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Un mundo sin calificadoras de riesgo (2)

"¿Qué pasaría si las calificadoras de riesgo dejaran de existir? Es una pregunta que aún pocos nos hacemos hoy en día, pero que nos lleva a reflexiones interesantísimas." Así comenzaba el artículo que publicamos hace más de año y medio. Lamentablemente hoy es un debate que ocupa las portadas de los medios por motivos muy tristes, ya que se cuestiona el rol de las calificadoras única y exclusivamente porque han rebajado el rating de Portugal. O sea porque sus calificaciones nos escuecen a los aún miembros de la Eurozona. Os dejamos releer aquel breve artículo del 16 de Diciembre de 2009, parece que fue ayer, y después haremos varias reflexiones al respecto.
 

 

"En primer lugar hay que decir que si no hubieran existido las calificadoras de riesgo, difícilmente se habría podido abusar de la colocación de las titulaciones de todo tipo de deuda a nivel global. Y eso es algo que nos habría evitado en gran medida la viralidad de los activos tóxicos que han infectado todo el sistema financiero y también el bolsillo de infinidad de inversorese e inversópatas (interesante releer el artículo "Financos e Inversópatas: Un cóctel explosivo" escrito hace 2 años y medio -hoy más de cuatro- justo antes del inicio del colapso financiero).

De hecho la banca de inversión, esa que el pasado año -3- se ha extinguido tan traumáticamente como los dinosaurios, prescindió de sus propios analistas de riesgos en las últimas décadas. Y lo hizo para ahorrar costes confiando ciegamente en los ratings otorgados por empresas presuntamente especializadas: Las calificadoras de riesgo (delincuentes dignos de juzgado de guardia). Craso error que nos ha arrojado al vacío sistémico que se está rellenando a base de más deuda. Aún hoy se analizan los riesgos de las inversiones sobre apoyos ciegos en calificadoras y en departamentos, presuntamente especializados, que no son más que un dominó de mediocridad analítica, sobre el cual se pseudo-asientan los cimientos del sistema. Los folletos de más de medio universo de IICs limitan su tipología de inversión mediante calificaciones crediticias. También las normativas reguladoras de cada país condicionan los criterios de inversión de estos instrumentos más allá de lo deseable, pero ese es otro tipo de deficiencia, como ya dijimos en el polémico artículo "La insoportable levedad del Gestor". Pero un downgrade del rating de solvencia, como el sufrido por Grecia -hoy también Portugal- o el inminente de España, supone aún la diferencia en la mediocre percepción del riesgo por parte del mercado. Y eso es lamentable, dados los antecedentes de absoluta falta de fiabilidad de las calificadoras de riesgo.

 

 

Triste espectáculo el de los downgrades de Dubái a toro pasado, el del mantenimiento de la AA+ de la deuda soberana española, o la barrera política e inconfesable de lo que se considera grado de inversión o no. Y es que estamos asistiéndo atónitos a calificaciones creditícias demenciales. Pero lo más curioso es que muchos gestores (y por supuesto inversores), a pesar de que ya algunos critican los criterios de calificación, siguen guiándose por ellos. Es lo más fácil, cómodo y "práctico" para huír de la responsabilidad de analizar el riesgo para uno mismo o para los clientes. Y así siguen la mayoría, inmersos en el mar de mediocridad y prostitución de las calificadoras de riesgo.

 

 

Por tanto nuestra reflexión, y nuestra praxis desde hace ya mucho tiempo, nos lleva a obviar a las calificadoras. Probad a vivir ignorando el pésimo trabajo de estas empresas. Eso os obligará a analizar más y a asumir más responsabilidad con uno mismo y/o hacia los demás. Pero viviréis mejor, sin duda."

 

 

De rabiosa y lamentable actualidad este artículo escrito a finales de 2009, desde luego. Hoy el debate sobre la inconveniencia de las calificaciones crediticias está sobre la mesa debido al escozor que la Eurozona siente con el downgrade de Portugal. Nada más. Desgraciadamente no se está cuestionando la conveniencia de tener o no unas empresas privadas que nos cuantifiquen algo tan complejo y subjetivo como el riesgo, no. Tan sólo se plantea crear otra calificadora, esta vez europea o no norteamericana, que sea más benévola con la crítica situación de quiebra periférica europea. Se reclama políticamente desde Europa la creación de más calificaciones tan fraudulentas, corruptas y prostituídas como las americanas, pero esta vez de un color que nos favorezca. Se esgrimen razonamientos nacionalistas, de estabilidad financiera, de falta de diversificación, etc. Pero en ningún caso, lamentablemente, se cuestiona la validez ni la existencia de las calificadoras como tal.

