El Warrant es un activo derivado que, en su forma más sencilla, es una opción titulizada. Las opciones cotizan en los mercados regulados mientras que los Warrants son emitidos por diferentes emisores. Mientras las opciones pueden ser compradas o vendidas para todos los inversores, los Warrants solamente pueden ser vendidas (sin haberlas comprado antes) por los propios emisores.
Opciones vs Warrants
No habiendo mayores diferencias entre ambos activos, a priori, los derechos de compra (Call) o de venta (Put) sobre una acción u otro activo subyacente, deberían valer lo mismo comprando una opción o un Warrant con las mismas características. A pesar de lo anterior, frecuentemente nos encontramos con que el precio entre la opción y el Warrant es distinto, incluso el precio entre el mismo Warrant emitido por diferentes emisores.
¿Cuál es la clave de esta diferencia?
La pieza clave es la volatilidad. Aunque la literatura financiera sobre la valoración de opciones ha avanzado mucho, todavía se está utilizando en las calculadoras del valor de las opciones el modelo de Black Scholes (1973), interpretando que los rendimientos de los activos financieros se distribuyen como una normal. Así, los emisores de Warrants lo que hacen es utilizar un modelo “sencillo” y si consideran que el precio debería ser superior interpretan un nivel de volatilidad superior a la histórica, que es con el que trabaja originalmente el modelo.
La práctica habitual en el mercado es que los Warrants coticen más caros que las opciones a cambio del compromiso de los emisores de dotar de liquidez continua a dicho Warrant. Ahora bien, en ciertos momentos clave los emisores pueden realizar una interpretación interesada, especialmente durante grandes movimientos del precio del subyacente en un mismo día.
Para entender hasta que punto puede ser relevante la influencia de la volatilidad en el valor del Warrant, hay que decir que una opción o Warrant fuera de dinero (aquella que si se ejerciera no daría un pago positivo) pueden doblar o dividir su valor por dos en el caso de que la volatilidad aumente o baje un 10% en un día. Así, se pueden observar casos en el mercado donde después de una presentación de resultado o una OPA, el precio se dispara pero el del Warrant lo hace menos de lo esperado. Eso es debido a que el emisor ha modificado el nivel de la volatilidad a la baja.
Entonces la pregunta sería, ¿qué puede hacer un inversor delante de esa situación? Lo primero que tiene que hacer el inversor es no solo fijarse en las comisiones que cobra cada emisor, sino también mirar que nivel de volatilidad interpreta que tiene el activo subyacente y elegir siempre el de menor volatilidad. Además, si ese nivel de volatilidad es mayor de 45% deberíamos plantearnos el hacer o no la operación, porque incluso acertando el movimiento podríamos tener sorpresas desagradables después.
Finalmente, es importante identificar si el Warrant tiene su equivalente en el mercado de opciones (MEFF para España, Eurex y Euronext para Europa, CBOE para USA...) porque aunque el mercado de opciones y el de Warrants trabajen con diferentes niveles de volatilidad, el mercado de opciones es el de referencia y el movimiento, aunque no sea exactamente de la misma magnitud, tiene que ser muy similar. Así, si un inversor considerara que la prima que cotiza el emisor no es la correcta después de un movimiento de mercado, si aporta la información sobre que ha ocurrido en el mercado de opciones, tiene muchas más oportunidades de ganar la reclamación.
Profesor del Departamento de Economía Financiera y Actuarial, Universidad de Valencia.