Inciso:
En los últimos días no he puesto ningún análisis ni comentario de mercado (excepto en twitter). La razón es sencilla. Estamos vendidos de volatilidad -alcistas- (entre otras posiciones) y solo estamos haciendo tiempo a que el futuro de abril se "desplome" y ofrezca aún más beneficio. El haber sido vendido a 24 aprox. hace que haya que ser muy avaricioso con la operación, más teniendo en cuenta que soy alcista o por lo menos no bajista (lateral me vale igual). Asi concibo yo el trading, a veces uno hace 3 operaciones por día y a veces no se hace ninguna en 3 semanas. De momento ya vamos para 11 dias sin entrar o salir del mercado.
No obstante creo que sería muy natural que los índices volvieran a corregir. Pero es solo una opinión sin mucho fundamento. La semana pasada pensé lo mismo y no ocurrió. En cualquier caso, lo vería muy natural e incluso si se da la circunstancia tomaría más riesgo. Ya veremos. Lo importante es estar dentro cuando había que estarlo, ahora se trata de gestionar los acontecimientos.
Este poema, tan poco hortodoxo ortodoxo en la rima, lo escribí una vez para explicar que el especulador ha de ser frío, muy paciente y, llegada la hora, ser totalmente preciso. Todo ello sin dejar de ser flexible para adaptarse a las circunstancias cambiantes de la realidad. Espero que les guste.
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LA ORACIÓN DEL FRANCOTIRADOR
Soy un especulador,
observo tranquilo en la sombra,
cual francotirador de un solo tiro,
silencioso y preciso.
Mi trabajo empezó,
mucho antes de estar en este sitio.
Ya conecté mi alma con el cuerpo,
mi respiración es un solo latido.
Ya planifiqué donde pongo mi mira
y donde tengo la huida.
Mi trabajo es vigilar sin cansarme en la espera.
Mi mente se mantiene clara, limpia y concisa,
truene, haga calor o llueva.
Yo soy una roca
en medio de la tempestad:
dura, inquebrantable e inamovible.
Yo soy un junco
en medio de la brisa:
suave, rapido y flexible.
Al acechar mi objetivo,
no mantengo prejuicio,
de por donde aparecerá el destino.
Siempre hay un camino,
pero yo soy el camino.
Siempre hay un pecado,
pero yo soy la virtud.
A la hora de la suerte suprema,
es hielo lo que corre por mis venas,
y aún así, a la hora de matar: mato.
No pienso ni padezco,
no dudo,
solo hago mi trabajo.
Disparo, recojo
y vuelvo a la sombra.
Yo soy un especulador,
observo tranquilo en la sombra,
cual francotirador de un solo tiro,
silencioso y preciso.