Para explicar el origen del dinero es necesario retroceder en la historia de la humanidad hasta el origen del comercio. Los primeros intercambios comerciales que se realizaron en la historia fueron trueques de bienes, o lo que es lo mismo, los comerciantes se intercambiaban sus bienes por otros bienes que les aportaban mayor utilidad. Así un pescador cambiaba su excedente de pescado por otros bienes que fabricaban, cazaban o recolectaban otros. Sin embargo, en ocasiones el pescador quería conseguir cierto bien, por ejemplo carne, y estaba dispuesto a dar pescado a cambio, pero no encontraba a nadie dispuesto a darle carne a cambio de pescado, por mucho pescado que ofreciera.
Ante esta situación, el pescador debía buscar un bien que satisficiera al carnicero y que a su vez pudiera conseguir a cambio de pescado. Esto significaba que para obtener un bien, el proceso para conseguirlo podría ser muy largo, lo cual dificultaba el intercambio. En el mercado existían bienes que poseían una capacidad de venta superior a la de otros bienes, o lo que es lo mismo, más líquidos. Por ello esos bienes líquidos eran demandados, no para consumir, sino para a su vez ser intercambiados por los bienes que realmente se necesitaban. Por ello el bien más liquido tenia una demanda no asociada a su consumo, sino a su valor como mercancía de intercambio, a esos bienes se les llamó dinero.
A lo largo de la historia hubo muchos bienes que fueron en algún momento dinero. Desde el ganado en las sociedades nómadas, pasando por el cacao en la América precolombina, hasta la sal y los esclavos en África. Para que un bien pueda intercambiarse con mucha fluidez debe cumplir ciertos requisitos:
· Transportable: su valor ha de ser alto en relación con su peso, para poder comerciar con lugares lejanos.
· Divisible: para facilitar las transacciones menores.
· Homogéneo: cada una de las partes en que se divida tenga el mismo valor.
· Duradero, para que mantenga su valor mientras lo tenemos almacenado.
· Difícil de falsificar
· Baja proporción entre la producción anual y el stock de existencias
No existía ningún bien que cumpliera estas condiciones tan bien como el oro. Por ello, surgió una gran demanda de oro por todas las partes del mundo para conservar el valor, convirtiéndose por ello en un patrón internacional de medio de pago y de unidad de cuenta.
Sin embargo, los Reyes y gobernantes intentaron conseguir el monopolio de su emisión. De esta forma comenzaron a acuñar monedas metálicas con sus símbolos. El valor de estas monedas se fijaba dependiendo del valor que en el mercado se otorgaba a los metales de los que estaban compuestas. Sin embargo, cuando el poder público se hizo con el monopolio de la emisión, pudo decretar a través de sus leyes el valor legal de esas monedas. Posteriormente los gobernantes podían cambiar la composición de las monedas cambiando la proporción de los metales utilizados para crear la moneda para reducir su valor real (Por ejemplo quitando oro y añadiendo bronce). La moneda entonces valía legalmente más que lo que valían los metales de que estaba compuesta. O lo que es lo mismo, el gobernante podía inflar el valor de la moneda.
Con el paso del tiempo cuando el mercado se daba cuenta del valor real de dichas monedas, la devaluaba hasta su valor real, o dicho de otra forma, exigía más monedas por una misma unidad de un bien concreto. Lo que antes se podía comprar con cierto número de monedas de oro, ahora se compraba con un número superior de monedas porque cada una de las nuevas monedas contenía menos oro. Lo que el mercado valoraba, no era la acuñación con los retratos de los gobernantes, sino la cantidad de oro de la que estaba compuesta la moneda.
Al exigir más monedas legales por bien, resultaba que los precios expresados en términos de esa moneda aumentaban, a este fenómeno más tarde se le llamó inflación.
