nuestro trabajo, en nuestro esfuerzo... creamos en nosotros, en que podemos conseguirlo si somos coherentes, humildes y sinceros, y aferrémonos en el tráding a la realidad que vemos en las pantallas. Pero aceptemos que el precio es ateo, que no tiene sentimientos y que nunca va a convertirse...
Poco a poco, se puede. Tengo que tener fe en mis posibilidades, en mi sistema... pero a Dios rogando y al tráding con cabeza dando...
(Y si mi experiencia y yo podemos ayudarte a recorrer este camino, a que se te haga más corto o pierdas menos tiempo, ya sabes cómo y dónde contactarme...Y a disfrutar de la Semana Santa, que es obligatorio para recargar las pilas... en la vida y en el trading...).