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cfds

Imaginemos que quisiéramos invertir al alza en una acción española. A nuestro bróker le mandaríamos la orden de que nos comprara la acción “x” a un precio”y”. La única diferencia entre los CFD y la contratación normal es que con los CFD no necesitaríamos adquirir los títulos sino comprar un CFD.

Si acertamos recibiremos el diferencial ganado, y si fallamos tendremos que pagarlo, pero no es necesario que poseamos físicamente las acciones para poder obtener en nuestra cuenta el efecto de su movimiento en el mercado.

Por consiguiente, un CFD es un contrato entre dos partes para intercambiar la diferencia entre el precio de compra y el de venta de acciones u otros productos.

Los CFDs no requieren el desembolso íntegro del nominal de la operación, funcionan mediante un sencillo sistema de garantías, que nos abre más posibilidades en nuestra operativa bursátil, sobre todo para el trading intradiario.
 

Negociar con CFD 

Los contratos por diferencia pueden ser usados para negociar muchos activos y valores, incluidos los fondos cotizados en bolsa (ETF). Además, los comerciantes los utilizarán para especular sobre los movimientos de precios en los contratos de futuros de productos básicos (petróleo crudo y el maíz). Debes saber que los contratos de futuros son acuerdos o contratos estandarizados con obligaciones para comprar o vender un activo en particular a un precio ya establecido y con una fecha de vencimiento futura.
 
Ahora bien, a pesar de que los CFD permiten a los inversores negociar los movimientos de precios de los futuros, estos no son contratos de futuros en sí mismos, pues los CFD no tienen fechas de vencimiento que contengan precios preestablecidos, pero si se negocian como otros valores con precios de compra y venta.
 
Adicionalmente, estos contratos por diferencia se negocian en el mercado extrabursátil (OTC) por medio de una red de corredores que organizan la oferta y la demanda del mercado de CFD y proceden a fijar los precios. Es decir, estos contratos no se negocian en las principales bolsas, como la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), sino que es un contrato negociable entre un cliente y el bróker; los cuales intercambian la diferencia entre el precio inicial de la operación y su valor cuando la operación se revierte o revierte.
 

Un poco de historia sobre CFDs

Los CFDs fueron creados hace años por los Hedge Funds para tener acceso a la negociación de operaciones con mucho apalancamiento. Se trata de un producto que se ha ofrecido tardíamente al pequeño inversor, y que en España solo se ha distribuido hasta ahora a grandes clientes. Nadie había trasladado sus beneficios al sector de particulares. 

Sin embargo, en el Reino Unido, donde la distribución al cliente particular ya lleva funcionando desde hace 4-5 años, su popularidad hoy es incuestionable. Valgan estos datos referidos a la Bolsa de Londres como ilustración:

  1. La contratación de CFDs ha crecido en los últimos años un 57% anual.
  2. Un 35% de la contratación total actual de la Bolsa de Londres tiene su origen en contratos de CFDs, siendo el pequeño inversor protagonista de un 20% de los CFDs transaccionados.

¿Cómo funcionan los CFDs?

El emisor de los CFDs (o sea, el intermediario financiero) está pagando a la Bolsa el importe íntegro de la compra de acciones, y en el mismo momento en el que realiza la compra emite un contrato CFD a favor del inversor. Con ello está convirtiendo el movimiento de la acción en liquidaciones diarias por diferencias en su cuenta.

Si al final de la sesión el inversor no vende su CFD, el intermediario financiero le aplicará una tasa de interés que generalmente, suele ser (Euribor + un diferencial) / 365. Como el intermediario es quien posee realmente las acciones, es un dinero que tiene inmovilizado y no puede obtener ningún rendimiento, por ese motivo por cada día que el inversor no venda su CFD se le aplicarán estos intereses.

👉 Para más información consulta nuestra guía: CFD Trading
 

Spread y comisión de los CFDs

Los precios de los CFD se cotizan en así: 
 
  • El precio de compra es el precio al que puede abrir un CFD largo.
 
  • El precio de venta (o precio de oferta) es el precio al que puede abrir un CFD corto. 
 