Recordemos que actualmente las empresas de calificación de riesgos no están registradas como tales, ni siquiera como auditoras. Sus calificaciones, que sirven de guía ciega para todo el Sistema financiero global, legalmente no son más que opiniones periodísticas. Es decir, que no tienen mayor peso legal que cualquier opinión de un simple columnista. Y por lo tanto, sus responsabilidades legales ante calificaciones tan incompetentes y/o prostituídas como las sufridas en los pasados 4 años, son nulas. El absurdo es de tal calado que los fundamentos del Sistema se asientan despreocupada y temerariamente en meras "opiniones periodísticas" desde el punto de vista legal, que se han venido demostrando puros trileros desde la crisis sub-prime. Y no seré yo quien abogue por elevar las calificaciones crediticias a la altura de leyes universales, que es como son percibidas y tomadas por la mayoría del Sistema financiero mundiala, no, ni siquiera las elevaría a nivel de simples auditorías. El camino que debemos seguir es muy otro.

¿Acaso nos parece lógico que algo tan complejo como la cuantificación del Riesgo se pueda reducir de forma universal a un simplista y primitivo código de A, B o C? La medida del riesgo en el mundo financiero es y debe ser un complejísimo Arte. Y sin embargo las calificadoras, en un alarde de afinación, se limitan a añadir a las primitivas A, B y C otras secundarias a, b y c o numeritos como el 1, 2 o 3, y demás simbolitos que no hacen más que matizar la aberración de la mediocridad. Que ese código suministrado por "opiniones periodísticas" rija el concepto y el Arte de la medición del Riesgo del Sistema en su globalidad es demencial. Y lo peor es que no nos damos cuenta del surrealismo en el que vivimos.

La pregunta que cabe hacerse es, como diría el Portugués universal (y no me refiero a Durao Barroso), ¿por qué?. ¿Cómo es posible que el Sistema en mayúsculas se apoye en calificaciones de riesgo que pretenden simplificar a un puñado de letras y numeritos la complejidad de la vida misma, del riesgo, de la predicción nada menos que de los sucesos futuros? La respuesta es que es más barato e infinitamente más cómodo que otros con prestigio midan el riesgo por nosotros. Ahorra costes de análisis (a priori), simplifica el trabajo y, lo más importante si cabe, exime de responsabilidad. Y todos debemos reconocer que estos tres argumentos que acabo de citar son demasiado tentadores para la mayoría de la especie humana, sobre todo para el mundo financiero, donde debemos incluír asesores, gestores, inversores, etc. Y si luego algo sale mal, blame it on the boogie! Porque el ser humano, por naturaleza, siempre tiende (salvo honrosas excepciones que acaban brillando muy por encima de los demás) a eximirse de toda responsabilidad, culpando de sus desgracias a terceros. Por eso, y también por la maleabilidad (sustantivo del verbo malear...) de las calificadoras de riesgo, éstas  han sido beatificadas por gobiernos y manos fuertes, con el beneplácito del resto de mortales relacionados con el Sistema financiero, incluídos inversores y ahorradores.

Hace años que los ratings dejaron de tener sentido en nuestros análisis como family office. Es cierto que nadamos a contracorriente y que a menudo chocamos contra limitaciones y coeficientes que están basados en esas opiniones periodísticas elevadas a categoría de dogmas de fe por todas las entidades financieras. Es una lucha desesperante y permanente contra muros de mediocridad. Pero como dijo Warren Buffett, cuando se retira la marea es cuando se ve quien nadaba desnudo. Y la marea se comenzó a retirar ya en el verano de 2007. Es más, posiblemente en este New Normal no volvamos a disponer de mareas que cubran nuestras vergüenzas.

Muchos parecen preferir tomarse la píldora azul y reclamar la creación de una agencia europea que califique a martillazos aquello que nos convenga. Y quizá así sus alucinaciones les hagan creer que, como venía sucediendo en el Old Normal, la marea sube y les cubre sus miserias. Quizá cuando les llegue el agua al cuello se den cuenta de que debieron tomar la píldora roja, y que jamás debieron permitir que otros cuantificasen el riesgo asumido por ellos.

Os dejo finalmente con el slogan publicitario de Standar & Poors, que no tiene desperdicio, atención a las palabras en negrita:

“Standard & Poor’s is the world’s foremost provider of independent credit ratings, indices, risk evaluation, investment research and data. We supply investors with the independent benchmarks they need to feel more confident about their investment and financial decisions.”

Standard & Poor’s.

 

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  1. en respuesta a Comstar
    -
    #12
    16/12/12 22:27

    Gran verdad. Ademas ganarian muchos enteros ciertos paises.

  2. en respuesta a Franlodo
    -
    #11
    Franlodo
    12/07/11 16:31

    Y puestos a especular ... ¿no podría ser que también a los paises ricos de la eurozona (Francia y Alemania) les interese debilitar o mantener inestables a los periféricos, para poder imponer la política económica única europea y por supuesto ser ellos los que lleven la iniciativa?

