En Belfast, Irlanda del Norte, se ha celebrado la reunión de los países más ricos y Rusia, el grupo llamado G8. El tema central ha sido el terrorismo y la evasión fiscal que realizan las grandes multinacionales gracias a los paraísos fiscales. La reunión se ha celebrado en un lujoso y apartado hotel de Lough Herm, rodeado de verdes campos y al borde de un lago.
En este bonito lugar, Obama, Putin, Barroso y otros mandatarios han estado decidiendo sobre qué problemas y decisiones se habrán de tomar en el mundo. Unos 8.000 policías, drones y lanchas los protegían del mundo. Al igual que en la corte de Versalles donde el rey siempre salía con un pañuelo perfumado para tapar su nariz de los malos olores que emitían sus siervos, el cordón policial impidió oír cualquier reclamación de los ciudadanos de Belfast.
Pero la noticia está en Belfast, donde para asombro de sus ciudadanos, han visto convertida su ciudad en todo un escenario de estudio de película. Los locales cerrados se han convertido en bonitas tiendas o bares llenos de actividad gracias a unas cuantas pinceladas sobre sus fachadas y todo ello para dar una apariencia de ciudad prospera y feliz, coste unos dos millones y pico de euros en maquillaje.
¿Realmente nuestros lideres ven la realidad o solo esas pinceladas para ocultar la realidad? Fachadas pintadas con tiendas para levantar la economía.