Si yo mañana voy al casino y pierdo todo el dinero en la ruleta no me pongo a llorar porque tengo asumido a priori el alto riesgo que conlleva la apuesta. Pero si descubro que la ruleta está trucada, lo denunciaré, y eso no es llorar, eso es denunciar una manipulación delictiva que ha transgredido mis derechos.