    Demasiados intereses hay en fastidiar a los pobres PIIGS .... aparte de que ellos mismos se pusieran la soga.

  3. en respuesta a Gurús Mundi
    -
    #10
    Franlodo
    12/07/11 13:29

    No es cuestión de donde sean, es donde les interesa más estar. Actualmente la potencia son los EEUU y la moneda que manda es el dólar, así que harán todo lo posible para ir con el primo de zumosol ... aunque esté enfermo y empieze a encorvarse.

    La periferia europea está bastante mal, pero mejor que muchos estados americanos, así que no tengo muy claro si la hemos perdidos o si todavía está en juego.

  4. en respuesta a Franlodo
    -
    #9
    12/07/11 11:46

    Bueno, tampoco están tan claros los intereses pro-norteamericanos y anti-europeos. La mismísima Fitch es de propiedad francesa...
    http://www.gurusblog.com/archives/las-diabolicas-agencias-de-rating/10/07/2011/

    La guerra por la supremacía mundial la perdimos hace ya algunos años, cuando la periferia comenzó a inocular la improductividad, incompetitividad y sebreendeudamiento en el corazón de la Eurozona.

    Salud y €

  5. #8
    Franlodo
    12/07/11 11:33

    Partiendo de la base que estoy de acuerdo con la mayoría de vuestro artículo, también quiero decir que las agencias, al ser norteamericanas, barren para su casa.

    Si que soy de los que piensan que las agencias de rating se están usando para torpedear a la UE, y si no ¿qué diferencia había con la deuda portuguesa un mes antes de bajarles el rating?¿porqué se esperaron a que se cerrara (en falso, bajo mi punto de vista) el tema griego y que el euro se apreciara para bajar la calificación?

    Tampoco creo que crear agencias europeas sea la solución, porque ,como bien decís, sería poner las calificaciones por interés político y no con medios objetivos.

    Las agencias han sido muy buenas mientras nos han favorecido tapando nuestras vergüenzas, pero como ahora tienen que tapar otras, las demonizamos.

    Seguimos en la guerra por la supremacía mundial.

  6. en respuesta a PNeoliberales
    -
    #7
    12/07/11 09:58

    Un artículo visionario en pleno torbellino financiero, enhorabuena PNeoliberales. Quizá este enlace de FundsPeople sea un ejemplo de solución alternativa a la fe ciega en las calificadoras de riesgos. Y como ésta, hay que tener otras muchas y diversas opciones, especialmente las propias internas si se trata de entidades financieras, asesores o gestoras con cierto volumen. De haber sido así, otro gallo cantaría.

    http://www.fundspeople.com/ampliado/27822/BlackRock-Solutions-ofrece-sus-servicios-de-valoracion-independiente-de-activos-a-entidades-espanolas

    Salud y €

  7. en respuesta a Darkguad
    -
    #6
    12/07/11 00:18

    El poder de una calificadora aumenta a medida que lo que califica es más opaco. Un MBS tenía calificación AAA y te lo tenía que creer ya que no tenías acceso a la información de lo que estaba contenido en el MBS. Si por el contrario Moody's le pone a un bono de GE calificación "C", pues eso más que hundir a GE hundiría a Moody's (bueno, visto lo visto estas sí que son inundibles, que se aparte el Titanic).

    Un mundo sin calificadoras no sólo es posible, sería mucho mejor y ya abogaba por su desaparición hace 3 años...
    http://pensamientosneoliberales.blogspot.com/2008/09/con-sello-de-garanta-y-otras-falacias.html

  8. en respuesta a Gurús Mundi
    -
    #5
    11/07/11 13:14

    Lo que ha ocurrido normalmente es que las calificaciones de riesgo eran profecías autocumplidas, es decir, por el mero hecho de calificar un activo como A, dicho activo tenía una ventaja competitiva con respecto al resto de títulos independientemente de sus fundamentales. Del mismo modo una calificación C hunde al más pintado: hay multitud de fondos que en su política de inversión sólo tienen en cuenta activos con la "máxima calidad crediticia", con lo que una mala evaluación deja directamente al margen del mercado al resto.

    En este contexto, lo lógico era subirse al carro y seguir el dictado borreguil, porque, al margen de que fuera más o menos acertada, la propia calificación por sí misma le daba solidez a las inversiones y maricón el último. Cualquier especulador avispado que dijera "¿pero por qué no compráis estos bonos C, no véis que son seguros y rentables?" se iba a encontrar con la triste gracia de que no iba a encontrar a nadie a quién venderle su paquete porque la C estigmatizaba. No importa que compres una mierda pinchada en un palo, lo único que importa es que seas capaz de venderla antes de que el mercado se dé cuenta de que es una mierda. Todo el mundo habla de la ruina de las subprime; pero la ruina es sólo para el último tenedor. Los intermediarios que han sido capaces de soltar lastre se han forrado. Afortunadamente, como la avaricia es infinita, es raro el que se ha conformado con unas pocas operaciones exitosas y le haya pillado la crisis con la cartera limpia de polvo y paja.