Sin embargo, el oro tenía una desventaja considerable a la hora de utilizarse, su más que considerable peso. Por ello se crearon unos vales de papel, que otorgaban al portador la posesión de una cantidad concreta de oro depositada en el banco emisor. Así, un hombre podía comprar bienes en otros lugares del mundo, presentando vales por la cantidad de oro necesitada para la compra. Una multitud de bancos comerciales de todo el mundo emitían este tipo de vales de papel. De esta forma surgió el papel moneda que actualmente e utiliza.
Ante esta situación, el pescador debía buscar un bien que satisficiera al carnicero y que a su vez pudiera conseguir a cambio de pescado. Esto significaba que para obtener un bien, el proceso para conseguirlo podría ser muy largo, lo cual dificultaba el intercambio. En el mercado existían bienes que poseían una capacidad de venta superior a la de otros bienes, o lo que es lo mismo, más líquidos. Por ello esos bienes líquidos eran demandados, no para consumir, sino para a su vez ser intercambiados por los bienes que realmente se necesitaban. Por ello el bien más liquido tenia una demanda no asociada a su consumo, sino a su valor como mercancía de intercambio, a esos bienes se les llamó dinero.
A lo largo de la historia hubo muchos bienes que fueron en algún momento dinero. Desde el ganado en las sociedades nómadas, pasando por el cacao en la América precolombina, hasta la sal y los esclavos en África. Para que un bien pueda intercambiarse con mucha fluidez debe cumplir ciertos requisitos:
· Transportable: su valor ha de ser alto en relación con su peso, para poder comerciar con lugares lejanos.
· Divisible: para facilitar las transacciones menores.
· Homogéneo: cada una de las partes en que se divida tenga el mismo valor.
· Duradero, para que mantenga su valor mientras lo tenemos almacenado.
· Difícil de falsificar
· Baja proporción entre la producción anual y el stock de existencias
No existía ningún bien que cumpliera estas condiciones tan bien como el oro. Por ello, surgió una gran demanda de oro por todas las partes del mundo para conservar el valor, convirtiéndose por ello en un patrón internacional de medio de pago y de unidad de cuenta.
Sin embargo, los Reyes y gobernantes intentaron conseguir el monopolio de su emisión. De esta forma comenzaron a acuñar monedas metálicas con sus símbolos. El valor de estas monedas se fijaba dependiendo del valor que en el mercado se otorgaba a los metales de los que estaban compuestas. Sin embargo, cuando el poder público se hizo con el monopolio de la emisión, pudo decretar a través de sus leyes el valor legal de esas monedas. Posteriormente los gobernantes podían cambiar la composición de las monedas cambiando la proporción de los metales utilizados para crear la moneda para reducir su valor real (Por ejemplo quitando oro y añadiendo bronce). La moneda entonces valía legalmente más que lo que valían los metales de que estaba compuesta. O lo que es lo mismo, el gobernante podía inflar el valor de la moneda.
Con el paso del tiempo cuando el mercado se daba cuenta del valor real de dichas monedas, la devaluaba hasta su valor real, o dicho de otra forma, exigía más monedas por una misma unidad de un bien concreto. Lo que antes se podía comprar con cierto número de monedas de oro, ahora se compraba con un número superior de monedas porque cada una de las nuevas monedas contenía menos oro. Lo que el mercado valoraba, no era la acuñación con los retratos de los gobernantes, sino la cantidad de oro de la que estaba compuesta la moneda.
Al exigir más monedas legales por bien, resultaba que los precios expresados en términos de esa moneda aumentaban, a este fenómeno más tarde se le llamó inflación.
Sin embargo, el oro tenía una desventaja considerable a la hora de utilizarse, su más que considerable peso. Por ello se crearon unos vales de papel, que otorgaban al portador la posesión de una cantidad concreta de oro depositada en el banco emisor. Así, un hombre podía comprar bienes en otros lugares del mundo, presentando vales por la cantidad de oro necesitada para la compra. Una multitud de bancos comerciales de todo el mundo emitían este tipo de vales de papel. De esta forma surgió el papel moneda que actualmente e utiliza.
3