 
Ahora bien, los precios de venta siempre serán un poco inferiores al precio de mercado actual, y los precios de compra serán ligeramente superiores. La diferencia entre los dos precios se denomina diferencial.

Existen dos tipos de CFD:

  • CFD con horquilla de contratación fijada por el emisor. El emisor fija la horquilla de precios de compra-venta y el cliente la tiene que aceptar si quiere abrir una posición. No hay profundidad de mercado, sólo un precio de oferta y un precio de demanda con un diferencial entre ambos siempre superior al de la Bolsa. El emisor obtiene su beneficio del diferencial entre el precio de su horquilla y el precio real de la Bolsa con el que puede cubrirse instantáneamente. El inversor paga más que en Bolsa si quiere comprar, y obtiene menos si quiere vender. En la mayor parte de los casos los brokers que ofrecen este tipo de CFDs dan un mensaje engañoso diciendo que no cobran comisiones. Es cierto, pero porque obtienen su beneficio con los precios de ejecución.

  • CFD con acceso directo al mercado (transparente). Una operación de este tipo provoca una operación real en la Bolsa y la profundidad de mercado que se utiliza para contratar, es la misma que para la negociación en acciones, el libro de órdenes de Bolsa. El inversor puede ver sus órdenes y ejecuciones en el ticker de la Bolsa. Al introducir una orden de CFD, esta irá directamente al mercado a nombre del emisor, que convierte la operación en liquidaciones por diferencias.


Veamos estos dos tipos de CFD con un ejemplo práctico, para que el inversor a la hora de contratar este producto pueda discernir hasta qué punto uno es más beneficioso que el otro. Para no complicar demasiado el ejemplo situaremos nuestra operación en una operación de compra de acciones con la esperanza de que subirá a corto plazo.

Imaginemos que queremos contratar un CFD sobre 100 acciones de Acciona que cotizan a 197 euros y que después las vendemos cuando cotizan a 202 euros.
 
 Las dos posibilidades de contratación explicadas antes nos dan resultados diferentes:

  • El primer intermediario no cobra comisiones, pero aplica una horquilla con un precio más alto de compra y uno más bajo de venta. Compramos a 197,50 euros cada acción y las venderíamos a 201,50. Tenemos unos beneficios netos de 400 euros.
  • El otro intermediario ofrece acceso directo al mercado y nos aplica unas comisiones de compra y de venta (0,2% del importe). Por tanto, compramos a precio de mercado de 197 euros y las venderíamos a 202 euros. Esto nos da unos beneficios brutos de 500 euros (20.200-19.700). Ahora debemos restar las comisiones y obtener el beneficio neto. La comisión de compra seria de 39,40 euros, mientras que la comisión de venta sería de 40,40 euros. Luego restando obtendríamos unas ganancias netas de 420,20 euros.

En este caso concreto observamos que es mejor operar a través del segundo intermediario. Pero no siempre una opción es mejor que la otra. Hay que analizar las circunstancias concretas de cada oferta y cuál puede ser más beneficiosa para el inversor.
 
Por ejemplo, ¿qué pasaría si en vez de una comisión del 0,2% nos aplicaran una del 0,5%? Con los datos anteriores, pagaríamos una comisión de compra de 98,5 euros. Mientras que la comisión de venta seria de 101 euros. Por consiguiente, las ganancias netas serían sólo de 300,50 euros. En este segundo caso la oferta del primer intermediario sería mucho mejor para nosotros.
 
En estos ejemplos no se mencionan los intereses diarios que se liquidan al mantener una posición abierta, esto será explicado más adelante.

¿Tiene vencimiento un CFD?


  • Los CFDs no tienen vencimiento, a diferencia de lo que sucede con los futuros sobre acciones o con la operativa de crédito al mercado. La ausencia de vencimiento simplifica la operativa por los siguientes motivos:
  • El precio del CFD no se ve influido por el cálculo del valor a vencimiento, como en el caso de un contrato de futuros. El precio es el mismo que el de la acción, durante toda la vida de la operación.
  • No es necesario por tanto “rolar” posiciones de un vencimiento a otro en caso de que se quiera tener abierta una posición estable.

¿Cómo se resuelve el reparto de dividendos o una emisión de derechos en una ampliación de capital?