    Y ésta es la gran mentira del sistema, que por motivos espurios funcionaba y se retroalimentaba.

    Y parece que así va a seguir siendo. El patético ejemplo lo tenemos con nuestra deuda o la portuguesa, al día siguiente de que Moody's rebaje la calificación tenemos que subir la prima de riesgo (esto sí que hace pupa y no los coches de los ministros o los sueldos de los diputados). Y encima tienes a un Nostradamus en Moody's riéndose y diciendo "¿ves?, ya lo decía yo".

  9. en respuesta a Darkguad
    -
    #4
    11/07/11 10:29

    También hay demanda de análisis de riesgo ante solicitudes de hipotecas, y sin embargo (o con él:) cada entidad financiera analiza internamente los riesgos de los préstamos que otorga. No se confía en calificadoras de riesgos hipotecarios externas que pongan su sello A, B o C. ¿Será porque lo que está en juego no es el rendimiento del dinero de los Clientes sino el propio balance del banco? Quizá sí. Pero lo que está claro es que cuantos más análisis de riesgos propios existan, y menos se confíe ciegamente en 4 calificadoras globales, mejor. Pero claro, eso es más caro e implica responsabilizarse de los propios errores. Y a eso no están dispuestas la mayoría de entidades financieras, y menos por el buen fin de unas inversiones que en su mayoría no son del banco sino de los clientes. La mediocridad y el miedo a no salir en la foto por haberse movido, hacen el resto.

    Salud y €.

  10. #3
    11/07/11 10:11

    El problema no es de las agencias calificadoras; no es posible un mundo sin estas agencias ya que ofrecen un servicio demandado; si el trabajo de analizar qué inversiones son mejores no lo hacen unos lo harán otros. El problema es la credibilidad que se le da a los edictos de una elite caprichosa, y éste es el verdadero eslabón débil de la cadena; después de la experiencia subprime los inversores deberían haber cambiado sus criterios de inversión, relativizando y relajando los requisitos de los activos financieros. Y las agencias deberían ser más transparentes, objetivas e independientes. Pero repito, dudo que la culpa sea de estas empresas que siguen una lógica mercantilista; de acuerdo con la analogía de la prostitución, quién es más culpable, ¿la puta que se vende por dinero o el cliente que paga por la mercancía? Para mí es bastante más culpable el que se deja guiar por el demonio que el propio demonio, que no puede escapar de su esencia maligna.

    Es por este motivo, la credibildad, por lo que no tiene ningún sentido crear una agencia de calificación europea para "defenderse" de las americanas. Si ya de por sí estas empresas tienen poca credibildad, crear agencias europeas "ad hoc" para inflar por sistema las valoraciones europeas es el colmo de la falta de independencia. ¿Alguien podría tomarse en serio a una agencia creada por Portugal para calificar la deuda portuguesa? Pues ocurre que sí, que cenutrios cegados por la experiencia de que basta con obtener una triple A para, de forma autoprofética, dotar de solidez a cualquier activo, están convencidos de que si se inventan una agencia propia que reparta Aes a los afines inmediatamente lloverá el maná de los mercados. Y lo peor es que probablemente tengan razón.

  11. Top 100
    #2
    11/07/11 06:45

    Sin agencias calificadoras el mundo sería más transparente.

  12. #1
    11/07/11 00:03

    Las voces que suenan para crear unas agencias de rating a la europea son para defenderse del daño que puedan hacer estas agencias a la credibilidad de los gobiernos europeaos. Es una visión en clave de choque EEUU - Europa. Hay gente que considera que poderes fácticos americanos están castigando a la eurozona para desviar la atención de los problemas del mundo financiero americano, ir de compras por Europa después de rebajar precios, etc.

    Pero lo cierto es que estoy más de acuerdo contigo: suponiendo que funcionara el crear agencias de ese tipo en Europa que pusieran a parir a entidades americanas y convirtieran las finanzas mundiales en un programa rosa en que sólo faltara Belén Esteban, el problema sería que los otros "damnificados" serían los inversores europeos: en USA la broma de las agencias de rating ha supuesto muchos, muchos (muchísimos) miles de millones de dólares (la crisis de Lehman, donde le mantuvieron la AAA hasta la tarde de antes, como botón de muestra); ¿queremos arriesgarnos a tener la misma canción en Europa?

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