Si hay un reparto de dividendo, este se le entrega en efectivo en el momento del reparto al inversor. Pero los dividendos que se le abonan al inversor son unos dividendos netos (menos el 18% de retención, aunque dicha retención no se abona a hacienda). 

Por este motivo, los ingresos por dividendos del inversor son menores al 18% puesto que a final de año a hacienda se le deberá abonar la retención pertinente por importe de ese dividendo neto que el intermediario ha cargado en nuestra cuenta.

Pongamos un ejemplo. Si un inversor cobra 100€ de dividendo bruto en acciones que posee, hacienda le retendría 18€ y, por tanto, cobraría 82€. Con los CFDs, el inversor cobraría los 82€, pero el emisor no entrega los 18€ a Hacienda, así que luego al hacer la declaración de la renta habría que abonar la retención a Hacienda, es decir el 18% de los 82 euros que el inversor ha cobrado: 67,24 euros.
 
Si hay una emisión de derechos, se le entrega en efectivo el valor teórico del derecho en el momento de la emisión. No se cobra comisión por estas operaciones, puesto que lo que se paga es una retención que supuestamente va a hacienda. En el caso de que su posición es vendida, la liquidación es la opuesta para que el efecto económico del hecho relevante siga siendo neutral.
  

¿Cuáles son las ventajas de los CFDs?

Las principales ventajas que se pueden encontrar en la operativa con los CFDs son cinco:

  1. Permiten apalancamiento, lo que permite obtener mucha más rentabilidad a sus inversiones en bolsa. Al operar con CFDs no es necesario desembolsar el valor íntegro de las acciones que se están comprando o vendiendo, sino únicamente el importe exigido como garantía. Generalmente los CFDs requieren un 10% del valor efectivo de la operación como depósito de garantía (ratio de apalancamiento de 10 a 1). Pero ojo, es MUY importante tener en cuenta que en caso de operar con un producto apalancado el ratio de apalancamiento se obtiene igualmente con las pérdidas en caso de que el resultado de la operación sea negativo. La utilización de estos productos sólo es apta para inversores que tengan un profundo conocimiento del funcionamiento de los mercados y de los riesgos que conlleva esta operativa.
  2. Tienen la misma liquidez que las acciones puesto que las operaciones de compra-venta se realizan sobre las horquillas del contado.
  3. Al igual que los futuros tienen liquidaciones diarias. Una liquidación diaria significa que al cierre de cada sesión se la abonarán o cargarán en su cuenta los beneficios o pérdidas de su posición abierta. Por decirlo de otra manera nos "pondremos al día" con el precio de cierre oficial del mercado.
  4. Se pueden abrir posiciones cortas, obteniendo de este modo beneficios en las tendencias bajistas del mercado.
  5. No tienen vencimientos, por lo tanto, no necesita renovaciones para mantener su inversión.

 ¿Cuáles son los inconvenientes de los CFDs?

El apalancamiento y las liquidaciones diarias son armas de doble filo. Ante una bajada repentina de las bolsas puede provocar que al habernos apalancado debamos pagar mucho más dinero del que en realidad tenemos provocando que debamos asumir unos costes que nuestro bolsillo no se puede permitir. O puede provocar que el inversor se quede sin liquidez, por tanto, le obligarían a salir del mercado y seguramente en el peor momento. Además, sin ninguna posibilidad de poder permanecer hasta que sus acciones volvieran a subir.
 
Otro de los inconvenientes son los intereses diarios que hay que pagar por mantener abierta nuestra posición. Esto puede provocar que los intereses sean mayores que las ganancias o sean muy similares, provocando de esta manera, que nuestra inversión neta sea inferior a la esperada.
 
Como consejo final resaltar que este tipo de producto es un derivado y está indicado para inversores que tengan un profundo conocimiento del mercado, puesto que si la compra o venta sale mal el inversor puede llegar a perder mucho dinero.
 
Finalmente, es importante que sepas que algunos corredores te permiten operar con CFD sin apalancamiento y la cantidad de apalancamiento que se ofrece depende de varios factores, incluida la volatilidad y la liquidez del mercado subyacente, así como la ley del país en el que opera.

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cfds, Alejandro Borja, 28 de junio del '23, Rankia.com

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